“No soporto la idea de que la prenda que visto sea causa de violaciones de los derechos humanos”
Hace unos meses Marián Salgado tomó la decisión de abrir Racataplán, una marca y tienda de ropa para niños y niñas, por una necesidad personal: acababa de tener un hijo y no encontraba en Galicia ropa “que cumpliera una serie de parámetros que considero imprescindibles: ecológica, divertida, responsable y justa socialmente, cómoda, económicamente asequible...”. Y puso manos a la obra, obligada además por haberse quedado sin trabajo, “estoy convencida de que por ser madre”, comenta.
Racataplán ya está en marcha y quiere ser algo más que una marca, quiere ser un movimiento: “Creemos que el mundo lo cambian las pequeñas cosas; buscamos la naturaleza en nuestros tejidos; producimos en nuestro entorno; no queremos pesticidas ni manos esclavas”. Forma parte de la Plataforma Gallega de Moda Sustentable, que ha empezado su andadura esta semana en Pontevedra con el objetivo de “visibilizar y promover otra manera de producir y consumir ropa en Galicia”.
¿Por qué decides comenzar con Racataplán?
Racataplán nace por una cuestión práctica: no lograba encontrar ropa para mi hijo que cumpliera una serie de parámetros que considero imprescindibles: ecológica, divertida, responsable y justa socialmente, cómoda, económicamente asequible... Resulta complicado encontrar prendas que cumplan más de, como mucho, dos de estas condiciones juntas. Así que decidí hacer la ropa de mi hijo.
Inicialmente, esa era la meta. Sin embargo, la gente de mi entorno, familiares, amigos y conocidos me comenzaron a animar para producir a mayor escala y vender. Nos parecía que la ropa le gustaba a la gente y que había la posibilidad de cubrir un hueco en el mercado. Me encantaba la idea de crear un medio de vida de algo que me divertía y de lo que me sentía orgullosa. Me acababan de despedir de mi anterior trabajo, estoy convencida de que por ser madre, y precisamente de ahí, de la maternidad, nacía la mayor motivación. Un día, casi en broma, unos buenos amigos a los que les sobra imaginación y que son tremendamente creativos (NOMA) pusieron la idea en imágenes y pienso que ahí nació definitivamente la marca.
¿Qué diferencia vuestras prendas de las que realizan grandes marcas y que puedo encontrar en un centro comercial?
Salud. Toda vez que en el proceso de producción de prendas no ecológicas entran desde pesticidas hasta metales como cromo, cobre o zinc, demostradamente dañinos tanto para la salud como para el medio ambiente. Calidad. Los tejidos ecológicos mantienen mejores condiciones de suavidad y resistencia al resultar de procesos productivos menos “agresivos”.
Responsabilidad. Todos queremos un mundo mejor, supongo. Yo no soporto la idea de que la prenda que visto haya podido tener que ver en la destrucción de ríos o ecosistemas únicos. Aun menos, que sea causa de esclavitud, de violaciones de los derechos humanos o de cualquier forma de robo de la dignidad de las personas.
Producto gallego. El diseño y la producción de las nuestras prendas se realiza íntegramente en el rural gallego.
Arte gallego original en el estampado de Iván R. Es cierto que el tejido es italiano, por ser imposible, de momento, adquirirlo más cerca.
¿Cuáles son los principales obstáculos con los que os encontráis?
Si ya es comprensible desde fuera que la producción de una prenda social y ecológicamente responsable sea más costosa que la de otra sin ese compromiso, una vez que comienzas a conocer la forma de trabajo, el mimo, la responsabilidad con que es tratado cada centímetro de tela te asientas más en la idea de que el coste es justo. Sin embargo, nosotros teníamos como premisa hacer prendas asequibles para la mayoría. Lograr el equilibrio entre esos costes justos y un precio lo más social posible, sin hacer peligrar la sostenibilidad del proyecto, es lo más complicado, sin duda.
En este caso, ¿la unión hace la fuerza? Es decir, ¿cuantos más productores, tiendas y consumidores compartan vuestra filosofía, habrá mas variedad de productos y más baratos?
Desde que Racataplán estaba en fase de creación, hubo una persona, María Almazán, que nos acompañó en cada momento. Además de aconsejarnos, de animarnos y guiarnos estupendamente, comenzó a hablar de Movimiento Racataplán, de colaboración, de participación, de generación de redes... La propia marca nacía gracias a la colaboración de amigos geniales, de los de siempre y de otros que se fueron sumando. Vemos que existe una especial sensibilidad, una especial orientación a la cooperación entre aquellos que creen que existe otra forma de hacer las cosas.
El fin de semana pasado, como sabes, comenzó la andadura de la plataforma MOV3, de la que formamos parte. Estamos absolutamente convencidos de su éxito, después de haber conocido y compartido tiempo con diseñadores, ilustradores, tiendas, marcas. Estamos convencidos de que ese aprovechamiento de sinergias, colaboración de talentos, formación y experiencia dará resultados.
Después de hechos terribles como los que han tenido lugar en los últimos meses en Bangladesh y Pakistán, ¿está la sociedad más concienciada?
Estos hechos terribles llevan ocurriendo años y años y, lamentablemente, seguirán ocurriendo. Es cierto que, en los últimos meses, parece que la repercusión mediática ha sido mayor, y esperamos que siga siendo así. Sin embargo, que esto acontezca, que las condiciones de trabajo de muchos talleres del mundo son inhumanas, que niños de esos países son explotados para que nuestros hijos vistan con la camiseta de su equipo favorito... Eso ya era conocido por la sociedad. Yo pienso que una noticia terrible en la segunda parte de un noticiario no es medicamento suficiente para una de las grandes enfermedades de nuestras sociedades, el consumismo: siempre podrá más un 2x1.