De nuevo, el hospital. La promesa lanzada por Alberto Núñez Feijóo el 26 de febrero de 2011 según la cual el Hospital Lucus Augusti (HULA), que venía de inaugurar, contaría con servicios de radioterapia, hemodinámica y medicina nuclear antes de acabar ese año va camino de convertirse en un regalo envenenado para el PP en la provincia lucense y, muy especialmente, en la ciudad de Lugo.
Hace escasos días, mientras el aspirante popular a la Alcaldía, Jaime Castiñeira, lanzaba la precampaña del que será su segundo intento por desbancar el socialista Xosé López Orozco, la conselleira de Sanidade, Rocío Mosquera, dejaba claro que su departamento hará caso omiso a las peticiones del servicio de Cardiología del propio hospital y no accederá, al menos de momento, a que la unidad de Hemodinámica, la que trata infartos, abra las 24 horas del día.
Según Mosquera, el hecho de que los infartos sólo puedan ser atendidos en horario de oficina -de 8 de la mañana a 3 de la tarde- no afecta, como indican los facultativos, al bienestar de los enfermos ni a las cifras de mortalidad y por eso no ha previsto cambiar de criterio. Ante la enésima piedra a los pacientes y, por extensión, al tejado del PP de Lugo, Castiñeira salía al paso de las declaraciones de su compañera asegurando en rueda de prensa que, “si eso es lo mejor para los lucenses”, él seguirá defendiendo “Hemodinámica 24 horas”. Mosquera “no es nada más y nada menos que la conselleira” y la “ampliación” del horario “depende del Registro Único de la Actividad Cardíaca”, cuya creación fue aprobada en el Parlmento y del que “se ocuparán no políticos, afortunadamente, sino especialistas”, señalaba el conservador.
Mientras Castiñeira se presenta como garante de “servicio para los lucenses” en el campo sanitario y al resto de grupos como representantes de la “demagogia” y de la “utilización de los enfermos para hacer política” las palabras de la conselleira le daban nuevos alientos a la plataforma que en los últimos años vino reclamando la instalación inmediata de los servicios pendientes. Así, el pasado viernes, indignados representantes de unos 200 colectivos -desde vecinales a políticos pasando por hosteleros o culturales- se reunían en la ciudad de la Muralla para diseñar un nuevo “plan de actuación” para seguir reivindicando hemodinámica 24 horas, radioterapia y medicina nuclear.
Ese plan ya es una realidad y está encabezado por la convocatoria de una manifestación a favor de los servicios en el hospital para el próximo 21 de mayo, esto es, un día antes del cierre de la campaña municipal y a tres días de la cita con las urnas. Hasta que llegue el momento de una movilización que, obviamente, será una relevante pieza en el rompecabezas electoral lucense, la plataforma prevé llenar las ventanas, paredes y automóviles de Lugo con banderolas y carteles que, a igual que había acontecido con Nunca Máis, hagan visible a pie de calle las reivindicaciones de manera tan visual como constante. “No somos ciudadanos de segunda”, reiteran, mientras barajan lemas para esa cartelería, tales cómo “porque lo prometió Feijóo”, “es de justicia” o “cuestión de corazón”, entre otros.
Con los resortes de la plataforma ciudadana engrasados por Mosquera y trabajando de nuevo a pleno rendimiento el enésimo capítulo del conflicto tendrá también una vertiente puramente política en los plenos del Ayuntamiento y de la Diputación, toda vez que los equipos de gobierno de ambas instituciones ya anunciaron su intención de promover sendas declaraciones de “persona no grata” para la consejera. Las palabras de la titular de sanidade le dejaron en bandeja a Orozco la oportunidad preguntarse “cómo puede ser que alguien que quiere ser alcalde actúe de palmero de una persona que nos viene a negar nuestros derechos” e instar a Castiñeira a “explicar cuál es la defensa que va a hacer de Lugo”.
Por su parte, desde la Diputación, su vicepresidenta segunda, Lara Méndez, lamenta que “la que dice llamarse conselleira de sanidade viene a Lugo a decirnos que seguirá a discriminar a los lucenses”. Estas declaraciones derivarán en sendos debates que, una vez más, obligarán los grupos local y provincial del PP a procurar el difícil equilibrio de defender los servicios del hospital sin contrariar las directrices del gabinete que preside Alberto Núñez Feijóo.