El Partido Popular lleva años usando el fantasma de ETA para procurarse ventaja política en las cercanías de cualquier cita electoral. También lo hizo en Galicia. En 2005, cuando Fraga veía peligrar su mayoría absoluta en las elecciones de ese año, el fundador de Alianza Popular aseguró en una entrevista en la Cadena Ser que un gobierno BNG-PSdeG “podría facilitar” la llegada del terrorismo a Galicia. La alerta no surtió el efecto deseado y Fraga acabaría perdiendo el poder en manos del socialista Emilio Pérez Touriño y el BNG de Anxo Quintana. A las puertas de las autonómicas del 18F, Feijóo repite estrategia y ordena a sus cargos sumarse al coro de vincular a Pontón con Bildu, los presos de ETA o Arnaldo Otegi. A diferencia de en 2005, cuando la organización terrorista estaba activa, ahora hace 13 años del anuncio del “cese definitivo de la actividad armada” y casi seis de su disolución.
La estrategia se explica por el temor, instalado en el PP, ante la posibilidad de un resultado histórico para la nacionalista Ana Pontón, que vislumbran todas las encuestas. La del CIS abre la puerta incluso a que encabece un gobierno alternativo a las derechas. Su retórica de ambición transversal y centrada en lo social le está abriendo territorios electorales hasta ahora no alcanzados por el nacionalismo gallego. Pero no ha sido hasta el debate celebrado en la Televisión de Galicia, único con presencia de Alfonso Rueda, el pasado día cinco, que el PP ha tocado a rebato terrorista, reclamando que sus cargos se esfuercen en igualar al BNG con Bildu. Aquel debate no le salió bien a Alfonso Rueda y el PP pulsó el botón del pánico. Un argumentario, distribuido internamente, daba forma al encargo. elDiario.es tuvo acceso a ese documento y lo publicó solo unos minutos después de que empezase a circular entre los grupos de trabajo de la formación conservadora.
La estrategia del PP se basó entonces en tres elementos: recordar los acuerdos electorales de los nacionalistas gallegos y Bildu, aludir a la presencia de cargos del BNG en una manifestación que, entre otras cosas, reclamaba acercar los presos de la banda a cárceles del País Vasco, más de una década después del alto fuego definitivo y recordar que la formación que lidera Pontón tiene en Europa a Pernando Barrena, condenado por terrorismo, en un puesto de asesor. Pero algo de todo eso ha debido parecer poca cosa al PP que este miércoles decidió dar un paso más publicando un vídeo en el que la cara de Ana Pontón se acababa transformando en la Arnaldo Otegi. A partir de ahí, los últimos momentos de campaña se han convertido en una barra libre en donde cualquiera diría que la principal sorpresa de las elecciones gallegas va a ser la posibilidad de que la Xunta acabe en manos de un comando de ETA.
Si lo anterior pudiera parecer exagerado, basta con repasar la hemeroteca para comprobar que, vídeo al margen, los límites ya se han tanteado en otras ocasiones, aunque sin el foco estatal tan atento a esas hipérboles. En las navidades de 2021, el ahora portavoz del PP, Miguel Tellado, aún era un desconocido fuera de Galicia. Durante un debate en el Parlamento de Galicia no dudó en relacionar a Ana Pontón con el comando Barcelona de ETA ante la pasividad del presidente de la Cámara, también del PP. En sus 'cara a cara' en las sesiones de control, Rueda solía recordar a Pontón las alianzas de la formación nacionalista con la izquierda abertzale. Estas pasaron décadas en suspenso debido, precisamente, a la violencia, y solo se reanudaron una vez que la banda terrorista, en 2011, abandonó las armas.
Tellado insiste ahora en manejarse sin remilgos ni frenos a la hora de realizar asociaciones del rival político. Su caso es paradigmático porque no todo el mundo sabe que él mismo estuvo en la órbita política que ahora relaciona con acciones violentas e ilegales. A mediados de los 90 formó parte del Movemento Estudiantil Universitario (MEU), una escisión de los Comités Abertos de Facultade (CAF) que, por entonces, orbitaban en torno al ala más contundente del Bloque Nacionalista Galego (BNG). El mismo Feijóo ya justificó, en las semanas previas a las elecciones generales del 23 de julio, el uso del “que te vote Txapote” contra Pedro Sánchez, pese a que la hermana de Gregorio Ordóñez, concejal del PP en Donosti asesinado por ese etarra, le pidió que dejasen de hacerlo.
Feijóo y Rueda: entrevistas para hablar de ETA
La estrategia de alimentar el miedo hacia Ana Pontón es el último bandazo de la volátil campaña del PP gallego. Si ha acelerado en estos últimos días también se debe a los esfuerzos denodados de los populares por apartarse de la polémica generada por el propio partido al revelar el pasado sábado los tratos de Feijóo con Junts. Ahora, este y su sucesor, Alfonso Rueda, no quieren hablar de la amnistía que, al inicio de la campaña electoral, situaron en el centro de su discurso. En las entrevistas de este viernes, a pocas horas de la jornada de reflexión, volvieron a poner en práctica lo que decía aquel argumentario interno que fabricaron tras el fiasco en el debate de la TVG.
“Un señor condenado por el Tribunal Supremo es asesor de Ana Miranda [eurodiputada del BNG]”, dice Alberto Núñez Feijóo en La Voz de Galicia de este jueves. En esta conversación, asegura que “ahora se ha sabido” que Pernando Barrena comparte oficinas con la eurodiputada del Bloque. No se ha sabido ahora, en realidad. Bildu y el BNG conformaron la alianza Ahora Repúblicas, en la que también se integraron Esquerra Republicana y otras formaciones menores, para presentarse en 2019 al Parlamento europeo. Los diputados se han repartido el tiempo en la Cámara en función de los votos obtenidos en sus respectivos territorios. Bildu y el BNG ni siquiera forman parte del mismo grupo parlamentario en Estrasburgo: la izquierda abertzale vasca se integró en el de Izquierda Unitaria Europea –donde se encuentran Izquierda Unida, Podemos o el Sinn Féin irlandés–, mientras los nacionalistas gallegos están en la Alianza Libre Europeo, junto a ERC, el SNP escocés o el Plaid Cymru galés.
También Alfonso Rueda, en este caso en una entrevista en El País, ha tirado de argumentario. “¿De verdad considera a Pontón una radical?”, le pregunta la periodista Sonia Vizoso, a lo que responde: “En muchísimos aspectos no tengo ninguna duda”. Dos preguntas después, el propio Rueda cree necesario recordar lo que es público y notorio: “Sus socios son ERC y Bildu”. “Supongo que intentarán reproducir lo que estamos viendo en el País Vasco y Catalunya”, deduce, sin aportar pruebas al respecto. “Galicia se juega una radicalización y un barullo parecidos a los que estamos viendo en Catalunya”, asegura.
Nada nuevo: lo mismo que hizo Fraga en aquella entrevista de 2005, con escaso resultado para sus intereses electorales.
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