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Rueda se atrinchera en la defensa de su exconselleiro y en el ninguneo a la mujer que lo denunció por agresión sexual

El presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, durante la sesión de control en el Parlamento de Galicia

Daniel Salgado

11 de junio de 2025 13:07 h

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Alfonso Rueda ha decidido no moverse de su trinchera: la presunción de inocencia ampara a su exconselleiro de Mar, imputado por agresión sexual, y esta circunstancia opaca cualquier apoyo, reconocimiento o respeto por la mujer que lo denunció. El presidente gallego se encastilló este miércoles en el Parlamento de Galicia y, una vez más y ostensiblemente, se negó a mostrar un mínimo gesto hacia la persona que acusó a Alfonso Villares ante la policía. “Creo en la Justicia, que protege a las víctimas y la Xunta trabaja por ellas, y creo en la presunción de inocencia”, dijo, y de ahí no pasó. El resto de su intervención consistió en una ensalada de ataques a la oposición, que había convertido en monográfica sobre el caso la sesión de control parlamentario. “Usted degrada las instituciones, no es digno de ser presidente de la Xunta de Galicia. La mayoría de este país no lo votó para encubrir un presunto agresor sexual”, se indignó Ana Pontón, líder del BNG.

Y es que Alfonso Rueda admitió la semana pasada, al día siguiente de que el exconselleiro presentase su dimisión tras ser imputado, que conocía la denuncia desde febrero. “El suyo es un silencio que duele y que avergüenza”, le había recriminado en el pleno también Besteiro, portavoz del Partido Socialista, que le lanzó una lista de preguntas, entre ellas “¿por qué lo ocultó durante cuatro meses?”. Esa circunstancia y la despedida que el Gobierno gallego brindó a Villares el día en que su substituta tomó posesión fueron los ejes de las intervenciones de la oposición. “El pasado viernes vivimos la página más indigna de 16 años de gobiernos del Partido Popular al organizar un acto de homenaje a un presunto agresor sexual”, afirmó Pontón. La mayoría de miembros del gabinete de Rueda expresaron además su respaldo a Villares en redes sociales, recordaron su presunción de inocencia y obviaron mencionar a la presunta víctima.

“Ustedes emiten un mensaje demoledor”, añadió Pontón, “que ante el paso adelante de una mujer valiente que denuncia a un poderoso, el presidente de su país se pone del lado del agresor y no de la víctima”. Lo mismo le había afeado el líder del Partido Socialista: “Ustedes han puesto el foco en la mujer que denuncia. ¿Qué opina además del hecho de que se haya filtrado su nombre?”. Alfonso Rueda no entró a ninguna de estas cuestiones. Y lo hizo de manera deliberada, toda vez que ya había rehusado ofrecer solidaridad o respeto a la denunciante a preguntas de la prensa sobre el particular tras la Conferencia de Presidentes de Barcelona el pasado viernes o en la rueda de prensa posterior al Consello de la Xunta este mismo lunes.

El presidente gallego optó por responder según su libro de estilo habitual, una mezcla del argumentario difundido por Génova y que atañe sobre todo al Gobierno central, alguna ironía y medias sonrisas -el mismo lo admitió: “No me estaba riendo, estaba sonriendo”- que enfadó especialmente a Ana Pontón. “Usted tiene mucha cara y poca memoria”, le espetó Besteiro, a quien le recordó que él había estado imputado por diez delitos y tardó algún tiempo en dimitir. “Apelaba a la presunción de inocencia. ¿A qué Besteiro tenemos que creer, a este de ahora o a aquel?”. Lo cierto es que lo hizo y durante siete años estuvo apartado de la primera línea política. La Justicia acabó por archivar todas las denuncias. Y Besteiro, en todo caso, se había cuidado en su intervención de deslindar las responsabilidades judiciales del acusado de las explicaciones políticas de Rueda: “Si usted quiere mezclar los temas puede hacerlo, pero demuestra que no entiende nada”. La advertencia no le sirvió de mucho.

A las preguntas de Pontón aplicó similar tratamiento, siempre entre aplausos de sus diputados. El BNG, asegura, calla “ante los koldos, las jessicas, los aldamas o los cerdanes”. Y acusó a su portavoz nacional de querer erigirse en ministra fiscal y jueza, después de recordar que Villares “dejó su cargo y se sometió a la justicia ordinaria”. Pero uno de los principales interrogante que había lanzado la nacionalista se quedó en el aire: “¿A qué aplaude el Partido Popular? ¿A que su presidente que encubre durante seis meses [los hechos denunciados sucedieron en diciembre de 2024] un presunto agresor sexual?”.

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