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Feijóo y Urkullu convocan elecciones para el 12 de julio y abren una campaña limitada por el coronavirus

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ofrece una rueda de prensa en la que ha confirmado que las elecciones gallegas se celebrarán el próximo 12 de julio

Daniel Salgado / Iker Rioja Andueza

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Serán unas elecciones inciertas. Con aforos limitados, campaña menguada, distanciamiento social y mítines virtuales. Y con la posibilidad real de que no lleguen a suceder: el presidente de la Xunta no descarta suspenderlas de nuevo si el coronavirus no se comporta como espera y hay rebrotes intempestivos. Pero de momento, arrastrado por la dinámica electoral de Euskadi, Alberto Núñez Feijóo ha decidido que el 12 de julio colocará las urnas en Galicia. Será la cuarta vez que el barón del PP se presente, después de tres mayorías absolutas consecutivas.

“Es el domingo con menos incertidumbres para celebrar elecciones”, afirmó esta mañana, al término de la reunión urgente de su gobierno que decidió la fecha. Para argumentarlo, se refirió a los consejos de expertos que hizo públicos el pasado viernes: “Avalan que es menos inseguro celebrar las elecciones al inicio del verano que después de recibir turistas”. Feijóo recordó que el pasado año 1.700.000 personas visitaron Galicia y que “casi el 80% procedía del resto de España”. Esta circunstancia, por más que atenuada por la situación -dijo-, hace crecer el riesgo de contagio. Curiosa y contradictoriamente, la Xunta ya ha lanzado un plan de reactivación turística.

El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha confirmado también en una rueda de prensa que Euskadi celebrará las elecciones aplazadas el 12 de julio. “La situación actual es significativamente mejor que la que dio lugar a la declaración de emergencia sanitaria hace dos meses [...]. Julio ofrece garantías”, ha dicho Urkullu, que ha recordado la caída de nuevos positivos y de fallecidos diarios. Además, con argumentos similares a los desgranados por Feijóo, ha explicado que si la pandemia impide esta convocatoria siempre existirá la alternativa de otoño.

Urkullu ha hecho este anuncio tras reunir a su Consejo de Gobierno de manera extraordinaria y ha enfatizado que es la decisión más “responsable”. “Es el momento adecuado”, ha remarcado el lehendakari, que ha adelantado que habrá medidas de “seguridad” para que las elecciones se desarrollen con normalidad.

El dirigente del PNV aspira a un tercer mandato y ha apelado a tener cuanto antes un Parlamento nuevo y capaz de legislar y un Gobierno estable para afrontar las crisis económica y social derivadas de la emergencia sanitaria. “Cuanto antes contemos con todas las herramientas parlamentarias e institucionales para responder, mejor”, ha proclamado.

Aunque el anuncio de Feijóo se adelantó al del lehendakari apenas unos minutos, lo cierto es que ha sido la política vasca la que ha venido marcando la estrategia de Feijóo desde finales del mes pasado. Hasta el punto de que, gracias a una enmienda del PNV a la prórroga del estado de alarma, el presidente gallego ha podido saltarse unilateralmente el acuerdo alcanzado con la oposición y convocar los comicios al margen de que la alarma continúe. Reanuda así el proceso interrumpido en marzo por el estallido de la pandemia. Entonces quedaron aplazados los comicios previstos para el 5 de abril.

Feijóo tiene prisa. Después de semanas negando que la preocupación electoral ocupase a su gobierno, ahora quiere que los gallegos voten cuanto antes. Para justificar su apuro repentino, ha usado informes sanitarios sobre la epidemia. Según estos, nada concluyentes y por tramos ambiguos, la primera mitad de julio será la de menor riesgo. Hoy vistió su decisión casi de fatalismo: “Me resulta tan inoportuno como al que más, pero la legislatura se acaba y mi obligación es que haya un presidente legítimo y un Parlamento incontestable”. A la oposición no le sirven estas excusas y todavía esta misma mañana criticaban que el Partido Popular gallego sitúe sus “intereses electorales por encima de la salud de la ciudadanía”.

Pero a Feijóo le viene bien que las elecciones sean cuanto antes. Reduce el tiempo de debate sobre su gestión de la crisis del COVID-19 y aprovecha la inercia de dos meses en los que ha protagonizado prácticamente en solitario la política gallega. Su dominio mediático, llevado al paroxismo en los canales públicos autonómicos, de radio y televisión, se lo ha facilitado. No ha dado muchos detalles sobre cómo será una campaña que en nada se parecerá a campañas anteriores. “No sabemos, porque no sabemos si tenemos si tenemos competencias”, afirmó, antes de asegurar que hará lo que pueda “para facilitar el voto sin miedo y el voto en libertad”. En frente, los candidatos son el socialista Gonzalo Caballero, Antón Gómez-Reino por la coalición Galicia en Común -de la que forma parte Podemos- y Ana Pontón, del BNG.

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