La secretaria del sindicato Satse en Galicia: “Si en enero tenemos la tercera ola aquí y las enfermeras de primaria están ocupadas vacunando, es una tormenta perfecta”
Un sistema sanitario que “no era tan maravilloso” como se creía, al que le falta personal y que sigue sin adelantarse a los acontecimientos casi 10 meses después de que la pandemia de COVID-19 lo alcanzase. Este es el diagnóstico que la secretaria general del sindicato de enfermería Satse en Galicia, Carmen García Rivas, hace de la sanidad gallega a las puertas de que arranque la campaña para suministrar una vacuna lograda en tiempo récord. El peso de la campaña recae sobre las enfermeras de atención primaria, acostumbradas ya a asumir otras, como la de la gripe. La sindicalista advierte de que se acerca una tercera ola y de que va a coincidir con que estas profesionales estarán ocupadas con la inmunización. Pide previsión para evitar “una tormenta perfecta”.
Está a punto de empezar la campaña de vacunación contra la COVID-19, que queda en manos de las enfermeras de atención primaria.
Es una labor muy importante. Este año ha sido particular y dramático por aquellas personas que ya no están y la situación de sus familias, por los apuros que, como profesionales, pasamos al principio porque no teníamos material de protección suficiente, porque todo era nuevo. Fue un aprendizaje muy duro. En la segunda ola no los tomamos con un poco más de conocimiento y de tranquilidad.
¿Los recursos no fueron los necesarios en Galicia?
Nosotros, como sindicato de enfermería, siempre estamos pidiendo refuerzos y plantilla. Ya veníamos padeciendo una situación deficitaria y esto lo puso totalmente al descubierto. Confiamos en que sea una realidad la ley de seguridad del paciente. Ha pasado el primer trámite y esperemos que en un futuro no muy lejano se pueda poner un número máximo de pacientes por enfermera. Eso garantiza la calidad y, sobre todo, la seguridad, que es en lo que nos movemos ahora. ¿Ahora qué necesitamos? Ahora estamos en una etapa diferente, ya tenemos una expectativa que es la vacuna y nuestro colectivo es prioritario para la vacunación masiva.
¿Cómo afrontan la campaña?
Tenemos que poner toda la carne en el asador. Somos poquitos, tendríamos que ser muchos más. La campaña va a contar con 200 enfermeras que se detraen de los centros de atención primaria, que son las expertas en vacunación habitual de la gripe. Van a atender en principio al ámbito sociosanitario. Son 36.000 personas y hay que hacerlo en un plazo de 10 días. Para cubrir a estas profesionales se va a contratar a 200 enfermeras para cubrir los huecos en los centros de salud.
¿Cómo es el plan que ha comunicado la Xunta?
No nos parece mal. Tienen una agenda ya dispuesta y elaborada por Política Social, que es quien tutela todos estos centros sociosanitarios. Habrá una agenda con 45 personas con nombre y apellidos y la dosis que se les va a administrar. Un equipo de dos enfermeras se desplazará a los centros sociosanitarios. La vacuna ya estará allí protegida. Tendremos que formarnos en el protocolo -que ya lo está haciendo el Sergas- para la descongelación de la vacuna. Llevarán un maletín de emergencia para casos de contratiempos o reacciones adversas. Tendrán un soporte informático y hay que registrar la administración de la vacuna y el seguimiento de la posible reacción. Van a contar con un complemento retributivo por este servicio.
¿Qué lecciones deberíamos aprender de esta crisis?
Que somos muy vulnerables: el sistema de salud, la sociedad, todos. Esto, que tendría que estar medianamente previsto, nos ha cogido a todos por sorpresa, entre la incredulidad y la prepotencia. Nunca se deben desdeñar estas dos cosas. Tenemos que ser realistas. Esto puede suceder en cualquier momento. Somos una sociedad y una cultura acostumbradas a que no nos va a afectar nada. Pues mira, un simple bicho desaprensivo está desestabilizando muchas cosas, y una de ellas es el ámbito asistencial. Lo desestabiliza con la propia pandemia y lo desestabiliza en la rutina cotidiana del resto de la asistencia sanitaria que se debe prestar. Está descolocando muchísimo las listas de espera. Los pacientes se están viendo perjudicados en todo.
¿Qué sugiere hacer?
Tener un poquito de humildad y de prevención para adelantarnos. Tenemos que tener una planificación. Si vuelve a ocurrir, no podemos caer en los mismos errores. Seríamos cortos de miras. Pediría que periódicamente hiciéramos un simulacro de este tipo de pandemias. Además, tenemos que ser más dinámicos, no esperar sentados a que nos pise el bicho.
¿Cree que la Xunta ha tomado nota y trata a la enfermería como se merece?
