La familia Franco insiste en saltarse la ley y vuelve a obstaculizar la apertura al público del Pazo de Meirás
Sada se ha hartado. El enésimo obstáculo de la familia Franco a las visitas al pazo de Meirás, incumpliendo la normativa que obliga a su apertura por lo menos cuatro días al mes, ha acabado ya con la paciencia del Ayuntamiento de esta localidad cercana a A Coruña. El último incidente ha surgido al comprobar las personas interesadas en visitar este Bien de Interés Cultural (BIC) la inutilidad de las llamadas al teléfono que se ofrece en la web de Turismo de la Xunta. “El número que usted ha marcado en el corresponde la ningún cliente”, se repite desde hace semanas cuando alguien intenta concertar una cita. El caso se une a otros obstáculos continuados que los herederos del dictador ponen a las visitas en el mes de agosto, cuando ocupan el recinto por vacaciones, o durante todo el año.
“Se incumple la normativa derivada de la categoría BIC del inmueble desde el primer día. Nunca hubo normalidad en las visitas al pazo de Meirás”, aclara Liss Suárez Becerra, concejal de Turismo en Sada, que ha pedido explicaciones por este nuevo problema a la Xunta, que espera una respuesta de la familia Franco y que promete tomar medidas. El gobierno local aclara que lleva docenas de quejas por la inactividad del teléfono, que se unen a las numerosas recibidas desde hace años por las dificultades para concertar una visita: o no hay respuesta o se advierte de que las plazas están agotadas. “Es mentira”. Fuentes del Ayuntamiento aclaran que ellos mismos comprobaron como, en muchas ocasiones en las que se decía tener el cupo lleno, en el pazo no había nadie ese día.
“Nos sentimos atracados por esta entente que nos impide un régimen de visitas normalizado”, añade Liss Suárez, que ha solicitado a la Xunta en varias ocasiones que el Ayuntamiento asumia la gestión para reservar dichas visitas. La respuesta siempre ha sido negativa. Además, las múltiples quejas llevaron a que el Gobierno gallego abriese un expediente a la familia Franco hace ya un año. Fue archivado y la empresa encargada de gestionar la entrada al pazo se excusa siempre en problemas con el correo electrónico para justificar las dificultades a la hora de concertar cita. Esta otra vía para informarse por el acceso al inmueble tampoco es eficaz. O no hay contestación o tarda días.
“Es un perjuicio económico y turístico brutal en un palacio que es BIC y que supone unos gastos públicos con los que cargan todos los gallegos y todos los ciudadanos de Sada”, insiste el concejal de Turismo, que advierte del “dinero que se está perdiendo” debido a la dejadez de los progenitores del dictador y de la Xunta. Liss Suárez, visiblemente enfadado, pide inmediatas “soluciones a este expolio que dura 80 años”. “Ya está bien, que se sienten Estado, Comunidad Autónoma, Ayuntamiento y familia Franco y que se arregle esto de una vez”, insiste quien recuerda que “el Pazo era de los sadenses y tiene que volver a ser de los sadenses”.
Desde la Concejalía de Promoción Económica y Turismo van más allá, hartos como están de los continuos obstáculos. Propondrán que toda aquella persona que quiera visitar el Pazo de Meirás, y no logre contactar con la empresa privada -vinculada muy directamente a la familia Franco- que lo gestiona, acuda directamente al Ayuntamiento o a la Oficina de Turismo a apuntarse. Desde allí elaborarán un listado. “Haremos grupos y enviaremos la documentación a la Xunta”, asegura Suárez.
El problema viene de lejos. A pesar de ser declarado BIC y tras determinarse su apertura al público hace ya más de cuatro años, la familia Franco siempre ha puesto problemas o excusas a la hora de cumplir con la Ley de Patrimonio Cultural que obliga a abrir el inmueble al menos cuatro días al mes. Fue hace más de tres años cuando los herederos del dictador facilitaron un calendario de visitas y después de que reclamasen a la Xunta que sufragara los gastos de seguridad, como así hizo durante bastante tiempo, y de organización.
Desde que el inmueble se declaró BIC, los convenios no sólo se limitaron a “regular las condiciones para el desarrollo de las visitas”, tal y como afirmaba la Xunta. Además de esto, al menos tres acuerdos entre el Gobierno gallego y la familia del dictador tuvieron un impacto de más de 50.000 euros en las arcas públicas.
Con todo, cada verano, los obstáculos se incrementan y la visita estival de la familia del dictador provoca que se cierre el inmueble en agosto, incumpliendo el deber legal de abrirlo a los visitantes. Hace dos años, la revista Hola! había publicado una portada donde la nieta del general fascista, Carmen Martínez-Bordíu, posaba en la entrada de la que había sido residencia de Emilia Pardo-Bazán -posteriormente robada al pueblo por el régimen franquista- para “anunciar su ruptura” en una “exclusiva” en la que el medio destacaba su entrada “por primera vez” en la “histórica casa familiar”.
El Pazo de Meirás fue regalado al dictador Franco en 1938 después de que fuese adquirido a través de ventas forzadas, descuentos en nóminas de funcionarios municipales y provinciales, así como la emisión de bonos supuestamente de compra voluntaria. Numerosos historiadores han relatado y documentado las coacciones y amenazas a través de las que los ciudadanos de la comarca fueron obligados a aporar dinero para comprar el inmueble, sólo unos meses después de la brutal represión que habían sufrido muchos de sus vecinos o familiares.