Rueda dice que está “orgulloso” de haber construido el hospital de Vigo con un modelo con un sobrecoste de 470 millones
La comisión que investiga la contratación de la Xunta con empresas vinculadas al entorno familiar de Alberto Núñez Feijóo y el modelo elegido para el hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo ha estado protagonizada este viernes por la comparecencia del actual presidente del Gobierno gallego, Alfonso Rueda, que volvió a defender que los encargos cumplen con la legalidad, aunque no entró al detalle ni se extendió en las explicaciones. También afirmó que está “orgulloso” de la decisión de que el centro sanitario vigués se levantase con una fórmula privatizadora que costó 470 millones de euros más que una licitación tradicional de obra pública.
Rueda, que recordó que él fue miembro de todos los gabinetes de Feijóo en la Xunta, por lo que vivió en primera persona el proceso del Cunqueiro, insistió en la idea, repetida por todos los ex altos cargos de gobiernos del PP que han pasado por la comisión, de que aquella era una época “de vacas flacas” y que la colaboración público-privada era “la manera” de levantar la nueva infraestructura. “Vengo a decir aquí que estoy orgulloso de esa decisión y de que se pudiese construir”, aseguró. El modelo, que Feijóo decidió en 2010, suponía encargar la obra a una empresa -en realidad, una unión temporal de varias-, que asumió la financiación a cambio de un canon millonario que el Gobierno gallego seguirá pagando cada año hasta mediados de la próxima década. Esa fórmula implicaba también una concesión de casi todos los servicios no clínicos no solo en el nuevo hospital, sino también en el Nicolás Peña y el Meixoeiro. El informe de fiscalización del Consello de Contas concluyó que habría salido más barato abordar el proyecto licitando con cargo a fondos públicos la obra por un lado, con el sistema tradicional, y los servicios por el otro.
Para arrancar su intervención en una comisión que el PP ha tratado de dificultar -votó en contra de su creación y después se quedó con el control de la misma y vetó comparecencias como la de Feijóo-, Rueda consideró que el estado del órgano de investigación está “entre líquido y gaseoso” y se ha convertido “en algo que ni sus impulsores sabrían definir”. Más allá de defender la legalidad de todos los encargos de la pandemia o la acumulación de contratos menores con Eulen, la empresa en la que Micaela Núñez Feijóo, hermana del presidente del PP, es directora para el noroeste, no aportó más concreción sobre los procesos. Sí hizo referencia en varias ocasiones a la situación de la política española, al mismo tiempo que aseguraba que no se convertiría en “cómplice” de trasladar al Parlamento gallego su “toxicidad”. “Aquí no hubo 'koldos' ni 'aldamas'; eso pasó en el Gobierno de España”, dijo.
El presidente de la Xunta acusó a la oposición de prender “antorchas de la inquisición respecto a cualquier cosa” que hace el Gobierno gallego y recurrió al argumento de que, por ejemplo, Eulen contrata también con otros gobiernos, no todos del PP, e incluso lo hizo con el bipartito de PSdeG y BNG que dirigió la Xunta entre 2005 y 2009.
“Quiero ubicarlo: está en el Parlamento de Galicia, no en Madrid”, le replicó la líder del BNG, Ana Pontón, que le afeó que no contestase a las preguntas que le hizo e interpretó su silencio como “una confesión” de que el PP lleva “15 años utilizando las zonas de opacidad de la contratación pública para beneficiar a empresas de familiares”. Los 1.573 contratos a dedo por 7 millones de euros a Eulen entre 2018 y 2024 que contabiliza el BNG son, según su portavoz nacional, una “demostración de uso fraudulento” de los contratos menores.
El líder del PSdeG, Xosé Ramón Gómez Besteiro, consideró que “no son casos aislados, hay un modus operandi” en la Xunta para beneficiar a empresas relacionadas con el PP. Citó, al igual que Pontón, los casos de Universal Support, relacionada con el cuñado de Feijóo; el de Eulen; el de la empresa en la que es socio el marido de la número dos del PP gallego; o el de la firma del hermano de la secretaria xeral da Presidencia. Ese “patró claro” de la Xunta, según Besteiro, quedó reflejado también en el modelo elegido para el Álvaro Cunqueiro. Defendió que el bipartito había dejado “firmado, proyectado y presupuestado” un diseño público, pero Feijóo lo cambió. Le preguntó a Rueda por qué asumieron “con tanto ímpetu” una alternativa que terminó siendo más cara y entregando un hospital más pequeño.
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