El secretario provincial del PSOE de A Coruña: “Me importa un huevo quedarme sin grupo municipal en Santiago”
“Me importa un huevo quedarme sin grupo municipal en Santiago”. Quien así hablaba ante la treintena de integrantes de la ejecutiva provincial del PSOE de A Coruña, reunido de urgencia tras la rebelión de los concejales de la capital de Galicia, era su máximo responsable, el secretario xeral Bernardo Fernández. La cita, convocada con 24 horas de antelación, se celebró el 27 de junio, tres días después del pleno en el que los ediles desobedecieron la orden de la dirección local y respaldaron al bipartito formado por BNG y Compostela Aberta para aprobar la ordenanza que daba carpetazo definitivo a la posibilidad de legalizar más de 600 pisos turísticos que funcionaban antes de la reformar del plan urbanístico. Un audio de 23 minutos al que ha tenido acceso elDiario.es da muestra del contenido de aquel cónclave y de la ruptura entre la línea oficial del partido y los representantes en el ayuntamiento.
El encuentro se celebró un jueves por la tarde y eso impidió la asistencia de dos personas clave en esta historia: el portavoz municipal, Gonzalo Muíños, que tenía pleno en el consistorio a la misma hora, y el exalcalde compostelano y presidente de la provincial, Xosé Sánchez Bugallo, que se encontraba en el Senado. La grabación comienza con Fernández repasando los antecedentes de un caso utilizado como excusa por el secretario local, Aitor Bouza, para imponer su criterio a un grupo municipal con el que llevaba seis meses enfrentado y que se había mostrado favorable a la medida, reivindicada por ellos como “socialista”, ya que ponía el colofón a una modificación del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) impulsada un año antes por el gobierno del PSOE.
Bouza eligió el tema más sensible y el peor momento para tratar de imponer una abstención que habría supuesto la caída de la iniciativa, ya que los concejales del PP, que habían anunciado su voto negativo, superan en número a los de BNG y CA. Su anuncio se produjo el viernes 21 de junio, prácticamente al mismo tiempo en el que el alcalde de Barcelona, el también socialista Jaume Collboni, anunciaba su intención de cerrar 10.000 viviendas turísticas (VUT), una decisión que supuso el pistoletazo de salida a las iniciativas del PSOE en todo el Estado, incluido el Gobierno central.
Críticas a las informaciones de elDiario.es
La ordenanza, que no incluía la posibilidad de regularizar las VUTs “preexistentes” a la reforma del PXOM y, por tanto, las condenaba a la ilegalidad, fue reducida a un simple “formulario” por Fernández, siguiendo el argumentario que una y otra vez intentó colocar desesperadamente Bouza durante el fin de semana previo al pleno, lo que incluyó deslegitimar informaciones periodísticas como ésta de elDiario.es, que fue citada en la ejecutiva provincial por el propio secretario xeral, asegurando que el enfoque se debía a que la alcaldesa, la nacionalista Goretti Sanmartín, “tiene peso en determinados medios, todos sabemos cuáles”.
Con la abstención, la dirección local del PSOE buscaba un doble objetivo: por un lado, lanzar un órdago a sus seis concejales; por otro, poner contra las cuerdas a la regidora, a quien no le perdonan -algo en lo que coinciden con el grupo municipal- su abstención en la reforma del PXOM y sus promesas a los propietarios de VUTs de que se encontraría una solución, algo que, según reconoce ahora, los informes jurídicos hicieron imposible. “No se puede resucitar un planeamiento urbanístico derogado”, explicaría su concejal de Urbanismo, Iago Lestegás.
En su intervención, Fernández recordó varias veces esa postura de Sanmartín, a la que acusó de “engañar” a los propietarios e “incumplir sus promesas” -idénticos argumentos a los utilizados en el pleno por el portavoz del PP, Borja Verea- e insistió en su negativa a aprobar “un formulario que no tendría ni que pasar por pleno”, ya que sólo recoge cómo comunicar al ayuntamiento la actividad turística en viviendas que se dediquen a vivienda durante la mayor parte del año. Sin embargo, como diría la portavoz de CA, la teniente de alcalde María Rozas, “el debate no es tanto por lo que la ordenanza dice como por lo que no dice”.
Cuestión de ambición
El secretario provincial, como Bouza en su día, reivindicó que su demanda al bipartito era ser “más ambiciosos”, en la línea del PSOE estatal, para obligar al gobierno local a abordar la situación de Santiago como zona tensionada y abordar la problemática de las viviendas vacías. Así quisieron transmitírselo a los concejales en una reunión de coordinación a la que no acudieron. Tras guardar silencio durante todo el fin de semana, en el pleno del lunes votaron a favor de la medida de forma unánime. “Hoy es uno de esos días en los que uno se pregunta si la política merece la pena, y creo que sí”, afirmó la edila Mercedes Rosón, responsable de Urbanismo en el gobierno socialista que aprobó la reforma del PXOM. Su discurso, con la voz quebrada y lágrimas en los ojos, se volvió rápidamente viral.
Fernández criticó que Rosón y Muíños diesen la sensación de que el partido “del que alguno lleva comiendo 16 años” les “exigiese” votar “contra su ciudad” y la imagen que así se creaba de la dirección, como “amigos de los grandes tenedores y los capitalistas”. “El partido en su conjunto es el mal y yo soy el bueno” y hacerlo a sabiendas de que ese mismo partido era quien debería decidir sobre el expediente que conllevaba la desobediencia: unos expedientes que así parecerías “viciados” cuando, en realidad, “somos un partido muy garantista”.
“Hay varias posibilidades: la posibilidad de que no pase nada, por no hacer nada tipificado en los estatutos”, lo que ve “totalmente posible”, como también lo es “que se abra un expediente informativo con medidas que acaben en la expulsión” de todos los ediles o de “varios”. “Y que quede claro: a mí me importa un huevo quedarme sin grupo municipal en Santiago”.
“Si esa circunstancia se da, poca sorpresa”, aunque sí admite que sería un escándalo “a corto plazo”, está seguro de que el partido se recuperaría. “Lo importante es ser honesto en la vida” ya que eso es lo que “al final, la gente lo paga y lo valora”. Defiende el trabajo fuera del consistorio: “El partido qué quiere: capacidad de acceder a los medios de comunicación y a las redes sociales… ¿Cuántos van a los plenos? Tres pelagatos. ¿Y cuántos los ven...?.
Por último, si finalmente él tuviese que dimitir por esta polémica, el también alcalde de Pontedeume no se muestra preocupado: “Si eso me cuesta estar aquí, me chupa un huevo”.
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