La Autovía del Cantábrico (A-8) no tendrá una solución para los reiterados cortes de tráfico por la niebla que registra a su paso por Mondoñedo hasta por lo menos 2020, seis años después de la inauguración del que fue el último tramo en finalizarse en Galicia de esa infraestructura. El Ministerio de Fomento licita aún ahora, en el Boletín Oficial del Estado (BOE) de este jueves y por 7,2 millones de euros, las pruebas de los diversos inventos que le ofrecieron empresas y particulares para desviar o paliar los efectos de la niebla. Pero los plazos de adjudicación del contrato y los períodos en que se debe probar la efectividad de los inventos en la propia zona afectada impedirán que la solución definitiva que se escoja pueda estar operativa hasta por lo menos dentro de dos años.
El último tramo en finalizarse de la A-8 en Galicia, el que discurre por el alto de O Fiouco, entre los municipios de Mondoñedo y Abadín, se inauguró en febrero de 2014 y en julio de ese mismo año, en una jornada de fuerte niebla, se produjo en él un accidente múltiple con una fallecida y docenas de vehículos afectados. Desde entonces, y a pesar del refuerzo progresivo de la señalización luminosa de la carretera que se ha ido implantando, la DGT, en una decisión que no fue bien acogida en el más alto nivel de Fomento, obliga a cerrar ese tramo al tráfico y desviar los vehículos a la antigua carretera nacional en cuanto aparecen problemas de visibilidad. Unos problemas de visibilidad que son más habituales, como saben los habitantes de la zona y ratifican los meteorólogos, en los meses centrales del año, en primavera y verano, cuando las altas presiones hacen que sople viento del noreste que llega a esta zona después de cargarse de humedad en el Cantábrico. Al chocar contra las montañas, esa humedad se convierte en las nubes o nieblas que obligan a cerrar al tráfico el tramo en cuestión.
Tras el accidente de 2014 el ministerio de Fomento decidió aplicar al problema de la A-8 un novedoso procedimiento de contratación consistente en pedir a cualquier empresa o particular que le ofreciesen ideas o inventos para evitar la niebla o paliar sus problemas de visibilidad. Esa consulta preliminar del mercado se desarrolló entre julio de 2015 y abril de 2016, y producto de ella Fomento recibió 26 propuestas. Sin embargo, en los dos años que pasaron desde entonces el Gobierno pocos más avances dio que firmar un convenio entre los ministerios de Fomento y Economía para financiar las pruebas de los prototipos de esos inventos con cargo a fondos europeos y comprobar cuál funciona mejor. Y es aún ahora cuando saca a concurso esas pruebas.
Según los plazos indicados en el BOE de este jueves, las ofertas económicas de las empresas candidatas no se abrirán hasta el 11 de julio, y después aún habrá que adjudicar y formalizar el contrato y demostrar la viabilidad técnica y económica de los prototipos. Esto impedirá que los inventos que pasen a la siguiente fase, de instalación in situ, puedan ser probados junto a la A-8 en el período de más niebla de los meses centrales de este año. Al tener que analizarse su funcionamiento durante 2019, el invento o los inventos que finalmente resulten elegidos, que después aún deberán ser contratados y desplegados de manera general en el tramo, no podrán estar disponibles hasta, por lo menos, el período de máxima intensidad de nieblas de 2020.
Los 26 inventos de Fomento
En abril de 2016 Fomento hizo pública la lista definitiva de los 26 inventos o combinaciones de ellos que empresas y particulares le presentaron para intentar evitar o paliar la niebla en la A-8. Al proceso se presentaron grandes constructoras como Sacyr, Acciona, OHL o San José, pero también empresas de ingeniería, química, iluminación y media docena de particulares. Paliar la falta de visibilidad con iluminación inteligente, bloquear físicamente la niebla o deshacerla con productos químicos o calentándola son los cuatro grandes grupos de propuestas, que en muchos casos incluyen combinaciones de medidas distintas.
En el listado hay desde túneles que condensan la niebla hasta muros o ventiladores que la desvían pasando por pórticos con dispositivos que la calienten o la deshagan con productos químicos. Pero la solución más numerosa es paliativa, consistente en mejorar la visibilidad o la seguridad de la circulación con algún tipo de iluminación inteligente. Ahora Fomento debe probar los diversos inventos, elegir uno o varios -teniendo en cuenta su posible impacto ambiental- y decidir en cuántos kilómetros los instala. Será entonces cuando se sepa el sobrecoste de un tramo cuya inversión inicial ascendió a unos 200 millones de euros.