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El PSOE de Santiago se embarra en una guerra interna con la legalización de 600 viviendas turísticas como excusa

Aitor Bouza, secretario xeral del PSOE en Santiago y su número dos, la exconcejala Marta Álvarez Santullano

Gonzalo Cortizo

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El Partido Socialista de Santiago está a punto de saltar por los aires a cuenta de un conflicto larvado durante años entre las diferentes almas de la formación. La dirección del PSOE santiagués, en manos de Aitor Bouza desde finales de 2023, ha ordenado a sus concejales en el Ayuntamiento que se abstengan en una trascendental votación prevista para este lunes en el pleno del Concello. El asunto que se somete a votación es una ordenanza que evita regularizar centenares de viviendas turísticas que han operado durante años en la alegalidad. El PSOE en el Ayuntamiento siempre se posicionó a favor de apoyar esa iniciativa. Hasta que la dirección local del Partido puso pie en pared este viernes y ordenó el cambio de criterio. Bouza fue el encargado de dar la nueva orden y la hizo acompañar de una amenaza: quien desoiga las órdenes de la dirección local será expedientado y alejado de la disciplina de la formación política. Su superior en la organización, el secretario general José Ramón Gómez Besteiro, se ha desentendido del conflicto. “No creo que sea muy relevante. Habrá que preguntar en la agrupación local, en el gobierno municipal y sobre todo en el ámbito provincial de A Coruña”, declaró este lunes a los medios.

Y es que en las filas del PSOE local se ha instalado la idea de que la operación solo persigue la ruptura con el grupo de concejales que lidera Mercedes Rosón, quien fuera número dos de la candidatura que encabezó Xosé Sánchez Bugallo en las últimas elecciones municipales. Tras aquellos comicios, y a cuenta de un pésimo resultado, Bugallo decidió dar un paso al lado e instalarse en la comodidad del Senado. Después llegaron unas primarias a las que solo concurrió la candidatura de Aitor Bouza. El exlíder de las Xuventudes Socialistas y actual asesor del PSOE en el Parlamento de Galicia llevaba años colocándose en listas pero sin llegar nunca a ocupar un puesto de salida. Desde finales de 2023 hasta ahora apenas se supo nada de Bouza. Hasta este viernes, cuando decidió iniciar una incesante campaña de difusión de vídeos en redes para explicar los motivos que le llevaban a ordenar el cambio de postura sobre la ordenanza de pisos turísticos. La casualidad quiso que el giro de timón del PSOE compostelano coincidiese con un anuncio en sentido contrario de un notable en el socialismo: Jaume Collboni, alcalde de Barcelona, se marcaba un límite de cinco años para acabar con los 10.000 pisos turísticos que funcionan en la ciudad condal.

En su catarata explicativa de los últimos días, Aitor Bouza también redactó un argumentario para difundir entre la militancia los motivos de su decisión contra la ordenanza que este lunes debate el pleno municipal. En ese texto de cinco páginas incluyó una amenaza en su párrafo de cierre. Ahí recordaba que el grupo municipal “deberá acatar las resoluciones” que ordene la dirección política del partido. Dicho en otras palabras, el mensaje para Rosón y los suyos es claro: o se traga una abstención que tumba la ordenanza o se queda al albur de expediente y posible expulsión.

La estrategia de laminado interno carece de ventajas en el corto plazo. El PSOE cuenta en la actualidad con seis concejales en el consistorio, tres afines a Rosón y otros tres que reparten sus afectos entre la dirección, los aún seguidores de Bugallo y el poder que todavía emana desde la sombra el exconcejal Bernardino Rama. La vida interna de la formación es indetectable en el día a día, tal y como resume una exdirigente a este periódico: “La agrupación de Santiago es un cementerio”. En caso de ruptura, la formación quedaría en los huesos con respecto a lo que llegó a ser en una ciudad tantas veces gobernada por el PSOE. Pero es que la relación con Mercedes Rosón y su entorno se da ya prácticamente por rota y tal y como aseguran a esta redacción un concejal socialista “se trata de un problema que ya no tiene arreglo”.

A la espera de que la votación confirme los rumores de ruptura, los concejales presionados para abstenerse mantienen silencio sobre qué harán a la hora de votar. Si aceptan las órdenes del partido 600 propietarios de viviendas en una ciudad, en la que alquilar para residencia habitual es una quimera, tendrán una segunda vida para seguir reclamando su derecho a especular con los alquileres de gran rendimiento a turistas. Si se mantienen en su intención de votar a favor de la ordenanza que ha puesto sobre la mesa la alcaldesa del Bloque Nacionalista Galego (BNG), Goretti Sanmartín, lo poco que queda del PSOE en Santiago saltará por los aires.

Agazapado, como quien asiste al visionado de La boda roja, ese capítulo de Juego de Tronos en donde la Casa Frey pasó a cuchillo a la familia Stark, está el portavoz del PP Borja Verea. En conversación con esta redacción Verea aseguró este lunes: “El PSOE, que me quiere hacer alcalde”.

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