El grupo de En Marea abre una “reflexión” para relevar a Villares como portavoz

Los resultados electorales ahondan en la crisis del grupo parlamentario de En Marea. Nueve de los 14 diputados que la formación tiene en el Parlamento gallego avalaron un comunicado en el que se advierte de la apertura de una “reflexión colectiva para consensuar” un nuevo sistema de portavocías, seguramente rotatorias, en la que se acabará por prescindir de su portavoz actual, Luís Villares.

Son las consecuencias de un 28A en el que la formación liderada por Villares, que se presentó en solitario, cosechó unos 18.000 votos y tan sólo sumó el 1% de los sufragios, frente a En Común-Unidas Podemos, con 236.000 y dos escaños. Fue inmediatamente después de los comicios cuando Podemos activó una operación para desplazar al actual portavoz que no era compartida por todas las corrientes que conviven en la confluencia.

La formación morada apostó por forzar ya su recambio y proponer una portavocía rotatoria. En Anova --que rechazó presentarse a las generales por la división-- y EU, por el contrario, no se comparten ni las formas ni el momento, a pocas semanas de unas elecciones municipales y cuando los focos apuntan a la grave crisis del PP.

Tras la reunión del grupo de este martes, en un comunicado, los firmantes aclaran que ha pasado de ser “un espacio común de confluencia” a “una fuerza política con dinámicas propias”, por lo que en el Parlamento ya no hay una casa común, sino un grupo con cuatro formaciones diferentes que, según aclaran, no tiene sentido que represente Villares.

“No tiene ningún sentido que una persona que dirige uno de los cuatro partidos, muy minoritario, sea la persona que actúe como portavoz único del grupo”, dice un texto en el que no participaron ni el propio Villares, ni sus afines (Pancho Casal, Paula Vázquez Verao yDavide Rodríguez) ni el portavoz de Anova, Antón Sánchez.

Villares, tras la reunión, cargó contra Podemos por el “intento de las cúpulas de los partidos” por “intentar controlar” En Marea, pero sin saber el rumbo a donde dirigirla. Aseguró que no era “aceptable” y que no aceptaría las órdenes del grupo, sino de la cúpula de su partido.