Nunca nos van a compensar como nos merecemos. Nos hemos enfadado mucho con la falta de sensibilidad que tiene la Xunta: a veces hay que justificar mucho que los números son insuficientes, que tienen que atender las demandas de los profesionales. Reclamamos que, lo que hagamos, lo hagamos con calidad y seguridad. Nuestros cuidados los dirigimos al paciente, que es el más vulnerable en ese momento, y pedimos que se atiendan nuestras demandas. Es verdad que nos está limitando la tasa de reposición, pero insistimos en que hay que crecer, no solamente cubrir los huecos que van quedando.
¿La precariedad está lastrando el sistema sanitario?
La precariedad se fue arrastrando en negativo durante años. Enlazamos una crisis económica desde 2008 para aquí, enlazamos una crisis sanitaria, económica y social ahora. Son momentos muy crudos para mucha gente y el sistema resulta que no era tan maravilloso como creíamos. Es un buen sistema, es solidario, pero se ha visto que tiene fugas de agua. Una de ellas está en el número de profesionales de enfermería.
¿Se ha deteriorado el sistema desde la crisis desde 2008?
El sistema, para que tenga una calidad mantenida, tienes que cuidarlo, potenciarlo, invertir en investigación, dotar las plantillas necesarias...No se puede dejar así y seguir repitiendo el mantra. Nuestro sistema es bueno, pero en los años de penuria económica nos hemos resentido mucho.
¿También en la atención en las residencias de mayores?
La dotación de estos profesionales es mínima. No llegan a todo. Hay que reforzarlo porque, además, nuestra población tiende a envejecer. Yo creo que se va a dar un giro total en el concepto de este tipo de centros. Hay que planificar de otra manera. No se trata de un aparcadero de personas que van a estar en una situación vulnerable.
La Xunta no cuestiona el modelo actual ni que haya residencias en manos privadas.
Yo cuestiono que a la Xunta le parezca bien. El modelo tiene que ser otro. Por suerte no será solo lo que decida la Xunta. Será lo que emane de otros estudios. Tenemos informes devastadores de ONG. Hay que tomar medidas y posiblemente emanen de organismos superiores.
¿Trabajan con la previsión de que habrá una tercera ola coincidiendo con la vacunación?
Eso sería un problema y tendrían que tener todo previsto ya. Nos podemos encontrar, como venimos intuyendo muchos y dicen algunos especialistas, que en enero o febrero tenemos la tercera ola aquí, motivada por las fiestas, por la movilidad y varias circunstancias. Tendremos contagios, posiblemente incremento de pacientes, servicios tal vez colapsados, sobre todo en las unidades de críticos, y detección y seguimiento de los casos por parte de las enfermeras de primaria. Y las otras enfermeras que han salido del ámbito de la atención primaria están ocupadas vacunando. O sea, que tenemos una tormenta perfecta.
¿Cree que el sistema sigue sin estar preparado?
Lo venimos advirtiendo desde la primera ola. En el mes de mayo a mí me preguntaban que si estábamos preparados para una segunda ola y yo decía que no. Si hay una tercera, que tengan prevista esta circunstancia. Una de las responsabilidades que le pedimos al Sergas es que informe a la población y a todo el colectivo del ámbito de la salud, sanitario o no sanitario. Cuanta más información y transparencia, más confianza pueden tener las personas.
¿Ha habido transparencia hasta ahora?
Eso es lo que se les pide. Si a mí me ocultas información, no voy a confiar en ti. Díganos que no usemos mascarillas porque no hay, pero no me diga que no son necesarias, por ejemplo. Estas cosas las fuimos sufriendo durante toda esta pandemia. Si algo no se puede hacer o no hay o no llega, que lo digan con tranquilidad. La gente es suficientemente madura. A veces nos tratan como inmaduros mentales, como a niños. ¡No sean tan paternalistas!
El sindicato ha pedido en Galicia un aumento de las plazas en las facultades de enfermería. ¿Prevén una escasez de profesionales?
Tenemos que hacer la previsión porque se nos está quedando en muy poquito el colectivo de enfermería con respecto a la reposición de recursos que tenemos que hacer. Si ahora la situación es complicada, luego no vamos a tener ni para sustituir una baja por enfermedad. Está previsto que en 10 años en España se jubilen 20.000 enfermeras. Y luego están los que se van a trabajar a los países del entorno, que tendremos que poner mecanismos para tratar de recuperarlos con contratos medianamente apetecibles y no la porquería de contratos que hay ahora. Las administraciones y los gobiernos no pueden quedarse parados como setas. Los políticos son tan lentos en entender, tan lentos en actuar y tan lentos en ejecutar...pero el ámbito de la salud no está para esperar. El ámbito de la salud es muy sensible y así está recogido en nuestra Carta Magna.
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