La del 25 de mayo ha sido, probablemente, la primera noche electoral sin euforia en la sede del PPdeG desde que Alberto Núñez Feijóo lo dirige. En las siete ocasiones anteriores el también presidente de la Xunta siempre había tenido varios motivos para la satisfacción, ya fuera por ganarle alguna partida urbana al gobernante bipartito de PSdeG y BNG, por retornar a la Xunta o por crecer mientras sus rivales directos perdían apoyo ciudadano. Esta vez la alegría popular sólo tenía un pilar: seguir siendo el partido más votado en Galicia, como siempre desde que Manuel Fraga lo fundó en 1989, aunque lo sea con el menor apoyo ciudadano de su historia. Nunca tan poca gente había votado por el PP en Galicia cómo en estas elecciones europeas.
Feijóo tardó una hora en presentarse en la sala de prensa tras conocer los resultados y ante los informadores atribuyó el descenso a la “irrupción” de Podemos en el panorama electoral y, sobre todo, a los “votantes del PP que no acudieron a las urnas”, dicho esto a pesar de que la participación superó en dos puntos la de los anteriores comicios a la Eurocámara en Galicia. Feijóo se aferra a que el PSOE también se descalabra y a que Galicia es la “segunda comunidad pluriprovincial” con mejor resultado del PP para no sumergirse en exceso en las cifras, 354.743 votos que se convierten en su suelo electoral en territorio gallego.
Para encontrar el segundo peor resultado del PP en Galicia hay que remontarse al año en el que se fundó, en 1989, cuando la antigua Alianza Popular cambiaba de siglas y ponía al frente a un joven José María Aznar para intentar desbancar a Felipe González. En aquel año se celebraron elecciones generales y Aznar acudió a Galicia para pedir el apoyo ciudadano en compañía de Gerardo Conde Roa, José Manuel Romay Beccaría y el propio Fraga. Los populares, entonces con una gaviota que volaba hacia la izquierda, obtuvieron 519.168 votos y nunca bajaron del medio millón. Hasta este domingo.
Los de Feijóo se dejaron por el camino casi 220.000 en comparación con las anteriores elecciones europeas, las de 2009, cuando habían logrado más de la mitad de los sufragios emitidos, lejos del 35,16% de esta ocasión. Ahondan así en la dinámica descendiente iniciada en los comicios gallegos de 2012, en los que a pesar de ganar tres diputados en el Parlamento perdieron más de 100.000 votos con relación a 2009, la primera victoria de Feijóo, y tuvieron 194.000 papeletas menos que en las generales del año anterior, las de la derrota del PSOE y de la llegada de Mariano Rajoy a La Moncloa.
Propaganda electoral del PP en 1989
Las caídas de PSdeG y BNG
A pesar de ser la más llamativa la caída del PP no es la única que hace historia tras este 25-M, toda vez que las otras dos formaciones que también han venido siendo pilares básicos del sistema de partidos gallego en las últimas dos décadas también experimentaron fuertes retrocesos a pesar de no tener responsabilidades de gobierno. Así, por ejemplo, la dirección del PSdeG ponía el acento durante la noche electoral en su “consolidación como segunda fuerza política”, un rango que conserva a pesar de perder casi 184.000 votos con relación a las europeas de 2009 y perder apoyo ciudadano por tercera vez consecutiva hasta tener el peor resultado del período analizado, desde 1989.
El segundo peor registro de los socialistas gallegos en estos veinticinco años fue también en unas europeas, las de 1994, durante el último mandato de Felipe González, cuando no habían logrado llegar a los 289.000 votos. Los terceros comicios con menos sufragios para el PSdeG fueron las autonómicas de 2012, con apenas 297.000 votos. Todos estos números están muy lejos de los mejores momentos del partido en Galicia, en las dos elecciones generales ganadas por José Luis Rodríguez Zapatero, cuando la formación entonces liderada por Emilio Pérez Touriño logró 682.684 votos en 2004 y 750.492 en 2008.
A pesar de experimentar también una notable caída los resultados obtenidos por el BNG el 25-M no son los peores de la historia del frente nacionalista, cuya dirección transmitía sensación de alivio en la noche electoral no solo porque su coalición con EH-Bildu obtiene representación en la Eurocámara y, por lo tanto, escaño rotatorio para Ana Miranda, sino también porque los 79.732 votos obtenidos superan los pronósticos del inicio de campaña, que rondaban los 50.000.
Tras media década de avatares que comenzaron con la salida de la Xunta y culminaron en las escisiones de 2012 el Bloque se queda 30.000 votos por encima de su peor resultado en este cuarto de siglo, el de las generales de 1989, y 24.000 votos por debajo del de las anteriores europeas. No obstante, también está lejos de su mejor escenario electoral, los casi 400.000 votos de las elecciones gallegas de 1997.