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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Sindicatos y colegios médicos señalan a la Xunta por la falta de sanitarios: “No hay más porque las condiciones son precarias”

Sindicatos y colegios médicos están de acuerdo: “En Galicia no hay más médicos para contratar porque las condiciones laborales que ofrece la Xunta son precarias e inestables”. Así lo afirma el doctor Manuel Rodríguez Piñeiro, vicepresidente del Colexio Oficial de Médicos de Pontevedra y que habla también en nombre de los otros tres agrupaciones profesionales que hay en Galicia. Critica al Gobierno de Alberto Núñez Feijóo “por hacer trampas con los argumentos con los que justifica la falta de personal sanitario”. Tanto el presidente de la Xunta como el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, han repetido en numerosas ocasiones que la falta de facultativos en las listas del Servizo Galego de Saúde (Sergas) limita las capacidades de la consellería para corregir los déficits de la Atención Primaria en Galicia. Con todo, ni Feijóo ni su conselleiro del ramo han precisado cuáles podrían ser las causas de estas carencias de personal que, poco a poco, han ido empeorando la calidad asistencial de todos los gallegos y aumentando la carga de trabajo del personal sanitario.

El pasado 4 de agosto, los sindicatos del sector se reunieron con la gerencia del Sergas para abordar el problema de la falta de médicos en Atención Primaria y buscar posibles soluciones para tratar de paliar la saturación que se está viviendo en los centros de salud gallegos durante el verano. Permisos vacacionales no cubiertos y bajas laborales han diezmado las plantillas y provocado el colapso de muchos de los centros de salud del territorio. En ese contexto se ha reunido el Consello Técnico de Atención Primaria. “El gerente del Sergas, José Manuel Flores, nos ha insistido en que si conocemos médicos desempleados, Sanidade los podría contratar de inmediato. Como si fuésemos su departamento de recursos humanos”, critica María Xosé Abuín, secretaria nacional de CIG-Saúde, el sindicato con mayor representación del sector sanitario. El propio García Comesaña despachó las dificultades para incorporar profesionales con la siguiente frase, pronunciada en el Parlamento de Galicia: “No tenemos una varita mágica para sacar médicos de donde no los hay”.

“La trampa del discurso del Sergas está en que no ha especificado las condiciones de esas contrataciones y eso es como no decir nada. Sabemos que lo que ofrecen son contratos de menos de dos meses y con una carga de trabajo tremenda ¿Quién va a venir a trabajar a Galicia con esa proyección de futuro? Obviamente, nadie”, replica el también secretario general del sindicato Omega, Manuel Rodríguez Piñeiro.

El inmovilismo del gobierno gallego ha llevado al Colexio Oficial de Médicos de Pontevedra a denunciar por lo penal a la Xunta de Galicia por la situación de colapso de las áreas sanitarias de Vigo y Pontevedra-Salnés. “La precariedad de los medios humanos y la sobrecarga asistencial a la que se ven sometidos (...) no representan solamente un riesgo personal para el médico de caer enfermo por el sobresfuerzo permanente, sino para los propios pacientes, a cuya atención no se puede dedicar el tiempo necesario ni la reflexión diagnóstica precisa”, reza la carta que el organismo ha remitido a sus 4.729 asociados, explicándoles por qué han tomado la decisión de llevar a los tribunales a la administración dirigida por Alberto Núñez Feijóo.

Sin soluciones posibles a corto plazo

A ojos de los representantes sindicales y de las juntas directivas de los colegios de médicos no hay solución posible a corto plazo. “La única vía inmediata para enmendar esta situación sería aumentar las plantillas eventuales, pero en este sentido, parece que ni el gobierno de la Xunta ni el del Estado están por la labor”, explica el doctor Rodríguez Piñeiro. “En cualquier caso, esa solución cortoplacista no arreglaría los problemas estructurales de la sanidad gallega. Pan para hoy y hambre para mañana”, matiza la secretaria nacional de CIG-Saúde, María Xosé Abuín. “La Xunta debe diagnosticar y hacer pública la situación actual de la Atención Primaria y, en función de los datos que se obtengan, ejecutar una estrategia de recursos humanos que satisfaga las necesidades sanitarias de la sociedad gallega”, añade Abuín.

