El PP ha votado en el Parlamento de Galicia en contra de una iniciativa para respaldar el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso -una medida a la que la Cámara Baja ya le ha dado el visto bueno-. El diputado encargado de justificar el rechazo, José Luis Ferro, intentó atacar la proposición no de ley en dos frentes: el de la supuesta inconveniencia de introducir ahora una cuestión que sostiene que “no preocupa en la calle” y el de una posible segunda intención “maquiavélica”. Según Ferro, la intención real de BNG y PSdeG es lograr un “aval” de los populares gallegos a “las negociaciones para que Pedro Sánchez siga en el Gobierno”.
“No vamos a entrar en ese maquiavélico juego”, dijo. El texto registrado por el BNG, y apoyado por los socialistas, pide que el Parlamento gallego inste a la Xunta “a apoyar la propuesta de utilización de las lenguas cooficiales, en particular el gallego, en las intervenciones de los diputados y diputadas gallegas”. Ahí se termina la propuesta. Ferro siguió la senda del presidente del PP gallego y de la Xunta, Alfonso Rueda, para tratar de desacreditar la iniciativa con el argumento de que “ni es el momento adecuado ni es el motivo loable de poner en valor las lenguas oficiales”. “El Gobierno gallego es consciente de que hay problemas mucho más prioritarios que el de que en vez de una lengua, en el Congreso se puedan hablar cuatro o cinco. En el Senado se puede hacer desde hace años y eso no cambió el curso de la historia”, añadió.
En su opinión, la defensa de que todas las lenguas oficiales se puedan emplear en el Congreso es “una sobreactuación que aparta el foco de lo que realmente preocupa en la calle”, que, según su análisis, es que “el PSOE está negociando un chantaje”. Además, Ferro ha defendido las políticas lingüísticas de la Xunta y ha sostenido que en Galicia “hay cordialidad y convivencia entre dos idiomas, no hay ningún conflicto”.
Los datos de hablantes del gallego, sin embargo, están en descenso. Los lingüistas llevan años avisando de que el castellano terminará por convertirse en el idioma más frecuentemente empleado en Galicia y los datos del Censo publicado a finales de 2022 por el Instituto Nacional de Estadística (INE) concluyen que esa situación ya ocurre. En el apartado sobre el uso de los idiomas, quienes declaran hablar siempre o frecuentemente gallego son menos que quienes dicen optar mayoritaria o totalmente por el castellano en todos los ámbitos analizados (familia, amigos y trabajo).
La diputada del BNG Mercedes Queixas atacó precisamente citando una de las primeras medidas de Alberto Núñez Feijóo en la Xunta, con la que rompió el consenso lingüístico que había en Galicia para dar más fuerza al castellano en la escuela. “Rueda, el presidente de repuesto, lo que dice es que no lo ve [el uso de todas las lenguas oficiales en el Congreso]. No nos sorprende, ya no veía prioritario que los niños y niñas gallegas aprendiesen en gallego matemáticas, física y química o biología y por eso suscribió muy contento que su gobierno prohibiese aprender en gallego desde 2009”.
Queixas se refirió también a Feijóo como “renegador del gallego”. “No sé si es una excusa porque, por lo que yo le escuché hablar aquí, su nivel de gallego no pasa del Celga II”, dijo. El Celga es el sistema de certificación del nivel de gallego y el nivel dos corresponde a un dominio con relativa seguridad en situaciones cotidianas que requieran un uso de la lengua fundamentalmente previsible, según explica la Xunta.
Noa Díaz, que actuó como portavoz del PSdeG en el debate, acusó al PP de ser “negacionistas de cualquier tipo de diversidad” y criticó el argumento de que introducir todos los idiomas oficiales en el Congreso supondrá un gasto excesivo. “Dejen de llamar gasto a todo lo que tiene que ver con la cultura; es una inversión”, replicó y recalcó que “no es una obligación usar el español en un estado plurilingüe y avanzado tecnológicamente”.