Reconstrucción de la noche de los agresores de Samuel Luiz: discusiones ante desconocidos y reuniones de madrugada

La madrugada del 3 de julio fue muy larga para el grupo de personas que la Policía relaciona con el asesinato de Samuel Luiz. Después de dejar al joven malherido ante el número 2 de la avenida Buenos Aires de A Coruña, frente al paseo marítimo, se dispersaron. Pero terminaron volviendo a encontrarse en dos parques de la ciudad a lo largo de esa noche. En uno de estos escenarios, algunos de los investigados se cruzaron reproches por lo ocurrido. En otro, hablaron del linchamiento después de que les llegase la información de que el chico al que habían golpeado había muerto.

Los agentes establecen un orden en los hechos a partir de las cámaras de seguridad del local en el que estuvieron, las instaladas en la vía pública y las declaraciones de implicados y testigos, de acuerdo con el sumario del caso al que ha tenido acceso elDiario.es. Agresores y víctima coinciden esa noche en el pub Andén, frente a la playa de Riazor. Un grupo en el que la Policía identifica a varios de los después detenidos y otro en el que se encontraba Samuel estuvieron sentados en reservados contiguos en el interior del establecimiento. Apenas hubo interacción entre ellos, salvo por un incidente, en el que no intervino Samuel, que se resolvió con un intercambio de palabras y que la amiga que estaba con el fallecido, Lina, ni siquiera menciona en su declaración. Una de las personas que está en el grupo del joven asesinado se cae hacia la zona en la que se encuentra la pandilla en la que están los agresores y algunos de ellos parecen recriminárselo, según concluyen los agentes que revisan las imágenes.

Las cámaras captan la salida progresiva a los miembros de ambos grupos al ir acercándose la hora de cierre, las tres de la madrugada. A continuación, en las escaleras del paseo marítimo, Samuel y Lina hacen una videollamada y uno de los agresores se encara con ellos porque cree que lo están grabando. Después empiezan los primeros golpes. Los agentes distinguen tres puntos distintos en el linchamiento: dos a lo largo del paseo marítimo y uno más al cruzar la avenida, en donde Samuel se desploma. Los agresores fueron persiguiendo a su víctima, a la que ayudaron dos hombres de origen senegalés que intervinieron al ver el tumulto. Desde el último punto, a la altura del número 2 de la avenida Buenos Aires, los implicados se dispersan, pero volverán a verse esa noche.

Las declaraciones de varios testigos e implicados permiten saber que hubo dos reuniones en las horas siguientes en las que hablaron del linchamiento. La primera de ellas es en torno a las cuatro de la madrugada en el parque Europa, en la otra punta de la ciudad. Una testigo sitúa en ese lugar, junto al Fórum Metropolitano, a una pareja a la que se acercó, junto a otros dos amigos, por temor a que se estuviese produciendo una agresión machista. Reproduce parte de la conversación que oyó entre el hombre, D.M.M., de 25 años y uno de los detenidos por el crimen, y C.S.B., de 19 años, su novia y otra de las implicadas. Ella le recrimina la brutal paliza que le han dado a Samuel y él replica: “Puto maricón, si era un maricón de mierda”. El hombre se quita uno de los zapatos y el calcetín porque tiene una herida.

Esta misma testigo cuenta que aparecen después otras tres personas que forman parte del grupo que la Policía identifica como el de los agresores. Uno de ellos discute y les dice antes de irse: “Siempre que salgo con vosotros acabo con movidas”. Las otras dos personas se marchan juntas poco después. De la declaración de otro de los detenidos, K.A.S.C., se deduce que son él mismo y su pareja, que deciden desplazarse desde el parque al Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC) porque una amiga ha sido llevada allí con un coma etílico.

La siguiente reunión tiene lugar algo más tarde, pasadas las 4.30 en otro parque cercano, el de San Diego. Allí se congregan en torno a una decena de los implicados para hablar de lo ocurrido. Les han llegado noticias del fallecimiento de Samuel. Según uno de los presentes, en este encuentro A.F.G., que fue también detenido y se encuentra en prisión, reconoce haberle pegado puñetazos a Samuel y “se lleva las manos a la cabeza”. Este mismo testigo cuenta que en una conversación al día siguiente con D.M.M. este le dice que cree que va a “pagar por todo” porque es el mayor del grupo. La Policía sospecha que en esta reunión podrían haber borrado pruebas y trabaja en el volcado del contenido de los móviles de cuatro de los investigados. Los agentes han solicitado también los datos de posicionamiento de los dispositivos para determinar dónde estuvieron.

Trece jóvenes de entre 16 y 26 años conforman la “jauría” que asesinó a Samuel

La “jauría”, en palabras del delegado del Gobierno en Galicia, que asaltó y mató a golpes a Samuel Luiz la madrugada del pasado 3 de julio en el paseo marítimo de A Coruña está conformada por doce jóvenes de entre 16 y 26 años de edad. Hay una decimotercera persona implicada aún sin identificar, un joven del que solo se conoce su foto y nombre de usuario en una red social, según la reconstrucción policial del brutal crimen.

Gracias a numerosos testimonios recabados, así como a las grabaciones de cámaras de seguridad de un pub, un local de máquinas expendedoras y las municipales de tráfico, la Policía ha establecido la “participación activa” de seis personas en el linchamiento de Samuel. Tres jóvenes, de 25, 21 y 19 años, permanecen ingresados desde el 9 de julio en la prisión provincial de Teixeiro, acusados de un delito de asesinato. Otros dos son menores de edad, de 16 y 17 años, y están internados tras ser identificados por testigos como “participantes activos” de la brutal paliza que acabó con la vida de Samuel. La sexta implicada “activa” es una joven de 19 años, novia de uno de los encarcelados. Fue detenida, aunque quedó en libertad con cargos y obligación de presentarse cada 15 días en comisaría.

Entre las restantes seis personas que también fueron identificadas como integrantes de la pandilla responsable, en mayor o menor medida, del apaleamiento hasta la muerte de Samuel, hay otros dos menores, uno de 16 años y otro que alcanzará la mayoría de edad la próxima semana. Todo el grupo son amigos en mayor o menor grado y viven con sus padres. Ninguno conocía a la víctima. Solo uno declaró a la Policía haber bebido en exceso aquel día y tener “lagunas” de lo que ocurrió. Aun así llama la atención la agresividad y brutalidad con la que se ensañaron contra Samuel, quien no se defendió de los golpes e intentó huir, con ayuda de dos senegaleses, que no lograron parar su linchamiento.