Para Alberto Núñez Feijóo, la imagen exterior del país que gobierna se puede reducir a dos elementos, el emporio textil multinacional de Amancio Ortega y la Ruta Xacobea. Así lo expuso este miércoles en un acto de campaña en Santiago de Compostela, cuando recuperó una vieja idea suya y aseguró, ante una audiencia mayormente embelesada, que “las marcas de Galicia en el mundo son Zara y el Camino de Santiago”. El presidente de la Xunta se presentó este miércoles en Santiago delante del panel de reminiscencias celtas que ha convertido en imagen preelectoral. Afirmó estar allí para “rendir cuentas” y no para pedir el voto y, a continuación, se centró en enumerar las actuaciones realizadas por su gobierno y sus promesas para la capital gallega.
Feijóo acompañó el desayuno de unas 600 personas -según datos del Partido Popular- en un hotel compostelano con un discurso de 50 minutos en el que, además de reiterar su admiración por Zara y las peregrinaciones a la catedral de Santiago, habló de que su gobierno reparó colegios y un centro de salud, “humanizó” calles y se comprometió a “mejorar el confort” del Hospital Clínico. Además, el presidente explicó su concepción de la Administración como “una especie de gran aseguradora pública para la prestación de servicios, desde el nacimiento a la muerte”.
No se detuvo excesivamente en la política gallega, apenas para presumir de datos macroeconómicos siempre en relación a otras comunidades autónomas. Incluso se llegó a atribuir el descenso del desempleo en Santiago desde 2009. “Santiago por fin tiene el mar a 20 minutos, en la ría de Noia”, se ufanó. Se refería a la autovía AG-56, cuyo primer tramo se inauguró bajo el bipartito.
El caso es que el presidente de la Xunta y candidato popular a la reelección bajó al detalle local. En un acto sin preguntas de los periodistas -pero sí de los asistentes, que se interesaron por la transferencia de competencias a Euskadi, el paro o la coordinación aeroportuaria-, se encomendó al Ano Santo 2021. Dijo que 2019 había registrado un “récord de peregrinos”, que el Son do Camiño se encuentra “entre los cuatro festivales más importantes de España” y que, una vez finalizado el almuerzo, iba a firmar “un patrocinio muy potente” con La Caixa.
La rehabilitación de la catedral, cuyo último tramo financian el Gobierno central y la Fundación Barrié, también fue motivo de “orgullo” para un Feijóo que habló de “primera reforma integral” del templo “en 815 años”. A otro templo, este laico y sin una finalidad tan clara como la de la basílica, se refirió como si la idea y el proyecto no fuesen asunto de Fraga Iribarne y el PP: la Cidade da Cultura. Según la versión de la historia del presidente y candidato, sus gobiernos apenas buscaron como “tapar el enorme socavón” de lo que iba a ser el Teatro da Ópera y una “formulación más pragmática” del mastodonte arquitectónico símbolo de la era Fraga.
Núñez Feijóo acabó su intervención respondiendo a amables cuestiones del respetable con ataques al Ejecutivo central y una curiosa definición de España: “La segunda nación más antigua del mundo”.