Los responsables políticos del Prestige, 'premiados' con más y mejores cargos
Lo recordó Nunca Máis y lo recuerda ahora también Greenpeace. Los responsables políticos de la catástrofe del Prestige no sólo no fueron sancionados judicialmente, sino que ascendieron o continuaron con su carrera política, incluso consiguiendo puestos de responsabilidad más altos que los que tenían hace diez años cuando la marea negra de chapapote teñía las costas y el mar gallego.
Justo diez años después, y coincidiendo con el inicio del juicio en A Coruña, tanto la plataforma ciudadana como la organización ecologista recuerdan que los responsables políticos de aquel desastre ecológico no se sentarán en el banquillo de los acusados de la vista que da comienzo este martes y en la que los dos principales imputados son el capitán del Prestige, Apostolos Mangouras, y el ex director general de la Marina Mercante, López-Sors.
Ya lo recordaba Nunca Máis la pasada semana, cuando sus portavoces advirtieron del hecho de que dos de los jefes de ejecutivos de los que en la actualidad dependen los gallegos tuvieran en la época del Prestige altas responsabilidades. “La persona que invoca ahora a la seriedad y al buen hacer es el mismo que se ganó el apodo de señor de los hilillos por sus declaraciones”, dijo Xurxo Souto, en referencia a Rajoy, tras recordar también que Núñez Feijóo, presidente de la Xunta, era entonces vicepresidente con Manuel Fraga. “Nosotros sabemos perfectamente quién es Rajoy y sabemos también bien que harían él y Feijóo si tuvieran que volver a actuar”, aseguraron.
Ahora, es Greenpeace quien hace un repaso a las actuaciones de las personas que entonces tenían responsabilidades tanto en la gestión del accidente como de la marea negra ocasionada por culpa de las decisiones tomadas. El listado es grande y empieza, nada más y nada menos, que con el actual presidente del Gobierno de España.
Mariano Rajoy
Mariano Rajoy era en noviembre de 2002 vicepresidente y portavoz del Ejecutivo, además de ministro de la Presidencia. Fue el encargado de asumir la coordinación de la gestión de la crisis y, como portavoz, acusado “de no informar adecuadamente a la sociedad sobre los datos reales de la catástrofe ambiental del Prestige”. Para la posteridad quedan ya declaraciones suyas, como aquellas en las que aseguraba que la marea negra no alcanzaría las costas o que del buque salían “pequeños hilillos de plastilina en estiramiento vertical”.
Pero antes, sobre el 23 de noviembre, aseguraba que el vertido “afectaba a una parte importante de A Coruña”, pero que “no era una marea negra”, además de intentar tranquilizar a la población explicando que “el fuel del Prestige” era “el menos tóxico de todos cuantos vertidos había sufrido Galicia”. Además, también son recordados sus rechazos de la versión portuguesa de la evolución de la marea o aquella frase del 4 de diciembre, cuando negaba que el crudo hubiera llegado a las Rías Baixas, mientras millares de marineros luchaban ya contra la marea negra con sus propios medios. El 5 de diciembre se ve obligado a reconocer que el fuel seguía saliendo del Prestige, aunque lo hacía con la célebre frase de los “hilillos de plastilina”. Tan sólo unos días después, reconoce que esos hilos son 125 toneladas de fuel al día.
Para Greenpeace, “ninguna de las funciones que tenía otorgadas Mariano Rajoy entonces fue desempeñada con solvencia, ya que como portavoz no informó ni comunicó a la sociedad con claridad ni fundamento”. Además, como ministro de la Presidencia, “no fue capaz de coordinar los diferentes ministerios”, lo que provocó “una gestión ineficaz de la catástrofe”.
“Nueve años después -recuerda Greenpeace- Mariano Rajoy fue elegido presidente del Gobierno sin tener que responder por ninguna de sus faltas y errores cometidos en sus cargos en 2002 y sin tener que personarse en el macrojuicio que comienza el 16 de octubre”.
Francisco Álvarez-Cascos
El presidente de FORO Asturias y ex presidente del Principado era en noviembre de 2002 ministro de Fomento. Tal y como recuerda Greenpeace, su departamento era “el responsable de la elaboración y puesta en marcha de los planes de emergencia en caso de una catástrofe como la del petrolero”. A pesar de aprobarse en 2001 el Plan Nacional de Contingencias por Contaminación Marina Occidental, “ninguna de las actuaciones se llevaron a cabo según este plan y la falta de coordinación fue espectacular”.
