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TikTok rechaza el gallego: las lenguas minorizadas frente a las megacorporaciones tecnológicas

Imagen de la campaña de publicidad de la Xunta de Galicia rechazada por estar en gallego.

Daniel Salgado

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La pelea es casi la de David contra Goliath. Y tampoco ocurre por primera vez. Solo que ahora ha sido una administración, la Xunta de Galicia, la que ha tropezado con la unilateralidad de las megacorporaciones tecnológicas: TikTok, una pujante plataforma de vídeos cortos, ha rechazado una campaña institucional por estar en gallego. Las dificultades de las linguas minorizadas –incluso cuando, como en el caso del gallego, son mayoritarias en su territorio– para abrirse paso en el universo de las redes sociales vuelven a la actualidad y preocupan a instituciones y entidades sociales, que buscan vías para solucionarlas.

En el caso de TikTok, hasta el propio conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, se ha implicado. Después de que la empresa no respondiese a una comunicación del Gobierno gallego con su departamento de soporte para que “corrigiese esta deficiencia”, Rodríguez “se ha puesto en contacto con la compañía”. elDiario.es intentó sin éxito obtener una explicación de la firma. Pero la historia ya había sucedido antes.

En 2018 fue el festival Cantos na Maré, que celebra los vínculos musicales y culturales entre Galicia y los países lusófonos, el que intentó contratar publicidad en Google. Se trataba de una serie de banners que el popular, casi hegemónico, motor de busca rechazó. No reconocía el gallego. “Idioma no admitido. Gracias por el interés mostrado en publicar anuncios con Google Ads. Aunque actualmente no trabajamos con todos los idiomas, estamos haciendo todo lo posible para que el servicio de Google Ads pronto esté disponible en más idiomas”, respondía al requerimiento. Tres años después, siguen siendo 44 las lenguas en las que funcionan los interfaces de Google Ads. El gallego no figura, tampoco el euskera. Sí están, por el contrario, el castellano, el catalán y el portugués.

La presión social y Twitter

Los muros de las corporaciones tecnológicas no siempre han resultado, sin embargo, imposibles de saltar. Pasó con Twitter. Usuarios y usuarias de esta red social iniciaron una protesta para convencer a la marca, con sede en San Francisco (California, Estados Unidos), de que admitiese el gallego como idioma de sus aplicaciones. Era 2011 y la red social del pajarito acabó cediendo a la demanda. La Secretaría Xeral de Política Lingüística recuerda ahora que “participó activamente” en aquella campaña. Esta afirmación provocó en su día la respuesta de los impulsores de la misma, que los acusaron de “intentar apropiarse de una conquista realizada por la presión social”. Lo que sí apoyaron técnicos del departamento autonómico fue la traducción.

A Mesa pola Normalización Lingüística, agrupación con más de tres mil socios y muy crítica con las políticas del gabinete de Feijóo respecto del gallego, fue una de las patas de aquel avance en Twitter. Ahora respaldará “todas las acciones de la Xunta” para que TikTok atienda al gallego. Lo afirma su presidente, Marcos Maceira, quien, no obstante, lamenta que el Gobierno gallego “esté ausente en todos los problemas de la lengua que no le afectan directamente. Su obligación es garantizar la presencia del gallego en todo momento”. Según el Estatuto de Autonomía, el gallego es “la lengua propia de Galicia” y “los poderes públicos” de la comunidad “garantizarán el uso normal y oficial de los dos idiomas [en referencia también al castellano] y potenciarán la utilización del gallego en todos los órdenes de la vida pública, cultural e informativa”. Y uno de esos órdenes es, en 2021, el universo de las redes sociales, cambiante y a veces empresarialmente hermético.

“Es muy desesperante. Al fin y al cabo, son empresas privadas y están en su derecho de hacer lo que consideren”, entiende el presidente de la Real Academia Galega (RAG), Víctor Fernández Freixanes. Según su opinión, la manera más efectiva de que haya cambios es la movilización social. En eso coincide con A Mesa pola Normalización. “Y la presión institucional funciona, por supuesto”. También Maceira, de A Mesa, así lo entiende: “Siempre es diferente si actúa la Xunta, claro”. La Academia mantiene un canal de comunicación abierto con Google para que la multinacional estadounidense respete la toponimia gallega en su aplicación de mapas.

“Pedagogía del Estado” sobre la diversidad lingüística

Pero Freixanes va más allá. Para él, no son únicamente las administraciones de nacionalidades históricas –término recogido en la Constitución– las que deben implicarse en la protección y potenciación de las lenguas cooficiales. “Tiene que haber una pedagogía social como política de Estado e incluso de Unión Europea y llevar a la práctica las declaracions retóricas”, señala. En ese sentido, la Real Academia Galega, el Institut d'Estudis Catalans y la Euskaltzaindia –la Real Academia de la Lengua Vasca– han suscrito un manifiesto en el que instan al Estado español a “considerar la diversidad lingüística como una riqueza que es necesario preservar y no como un problema que hay que suprimir”. “El Estado no acaba de entender que las lenguas son un patrimonio común”, protesta.

Y el territorio de las redes sociales resulta, a su modo de ver, fundamental. Las acciones de la Academia en lo que una vez se denominaron nuevas tecnologías y hoy son las tecnologías de la información y la comunicación se multiplican. Su diccionario on line recibe unas 140.000 consultas diarias y en su canal de Youtube, la serie Conseguiremos. Novas voces para a lingua busca “promover la conexión de la juventud con la lengua”. Su segundo episodio, el último hasta ahora, lo protagonizan Baiuca y Laura Lamontagne, dos músicos que investigan en la tradición para enlazarla con la modernidad electrónica. La Xunta, a través de su Secretaría Xeral de Política Lingüística, promueve “múltiples iniciativas en diversos soportes que se apoyan en las redes sociales para promover el uso del gallego, especialmente entre la gente joven”. Son, sobre todo, campañas promocionales.

“Voluntad, paciencia e insistencia”, recomienda Freixanes, quien es consciente de que las “grandes corporaciones financieras y tecnológicas”, de las que dependen las infraestructuras de las redes sociales y las propias aplicaciones, actúan “con una impunidad total”. El ensayista bielorruso Evgeny Morozov, uno de los más agudos intérpretes del mundo de Internet, lo advertía en su libro Capitalismo Big Tech (2018): “En el futuro, que de alguna manera se parece cada vez más a nuestro pasado feudal, para ser verdaderamente libres primero tendremos que jurar lealtad a un proveedor tecnológico gigante”. ByteDance, la empresa matriz de TikTok, en 2019 ingresó 15.210 millones de euros. Los presupuestos del Gobierno gallego de ese año no alcanzaron los 10.000. Para 2021 serán 11.583.

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