La pobreza avanzó en Galicia en el año de la pandemia. Un 22,1% de los gallegos vivía por debajo del umbral de la pobreza, es decir, más de uno de cada cinco. El porcentaje es 2,1 puntos superior al del año previo y se sitúa por primera vez desde 2009 por encima de la media estatal, del 21%. Los datos los recopila la Rede Galega contra a Pobreza (EAPN, por las siglas en inglés) en su informe sobre la situación de los ciudadanos más vulnerables económicamente. En sus conclusiones destaca el aumento de personas en una situación considerada “severa”. Son el 9,4%, casi uno de cada diez, frente al 7,9% de 2019.
Los datos absolutos muestran que 598.000 gallegos viven en situación de pobreza relativa. Son aquellas personas que disponen de menos de 802 euros al mes para un hogar unipersonal o de 1.685 para uno compuesto por dos adultos y dos menores. Los cálculos tienen en cuenta la mediana de las rentas medias en el entorno que se analiza. Cuando los ingresos están por debajo de 535 euros al mes para una persona o de 1.123 euros para dos adultos y dos menores, se considera que la pobreza es severa. En esta situación están 253.000 personas en la comunidad.
La Rede Galega contra a Pobreza apunta al efecto de la crisis económica derivada de la pandemia, que ha “agravado la tendencia negativa del año anterior”, pero avisa de que la población gallega más vulnerable ya estaba antes de la irrupción de la COVID-19 “en una situación de fragilidad”. La presidenta de la entidad, Eloína Injerto, expone que las cifras ya eran altas, pero ahora “el impacto de un año ha sido como el de seis después de la crisis”. “Es una emergencia”, recalca.
Para Injerto, las medidas que se estaban tomando contra la pobreza antes de la pandemia no estaban siendo suficientes. Aunque cree que la crisis generada desde 2020 ha contribuido a acelerar la implantación de algunos recursos, avisa de que será necesario extender algunas de las medidas adoptadas y ampliarlas. Insiste en que, aunque se mejoren los ingresos, las dificultades para acceder a la vivienda hacen que esta “absorba toda la renta” y pide tomar medidas en este ámbito. Esto está llevando a los hogares a tener que elegir, por ejemplo, entre poner la calefacción o comer carne, señala. La situación se ha deteriorado más para las mujeres con menores a su cargo y las personas migrantes de fuera de la Unión Europea.
El informe pone el foco sobre la situación de los mayores de 65 años. Unas 404.000 personas -71.0000 más que el año anterior- perciben unas pensiones que están por debajo del umbral de la pobreza. Son el 52,8% de los pensionistas de Galicia, lo que deja a la comunidad como la que tiene un porcentaje más alto de mayores cuyos ingresos no llegan al mínimo de referencia para considerar que no son pobres.
La EAPN recalca que el 22,1% están incluso dentro de lo que se considera pobreza severa y apunta al impacto sobre las mujeres: si se tienen en cuenta solo las pensiones de viudedad, que reciben muy mayoritariamente mujeres-, el 67,8% están por debajo del umbral de la pobreza relativa y el 39,2% no supera siquiera el de la severa.
Privación material grave
El informe analiza también el indicador de la Unión Europea para evaluar el riesgo de pobreza y exclusión social, denominado AROPE -las siglas de At Risk of Poverty or Social Exclusion-. La tasa subió al 25,7% en Galicia en 2020, frente al 24,3% del año anterior o el 23% de 2018. Uno de los elementos que tiene en cuenta el indicador es el de la privación material grave. Un 5,2% de la población gallega la padece. En 2018 el porcentaje era del 1,6%.
Esto se traduce en que el 28,1% de los hogares gallegos no tienen capacidad para hacer frente a un gasto imprevisto, que el 8,5% se ha retrasado en el pago de recibos de su vivienda principal en los últimos 12 meses, que el 9,6% no puede permitirse mantener su casa a una temperatura adecuada y que el 14,9% no puede afrontar el coste económico de consumir carne, pollo o pescado cada dos días. Además, el 37,4% no puede costearse al menos una semana de vacaciones al año. Todos los indicadores empeoran con respecto a 2019.
La EAPN apunta a las dificultades de acceso a la vivienda como uno de los elementos fundamentales en el empeoramiento de los datos. El encarecimiento “obliga” a priorizar este gasto y a elegir de forma “constante” entre necesidades básicas. Lo muestran, según la Rede, el aumento de los porcentajes de quienes no pueden afrontar imprevistos o no pueden comer carne o pescado varias veces a la semana.
También CC.OO. ha advertido del deterioro de la situación, con motivo del Día para la Erradicación de la Pobreza, este domingo. El sindicato recalca que la evolución de los datos en Galicia muestra que esta es una realidad “estructural” en la comunidad: “Incluso en los momentos de progreso económico se mantienen unas tasas de riesgo de pobreza alarmantes”. En los últimos años no han bajado del 15%.