Además, y esa es la principal critica que recibe, ni expertos independientes ni profesores universitarios fueron consultados a la hora de decidir alejar el Prestige de las costas, en una iniciativa que no contó con ningún informe científico a favor.
“Asumo la ratificación de todas las decisión de las capitanías, oídos los prácticos de los puertos, y asumo la responsabilidad de haberlas apoyado y de no haber introducido modificación ninguna” llegó a asegurar Cascos. Diez años después, será el entonces director general de la Marina Mercante, José Luis López-Sors, quien se siente en el banquillo de los acusados y cargue con toda la responsabilidad de una decisión fatal para el desenlace de la catástrofe. Nueve años después, y tras fundar su partido, Álvarez-Cascos fue proclamado presidente de Asturias tras vencer en unas elecciones, aunque sólo duraría diez meses en el cargo después de convocar elecciones anticipadas.
Miguel Arias Cañete
En la época de la catástrofe del Prestige, Arias Cañete era ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, y aunque sus competencias no debían ser importantes en la gestión de la marea negra, sus decisiones y opiniones sobre el problema acabaron por llenarlo de responsabilidades en la gestión. Greenpeace lo acusa de “minusvalorar la dimensión ambiental de la catástrofe y de ser corresponsable con las decisiones gubernamentales”.
Según la organización ecologista, la consecuencia de sus actuaciones fue la “completa descoordinación con las consellerías de pesca, los pescadores, los mariscadores y los marineros”. Se recuerda cuando, al poco de que el Prestige hubiera lanzado su primero SOS, Arias Cañete aseguraba que en quince días se podrían abrir los caladeros de pesca.
“Con el remolque del Prestige a aguas internacionales se consiguió evitar un desastre ecológico del que el sector pesquero habría tardado años en recuperarse”, llegó a decir Arias Cañete, que fue célebre por decir también, a pocos días de la catástrofe, que el vertido estaba “controlado” y que no derivaría “en consecuencias para las poblaciones pesqueras ni para las especies marinas gracias a la rápida actuación de las autoridades”.
Diez años después, Miguel Arias Cañete vuelve a liderar el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y cuenta con más de 325.000 euros en participaciones en empresas petroleras.
Jaume Matas
Ministro de Medio Ambiente en aquella época, es señalado por Greenpeace y muchos otros colectivos como responsable de la ineficacia de la limpieza de las playas y de que no se haya realizado ningún plan integral para paliar los daños causados por la marea negra“. ”El Gobierno actuó con diligencia, eficacia y coordinación. Desde el primer momento tomó las medidas necesarias para evitar daños mayores ante un desastre de esta naturaleza“, aseguró en las primeras semanas de la catástrofe.
En 2007 dejó la política después de perder las elecciones al Parlamento balear. Está imputado por doce delitos relacionados por corrupción cometidos durante su etapa en el Govern. En marzo de 2012 fue condenado a seis años y dos meses de prisión.
Arsenio Fernández de Mesa
Fernández de Mesa era el delegado del Gobierno durante la época del Prestige y nombrado también de aquella vocal de la Comisión interministerial para el seguimiento de los daños causados por el buque. Mantuvo “una política de desinformación desde el principio y participó en la decisión de alejar el petrolero de las costas gallegas sin que expertos cualificados examinaran el barco”.
Quedan ya para la historia alguna de sus frases en las comparecencias ante la prensa. “El destino del fuel en el fondo del mar es convertirse en adoquín”, había llegado a manifestar, después de no aclarar en ningún momento los riesgos o de asegurar que era “casi imposible” que el crudo llegara a las Rías Baixas. En la actualidad es director general de la Guardia Civil y sus manifestaciones siguen sembrando la polémica.
Además, Greenpeace destaca en su listado otros responsables políticos que entonces, por sus cargos, tomaron decisiones fundamentales en cuanto a la gestión de la catástrofe o de sus posteriores consecuencias y que tampoco se sentarán en el banco de los acusados durante el juicio. Así, cita a Ana Pastor, ministra de Sanidad y Consumo entonces y ahora de Fomento; Javier Gárate, por entonces director de Sasemar; Ángel del Real, capitán marítimo de A Coruña; Serafín Díaz, inspector de Capitanía Marítima; o Enrique López Veiga, conselleiro de Pesca.