En 2012, el Sergas hizo público el Plan de Ordenación de Recursos Humanos de la sanidad gallega. En aquel informe, con casi diez años de antigüedad, el mismo gobierno que todavía hoy dirige la Xunta de Galicia diagnosticaba el envejecimiento del personal sanitario. Entonces, más de la mitad de facultativos del Sergas se situaba en una franja de edad de más de 50 años y, mayoritariamente, entre los 50 y 56. Aquel informe, el último que ha hecho la Xunta de esas características, rezaba: “De los datos anteriormente expuestos, se puede concluir un significativo envejecimiento, en términos globales, del personal del Servizo Galego de Saúde, de modo paralelo al mostrado en la estructura etaria de la población gallega, que resulta más acusado en el colectivo de personal licenciado sanitario”. Y añadía: “La tasa de edad de los profesionales tiene una repercusión clara en la organización y prestación de cualquier servicio; siendo mayor tal incidencia en el ámbito sanitario que en otros ámbitos laborales, por las peculiaridades de la actividad asistencial sometida a elevados niveles de exigencia física y psíquica”. La medida estrella de la Xunta entonces para rejuvenecer la plantilla fue jubilar forzosamente a todos los médicos de 65 años.

Los estudiantes MIR como arma arrojadiza

El pasado 30 de julio, a la salida de la conferencia de presidentes, el presidente gallego trazó un panorama de la Atención Primaria ajustado a lo que denuncian los profesionales y usuarios pero alejado del triunfalismo con el que despacha la cuestión en el Parlamento de Galicia. “No tenemos médicos de familia. No tenemos pediatras. No podemos cubrir vacaciones ni bajas. Tenemos enormes dificultades para atender a las personas en el mismo día en que piden cita en su centro de salud”, admitió. Acto seguido, exigió al Gobierno central que “se comprometa con la situación de la atención primaria”, pese a que las competencias en la materia son exclusivas de la Xunta, y reclamó una convocatoria extraordinaria de MIR y volver a sacar las plazas vacantes en el Sistema Nacional de Salud.

“Eran conocedores del envejecimiento que tendría el plantel del Sergas, las jubilaciones que se iban a producir y, pese a todo, no solicitaron durante esos años el personal MIR suficiente para dar cobertura la estas bajas”, denuncia la secretaria nacional de CIG-Saúde. “Ahora es cuando, nueve años después, Feijóo pide una ampliación MIR que aun en el caso de producirse, no va a dar cobertura a todos estos recortes. Teniendo en cuenta que el MIR dura cuatro años, el déficit de médicos y médicas de familia va a persistir en los próximos años”, añade María Xosé Abuín haciendo referencia a que durante los años de gobierno de Mariano Rajoy, el asunto de las plazas MIR no tomó el protagonismo que ha cogido durante el gobierno de coalición.

Desde el Consello Galego de Colexios Médicos -órgano rotativo que representa los intereses y demandas de los cuatro colegios médicos de Galicia y del que en la actualidad se ocupa la agrupación de Pontevedra- apuntan la importancia que tienen en el sistema sanitario los tutores de los alumnos MIR. Este tipo de responsabilidad docente no tiene ninguna retribución salarial extra y, en cambio, demanda una formación adicional a cada tutor. “La Xunta ha tratado muy mal a los tutores. Al margen de que no cobren ni un solo euro extra, estos médicos tienen que estar más al día que nadie. Tienen la responsabilidad de formar a los futuros médicos. Teniendo en cuenta la sobrecarga de trabajo en Atención Primaria, la realidad en la sanidad gallega es que hay poca gente dispuesta a aumentar todavía más su trabajo”, explica el doctor Rodríguez Piñeiro. “Por mucho que la Xunta reclame plazas MIR, ¿quién se supone que va a formar a esos alumnos que las consigan?, remata el vicepresidente del Colexio Oficial de Médicos de Pontevedra.