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Otro fallo de señalización con un Alvia pone el foco en el estado del tren convencional gallego mientras se termina el AVE

Estación de Pedralba (Zamora) en la que ocurrió el incidente e investigación abierta por Fomento

David Reinero

El pasado 1 de julio un tren Alvia entre Madrid y Galicia se vio nuevamente afectado por un fallo en la señalización de la vía que hizo que se activasen las balizas de frenado de emergencia, esta vez en la localidad zamorana de Pedralba de la Pradería, entre Puebla de Sanabria y el límite con Ourense. La Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) ha abierto una investigación sobre el incidente, que no causó daños personales y del que no se informó en su momento.

A menos de siete kilómetros de ese punto, en la estación de Puebla de Sanabria, se produjo hace un año otro incidente con otro Alvia Madrid-Galicia por otro fallo de la señalización que no acabó en un descarrilamiento gracias a los reflejos del maquinista. También supuso la apertura de otra investigación de la CIAF aún no finalizada.

Adif, la empresa pública dependiente de Fomento que gestiona las vías, asegura que los dos incidentes “no tienen ninguna relación entre sí” al deberse en principio la del pasado julio “a una sobretensión de las instalaciones ferroviarias, debido a las fuertes tormentas acaecidas” mientras que la de hace un año se atribuye a “un deterioro no previsto en los materiales”. Adif también asegura que “en ningún caso existe relación entre los trabajos de construcción de la línea de alta velocidad Madrid-Galicia y la seguridad del tráfico ferroviario en la línea de ancho convencional”, pero avanza que la seguridad en la línea actual será mejorada “en un plazo breve cuando finalicen las obras de la alta velocidad”.

El incidente del pasado 1 de julio, según Adif, se debió a una sobretensión eléctrica debida a las tormentas que “provocó que la indicación de las señales de la estación [de Pedralba] no se correspondiera con la indicación de las balizas de control de tráfico correspondientes”. “Al no concordar la señalización con la indicación de las balizas ASFA, los sistemas de seguridad se activaron correctamente, provocando el frenado de emergencia del tren”, explica la empresa pública.

Por el contrario, la incidencia registrada hace un año a menos de siete kilómetros de ese punto, en la estación de Puebla de Sanabria, la atribuye Adif a un “deterioro no previsto en los materiales”. Un Alvia Madrid-Ferrol que no tenía que detenerse en la estación circulaba a 90 kilómetros por hora por la vía principal. A pesar de que la señalización no lo indicaba, una de las agujas de la estación estaba dispuesta para desviar el tren a una vía secundaria, operación en la que la velocidad máxima permitida es de sólo 30 kilómetros por hora. El maquinista del Alvia se dio cuenta visualmente de que las vías estaban configuradas para el desvío a pesar de que no se lo había indicado previamente la señalización y activó el freno de emergencia evitando un descarrilamiento.

Según el relato inicial de los hechos de la investigación de la CIAF, esa madrugada se había producido un fallo de energía. Mientras duró, el personal de tráfico había accionado manualmente dos agujas para que pudiese salir un tren sin que al volver la energía la señalización registrase ese cambio de configuración de los desvíos. Tras detectar el “deterioro no previsto en los materiales”, Adif dice que renovó “las piezas que fallaron” con “componentes más modernos y de mayor capacidad”. Pero también admite que tanto en Puebla de Sanabria como en Pedralba “está prevista la sustitución del enclavamiento [las instalaciones de seguridad de las estaciones] en un plazo breve cuando finalicen las obras de la alta velocidad”.

Con independencia de que los citados dos incidentes ahora bajo investigación no tuvieran relación con las obras del AVE, a cuya finalización condiciona Adif en todo caso mejoras de la seguridad de la línea convencional, los trabajos sí están provocando interferencias en la circulación de los trenes actuales. Maquinistas que circulan habitualmente entre Madrid y Galicia señalan que en los puntos en que las obras del AVE se realizan en las cercanías de la línea convencional actual vienen produciéndose modificaciones de las velocidades de circulación en esta última así como de la señalización, balizas y sistemas de seguridad y control del tráfico. A comienzos de este año La Voz de Galicia ya contó cómo los conductores de los Alvia Madrid-Galicia tienen que enfrentarse a numerosas limitaciones de la circulación provocadas por todo tipo de obras en marcha o por el mal estado de la vía convencional.

El caso más significativo de interferencias de las obras del AVE sobre los servicios convencionales entre Madrid y Galicia se produjo en octubre de 2015 en las cercanías de Toro (Zamora). Según concluyó la investigación que realizó en su momento la CIAF, un Alvia Madrid-Ferrol se saltó una parada técnica que tenía que efectuar en la estación de Monte la Reina, entre Toro y Zamora, como precaución por obras que se estaban realizando en la vía más adelante. La investigación concluyó que hubo un error humano del maquinista por no cumplir con su deber de circular por esa zona en función de lo que le fueran comunicando por teléfono, sistema de control del tráfico alternativo impuesto por las obras, que habían desactivado otros. Sin embargo, la CIAF consideró “factor coadyuvante” del incidente “la situación de las señales [semáforos que también habrían indicado al maquinista que tenía que detenerse], que se encontraban giradas hacia el campo, incumpliéndose lo dispuesto”. Alguien había girado los semáforos y el maquinista no pudo ver que le indicaban que se detuviese.

A pesar de considerar que la causa directa de ese incidente fue un “error humano” del maquinista, la investigación señaló como incorrecto el análisis de riesgos realizado por Adif, empresa pública a la que también pidió más detalle en sus indicaciones al personal sobre los efectos que las obras pueden tener sobre todas las instalaciones de seguridad.

El análisis de riesgos realizado por Adif también está en cuestión en el accidente del Alvia en Angrois del 24 de julio de 2013. A pesar de que en el tramo de AVE Ourense-Santiago en el que ocurrió el siniestro no había obras en curso, la situación existente en la curva de Angrois, a la entrada de Santiago, era producto de que aún no habían finalizado otras obras del AVE gallego. La señalización allí existente, incapaz de evitar el siniestro, había sido diseñada en función de que ese punto es el entronque entre el tramo de AVE ya finalizado entre Ourense y Santiago y la línea A Coruña-Santiago-Vigo entonces aún en obras. La señalización definitiva de Angrois una vez finalizadas las obras de esa segunda línea aún está siendo implantada ahora.

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