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El Parlamento gallego deja de borrar de sus actas las palabras contra el “decoro”

El presidente del Parlamento gallego (derecha) consulta un documento junto al letrado mayor de la Cámara

David Lombao

El Reglamento del Parlamento de Galicia da la Presidencia de la institución la facultad de llamar al orden a sus miembros cuando “profieran palabras o viertan conceptos ofensivos al decoro de la Cámara, de sus miembros, de las instituciones del Estado y de Galicia o de cualquier otra persona o entidad”. Esta norma, de redacción abierta, deja en las manos de quien preside cada sesión plenaria -por norma general, el titular de la Presidencia, actualmente Miguel Santalices (PP)- la decisión de determinar si una palabra o frase ofende o no, si va contra el decoro o lo respeta. Esas expresiones acaban de dejar de ser borradas de la historia parlamentaria gallega.

Cuando la Presidencia interpreta que el “decoro” ha sido transgredido el Reglamento le da en su artículo 106.3 la facultad de “requerir al diputado u orador para que retire las ofensas proferidas”. Si la persona en el uso de la palabra se niega a hacerlo el presidente puede llamarla al orden formalmente, un apercibimiento que, si es repetido tres veces, puede acabar en expulsión del pleno. Ese mismo artículo otorga al presidente una función más: la llamada al orden implica la retirada de la expresión en cuestión y además puede ordenar que esas palabras “no consten en el Diario de Sesiones”, documento oficial al que el mismo Reglamento da la función de “reproducir íntegramente, dejando constancia de los incidentes producidos, todas las intervenciones y acuerdos”.

Nos últimos años la orden de que las palabras retiradas “no consten” ha venido siendo literal. Así, quien recorra los Diarios de Sesiones de las últimas legislaturas afectados por este precepto quedará sin saber, por ejemplo, que desde las bancadas de la oposición se dirigieron al PP expresiones como “clan”, “corrupto”, “machista” o “este tío”, que un diputado calificó los recortes sociales como “saqueo al pueblo gallego” o que un miembro de la Cámara se dirigió a otro como “mentiroso”. Pero esa práctica acaba de cambiar.

Fuentes parlamentarias consultadas por Praza.gal confirman que un problema para transcribir un debate celebrado hace unas semanas -paso previo a su plasmación en el Diario de Sesiones- propició que el departamento de la Cámara que se encarga de esta labor, el Servicio de Publicaciones, propusiera un cambio de criterio. Tras investigar la manera de proceder de otros parlamentos consideraron más adecuado que las palabras retiradas por ir contra el “decoro” fueran igualmente transcritas, pero señalando que fueron objeto de una retirada y distinguiéndolas gráficamente mediante corchetes y letra cursiva . La propuesta fue trasladada a la Presidencia que, confirman las fuentes consultadas, dio su visto bueno.

El nuevo sistema ya está aplicándose, como puede observarse en alguno de los últimos ejemplares del Diario de Sesiones. Es el caso del correspondiente al pasado 24 de octubre, cuando el presidente Santalices dio orden de retirar las expresiones lanzadas por el diputado del PP Moises Blanco, quien en el marco de un debate sobre política forestal consideró que “algunos responsables políticos” de la oposición “podría parecer” que “estuvieran deseando” que se produzcan incendios forestales. La acusación fue transcrita y así podrá ser recuperada en el futuro, pero figura destacada tipográficamente y con la advertencia de que se trata de una “Expresión retirada del Diario de Sesiones por el señor presidente al amparo del artículo 106.3 del Reglamento”. El Diario de Sesiones recupera, de este modo, íntegramente su función.

Esta manera de transcribir expresiones retiradas junto con la advertencia de que esto ha sucedido es muy semejante a lo que también se aplica en el Congreso de los Diputados. Así, por ejemplo, cuando el pasado miércoles la presidenta de la Cámara Baja, Ana Pastor, ordenó la retirada de algunas de las palabras del diputado de ERC Gabriel Rufián, esto no implicó que no consten en el Diario de Sesiones correspondiente a ese pleno. Las palabras reprobadas -“fascistas” y “golpistas”- figuran en la transcripción, pero con cursiva y corchetes y, en este caso, con una nota al pie que indica la retirada.

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