Una paciente gallega será indemnizada con 70.000 euros, más intereses, tras ser diagnosticada tarde de un cáncer de mama a causa de una “mala praxis”. Así lo ha dictaminado el juzgado de lo Contencioso Administrativo nº2 de Santiago, el cual ha condenado al Sergas, el Servicio Gallego de Salud, y a su aseguradora tras estimar la demanda presentada por el abogado de la afectada, según informa El Faro de Vigo.
Dicha demanda se basó en una “minusvaloración de los riesgos” y los “síntomas” que, según su representante legal, presentaba la paciente, así como en la “omisión de pruebas diagnósticas”, entre otros factores, agravados por los antecedentes familiares de la mujer relacionados con esta enfermedad, que propiciaban una “alta probabilidad de desarrollar neoplasia de mama”.
El magistrado, que estima la demanda interpuesta de forma parcial al no probarse la existencia de un “defectuoso consentimiento informado”, si ha considerado que tanto el pronóstico como el tratamiento no hubieran sido los mismos “si se hubiese diagnosticado el tumor con anterioridad”.
Según publica el diario El Faro de Vigo, en enero de 2014 la paciente, de 55 años, acudió al servicio de Urgencias del Hospital de Pontevedra alarmada por un bulto en su mama derecha detectado durante una autoexploración. Fue entonces cuando se diagnosticaron los quistes y se realizó una biopsia de uno de ellos, pero no así un estudio histológico.
Tampoco fue sometida a este tipo de pruebas al regresar un mes más tarde a este mismo hospital, alarmada por el crecimiento del bulto mamario. En esta segunda visita, el Sergas tan solo concluyó que la paciente tenía “mamas fibrosas” y la citó para un control rutinario en 2015.
Ante el aumento del tamaño del bulto, el cual presentó varios meses más tarde una fisura cutánea, la afectada regresó al hospital en septiembre del mismo 2014. Fue solo entonces cuando, tras ser sometida a las pruebas pertinentes, se le diagnosticó el tumor maligno.
Tras el diagnóstico, la paciente tuvo que ser sometida a una masectamía y a tratamientos de quimioterapia y radioterapia. A causa de estas terapias, la denunciante ha sufrido secuelas como linfedema, dolor miofascial, trastorno depresivo reactivo y un largo período de incapacidad.