La Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC), dependiente del Ministerio de Fomento, acaba de emitir su informe final sobre el aterrizaje que un avión de la aerolínea portuguesa TAP realizó el 10 de octubre de 2016 en el aeropuerto de Lavacolla, en Santiago, con una emergencia por poco combustible. La investigación concluye recomendando a los centros de control de Santiago y Oporto que establezcan “un procedimiento de coordinación” entre ellos, así como a la propia aerolínea que sus tripulantes informen mejor a los controladores de las situaciones de poco combustible.
El incidente se produjo después de que un Airbus A-319-111 de la TAP, con 75 pasajeros y seis tripulantes a bordo, que volaba entre Madeira y Oporto no pudiese aterrizar en ese aeropuerto por falta de visibilidad por meteorología adversa. Su aeropuerto alternativo era Vigo, y los pilotos avisaron en varias ocasiones de que ese sería su destino si no conseguían aterrizar en Oporto, para lo cual regularon el uso de combustible. Pero Vigo tenía ya completa su capacidad de estacionamiento y los controladores desviaron el avión hacia Santiago.
En ese recorrido el avión se fue quedando sin combustible, pero la tripulación no lo comunicó en una primera fase (alerta denominada Minimum Fuel) sino sólo en una segunda (Mayday Fuel) que se produjo cuando ya había superado el aeropuerto de Vigo. Según los investigadores, a pesar de tener todos sus lugares de estacionamiento ya ocupados, la terminal de Vigo pudo “adoptar medidas temporales extraordinarias para aceptar a la aeronave” si fuese conocedora antes de su situación. E incluso antes de llegar a ese momento, cuando el avión aún sobrevolaba Oporto, Vigo, como aeropuerto alternativo, pudo informar de su saturación temporal y “con esta información la tripulación podría decidir proceder directamente al aeropuerto de Santiago ya que entonces el combustible remanente a bordo lo permitía”. Pero ninguno de esos avisos se produjo, por lo que el avión acabó aterrizando en Santiago “con un remanente inferior al combustible de reserva final”.
Según el informe ahora emitido por los investigadores, la causa del incidente fue “la incorrecta gestión de la capacidad de los aeropuertos de alternativa, por parte de las dependencias implicadas, en una situación de meteorología adversa, y la no realización por parte de la tripulación de la comunicación Minimum Fuel, según se establece en el Manual de Operaciones del operador, que permitiría al aeropuerto de Vigo adoptar medidas temporales extraordinarias para aceptar a la aeronave implicada”. El informe añade que “como factor contribuyente se señala la falta de previsión del Centro de Coordinación de Operaciones (CEOPS) del aeropuerto de Vigo para informar de la saturación de la plataforma, lo que no permitió a Control del Tránsito Aéreo informar puntualmente a la tripulación implicada”.
Ante esas conclusiones, el informe de la comisión emite tres recomendaciones. Por una parte, pide a la TAP que “imparta formación específica a sus tripulaciones en lo que respecta al uso de las comunicaciones de Minimum Fuel y Mayday Fuel y sus implicaciones”. Por otra, el informe dice que, “siendo los aeropuertos de Vigo y Santiago los aeropuertos de alternativa principales del aeropuerto de Oporto, y viceversa”, los investigadores recomiendan a los gestores de los denominados centro de control de área terminal de Santiago y de los controladores de aproximación de Oporto que establezcan “un procedimiento de coordinación que facilite la información de disponibilidad de los aeropuertos que puedan considerarse de alternativa en caso de meteorología adversa severa”.