Alfonso Rueda usó una trampa retórica para negar la evidencia. Según su versión, no hubo ningún sobrecoste en la construcción del hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, pese a que un informe del Consello de Contas conocido antes de agosto cifró en 470 millones de euros lo que podría haber ahorrado el Gobierno gallego si no hubiese optado por el sistema de financiación público privado por el que optó. Fue una decisión del primer gabinete de Alberto Núñez Feijóo, del que Rueda formaba parte como conselleiro de Presidencia. “Pretende usted hacerle oposición a la Xunta de hace cuatro legislaturas”, respondió con suficiencia el presidente gallego a la pregunta de José Ramón Gómez Besteiro, portavoz del Partido Socialista, en la primera sesión de control parlamentario del curso.
El caso es que el órgano fiscalizador de la Xunta de Galicia publicó sus conclusiones el pasado julio. El hospital comenzó a funcionar en 2015. Y en ellas no solo señala el sobrecoste en el que incurrió el Gobierno gallego. También menciona los incumplimientos de las empresas concesionarias. Los resumió en su turno Ana Pontón, líder del BNG: “470 millones más por un hospital más pequeño y con menos servicios”. Más pequeño literalmente. El acuerdo del ejecutivo del Partido Popular con la constructora era edificar 104.168 metros cuadrados, pero sucesivas modificaciones a la baja lo redujeron en 11.972 metros. Alfonso Rueda ni se acercó a rebatir ninguna de estas consideraciones.
Es más, a Rueda le pareció una buena idea contraatacar en la Cámara con un informe encargado por el bipartito -coalición de socialistas y nacionalistas que gobernó entre 2005 y 2009 que proyectó el hospital- en el que preguntaba cuál era el mejor sistema de financiación de la infraestructura y este recomendaba -sostuvo- una sociedad mixta con 90% de capital privado. El bipartito perdió, contra todo pronóstico y tras una brutal campaña electoral de la derecha, las elecciones y no decidió nada. Entró Feijóo. “Critican algo que ustedes pensaban hacer”, se atrevió a afirmar el actual presidente de la Xunta en base a ese documento. Más allá del contrafáctico -un acontecimiento que no ocurrió pero podía haber ocurrido- de Rueda, lo cierto es que el Consello de Contas también afeó a los sucesivos gobiernos del PP no haber realizado “un análisis previo comparativo” de modelos de financiación de la obra. “Ustedes no evaluaron nada”, atacó Besteiro, quien acusó a los populares de malgastar el dinero público.
El presidente gallego tampoco contestó a otra exigencia de la oposición, enunciada durante años y a la que el informe del Consello de Contas aporte soporte en cifras: “Revierta el hospital a lo público”. En la actualidad la Xunta paga un canon anual de 86 millones de euros a la empresa constructora, además de cederle varios servicios no sanitarios del complejo. Alfonso Rueda solo acertó a insistir: “No hay sobrecoste, era el sistema que permitía hacer el hospital en aquel momento”. Ningún papel encargado por los gobiernos de los que formó parte lo certifica.
Pontón: “Es usted un presidente que sirve a las empresas de familiares de Feijóo”
La pregunta registrada por la portavoz nacionalista -el reglamento del Parlamento gallego obliga a hacerlo con varios días de antelación- versaba sobre las prioridades políticas del gabinete de Rueda. Pero las noticias se agolparon sobre su intervención. “El señor Rueda es un presidente centrado en servir a Génova [por la sede estatal del PP] y a las empresas de familiares del PP [en relación a la contratación de la Administración con compañías relacionadas con familiares de Feijóo]”, sostuvo Ana Pontón, “solo le importa el si bwana al señor Feijóo”. El BNG ha anunciado que promoverá una comisión de investigación sobre estos vínculos, de os que puso un ejemplo: “1.311 contratos a dedo a la empresa en que trabaja la hermana del señor Feijóo”.
Alfonso Rueda evitó entrar a esa cuestión. Con tono displicente, habitual en sus respuestas a la oposición, solo dijo “que si somos amigos de no se quién, que si el señor Feijóo no sé cuanto”, y procedió a su repertorio argumental de cada día sobre el nacionalismo gallego: la situación en Venezuela o los socios independentistas catalanes. “Es más fácil hablar de eso que de los 470 millones de euros de sobrecoste por un hospital más pequeño y con menos servicios”, replicó Pontón, “tenga un poco de respeto por el cargo que ocupa y deje de ser la marioneta de Feijóo”. El presidente de la Xunta intentó llevar el debate a la financiación autonómica, sobre la que no ha presentado una posición demasiado concreta más allá de sumarse a la estrategia y a la retórica del PP estatal. “Nuestra prioridad ahora mismo es que no nos roben desde el Gobierno de Madrid para mantener al señor Sánchez en la Moncloa”, llegó a afirmar ya al final del debate.