Lugo va a ser una de las pocas capitales de provincia españolas que no va a tener AVE, a pesar de que el 10 de enero de 2009 Alberto Núñez Feijóo, entonces candidato a la presidencia de la Xunta, prometiese que él construiría la conexión de esa ciudad con Ourense y el resto de la red estatal y pasaría después la factura al Ministerio de Fomento si este, gobernado entonces por el PSOE, no lo hacía.
Este lunes, a un año de las elecciones municipales, el ahora ministro, Íñigo de la Serna, presentó sus planes para el futuro ferroviario de Lugo, que pasan por mejorar el trazado de 30 de los 117 kilómetros de la vía actual a Ourense con una inversión de unos mil millones para la que no hay plazo. Antes, otras mejoras por 238 millones permitirán reducir para 2021 el viaje hasta Ourense a una hora y hasta Madrid a cuatro horas. Para hacer estos anuncios Fomento organizó este lunes un corto viaje en tren hasta Lugo con el que mostrar un tramo recién mejorado de esa línea, excursión para la que tuvo que recurrir a autobuses para llegar a su punto de partida, evidenciando así el deficiente servicio ferroviario de la provincia.
Al tiempo que anunciaba sus planes de futuro para la línea entre Ourense y Lugo, Fomento quería mostrar a autoridades, empresarios y periodistas la recién puesta en servicio variante de A Pobra de San Xiao, un tramo de nuevo trazado de 7 kilómetros que tardó 11 años en finalizar para evitar varias curvas y pasos a nivel de la vieja línea y en el que se ha construido una estación que no tendrá uso, como ha relatado El País. Pero ninguno de los escasos trenes diarios que circulan en sentido Ourense-Lugo lo hace en el horario matinal que convenía al ministerio.
Así que para llegar en tren a Lugo en la mañana de este lunes tras circular por ese nuevo tramo a Fomento no le quedó más remedio que fletar un tren especial, un Alvia de largo recorrido de más de 250 plazas al que subió a sus escasos invitados en Sarria, a sólo 40 kilómetros de la ciudad. Pero para eso el ministerio tuvo que desplazar hasta allí a esos invitados en autobús, mismo medio de transporte que luego volvió a emplear en Lugo para volver a moverlos de la estación de tren hasta la sede de la Subdelegación del Gobierno en la que el ministro realizó sus anuncios, a apenas un kilómetro de distancia.
Lo que allí dijo fue que su plan de futuro para la línea Ourense-Lugo, descartado el AVE, pasa por otras dos mejoras similares a la realizada en esa variante por la que acababa de circular. Esto es, construir otras dos variantes que suman unos 30 quilómetros que eviten los tramos más lentos del total de 117 quilómetros de la línea actual. Pero Adif, la empresa pública que gestiona la red ferroviaria, aun está realizando los estudios previos para esas actuaciones, por lo que no tienen plazo, mientras que su coste oscilaría, según la opción que se elija, entre los 800 y los 1.200 millones de euros.
Antes de esos planes de futuro sin plazo, la misma Adif ya está redactando los proyectos para otras mejoras del trazado actual, como la electrificación del tramo que falta por estarlo entre Lugo y Monforte y la supresión de pasos a nivel. Son actuaciones todas ellas que, ante la constatación de que el AVE no se haría, ya venían siendo propuestas como mal menor por la Diputación y el Ayuntamiento de Lugo así como por otros municipios intermedios con el apoyo del Eje Atlántico de ciudades de Galicia y el Norte de Portugal. Según indicó este lunes Fomento, esas otras actuaciones de mejora a corto plazo supondrán una inversión de 283 millones.
El objetivo fijado por Fomento, a la espera de la futura ejecución de las dos nuevas variantes, es que las mejoras que se realicen a corto plazo permitan que en 2021 Lugo pueda estar conectada con Ourense en algo menos de una hora y con Madrid en algo menos de cuatro horas. Será un año más tarde que la gran rebaja de tiempos que llegará al resto de Galicia cuando entre en servicio en 2020 el grueso de la línea ahora pendiente entre Zamora y las afueras de Ourense. Sin embargo, para entonces aún estará sin finalizarse el aún hoy no iniciado último tramo de unos 14 kilómetros entre Taboadela y Ourense que supondrá el remate auténtico del AVE a Galicia y que no llegará hasta mediados de la próxima década.
Es con esa perspectiva de mejora de la conexión con Lugo con la que ahora el presidente Feijóo ya no habla de que esa ciudad tendrá AVE, a pesar de su promesa de hace una década, sino de “extender” hasta Lugo las ventajas que tendrá el AVE a Madrid que pase por Ourense.