No pudo ser. La Consellería de Educación ha tomado la decisión de suprimir el aula de Infantil del colegio público de Trabada (Lugo) al no llegar al número mínimo de alumnos exigido para mantenerla. Así lo confirmó esta semana delegado territorial de la Xunta en la provincia, José Manuel Balseiro, que advirtió de una medida que llega a pesar de la novedosa iniciativa municipal que parecía haber salvado la unidad.
En el pasado verano, el Ayuntamiento de Trabada lanzó un anuncio en el que ofrecía vivienda gratis a las familias con niños y niñas entre 3 y 6 años con el objetivo de asegurar la continuidad de la unidad de Infantil en el colegio. El centro contaba con 33 pequeños matriculados entre Infantil y Primaria, pero para este curso tan sólo estaban inscritos dos niños de entre 3 y 6 años, lejos del mínimo de seis fijado por la Xunta. A la oferta de vivienda se había sumado la posibilidad de acceder a un empleo para alguno de los progenitores, dado el interés mostrado por empresarios de la villa que querían contribuir así a salvar el aula.
Numerosas familias accedieron a la oferta y finalmente tres fueron seleccionadas al cumplir los requisitos. La primera, una de origen senegalés que residía en A Coruña y con tres hijos de 2, 4 y 6 años que tuvo que renunciar finalmente por motivos laborales. Otra, de Ferrol y con niños de 3 y 4 años, se marchó del pueblo a las pocas horas de llegar. Una de Guadalajara, que continúa en Trabada, sí acabó ocupando una de las dos casas rehabilitadas por el Ayuntamiento y escolarizó a dos gemelos de 4 años en Infantil y otra hija en Primaria.
A pesar de todo, los cuatro pequeños en Infantil no son suficientes para la Xunta, que decidió suprimir el aula. “Desde el Ayuntamiento, sin tener competencias en educación, impulsamos este proyecto en colaboración con el equipo docente del colegio; no se ha cumplico el objetivo ahora, pero vamos a seguir con la iniciativa”, dice la alcaldesa, Mayra García, que anuncia que una de las viviendas rehabilitadas sigue disponible y en iguales condiciones para las familias interesadas y que el municipio ya tramita la petición de ayudas para rehabilitar y equipar otra.
“En sólo unos meses es muy difícil solventar la situación, pero con más tiempo seguramente que seremos capaces de traer más gente”, dice la regidora, que quiere “poner en valor” la iniciativa llevada a cabo “sin tener competencias educativas”. Además, reclama “la colaboración de las administraciones, de la Diputación y de la Xunta”, porque, recuerda, “un ayuntamiento en solitario no es capaz de revertir la sangría demográfica, no únicamente en Trabada sino en el rural gallego”.
En el municipio lucense, además, se ultima ya el Punto de Atención a la Infancia, una dotación que atenderá niñas y niños entre tres meses y tres años, prestando un servicio educativo y asistencial a las familias del municipio, así como diversos programas de conciliación para el verano y el invierno.
“No hay ninguna otra medida que venga de otras administraciones”, recuerda García, que pide “colaboración”, pero también “empatía”.
Porque el delegado territorial de la Xunta, José Manuel Balseiro, aseguró que la Consellería de Educación decidió suprimir el aula para evitar un “agravio comparativo” con otros municipios, dado que “en Navia de Suarna hay cinco alumnos” y en ayuntamientos como Samos, cuatro, pero “no tienen unidad específica de Infantil”.
Además, también aprovechó para criticar la iniciativa llevada a cabo por el Ayuntamiento. Reconoce que tuvo “mucha proyección mediáticamente”, pero criticó que desde el municipio “no se adoptasen otro tipo de medidas” para “hacer atractiva” la matriculación en el colegio de la localidad de niños que son de Trabada y que ahora incluso están escolarizados “en Asturias”.
La alcaldesa responde pidiendo al delegado territorial “que la Xunta se aplique y se centre en aplicar mecanismos que eviten estos casos porque son los que tienen las competencias en educación”. “Si cada vez agrupan más cursos, igual es cuando las familias deciden llevar los chavales la otros colegios”, advierte García, que censura la inacción del Gobierno gallego o la falta de medidas. “Hasta que llegó Feijóo, no se cobraba el comedor a los niños transportados... Y esto es sólo un ejemplo”, dice.
En el colegio de Trabada estudiarán tan sólo los 26 niños y niñas matriculados en Primaria, mientras que los de Infantil se mantendrán en la modalidad de “colegios agrupados”, que Balseiro destaca que es “típica en el rural” de Galicia y que, a priori, “no había debido influir en el rendimiento de los alumnos”.
Mayra García pide “más flexibilidad” y que “no se tengan en cuenta únicamente los números”. “Si sólo somos números, el costo va a ser muy importante; si la gente no queda, a ver quién mantiene los territorios”, se queja tras recordar que en el centro público hay el mismo número total de alumnos que otros cursos, con la única diferencia de que ahora hay menos en Infantil, que también pierde su aula. “No es normal”, insiste.
Con todo, la alcaldesa no se rinde. “Voy a seguir adelante con el proyecto porque créelo en él y porque, si hacemos las cosas sólo mirando a corto plazo, ni nosotros ni nadie conseguirá nada”, asegura. Y ponen un ejemplo: “Cuando llegué a la alcaldía empezamos a impulsar programas culturales y teatro para niños y mayores; al principio venían cuatro o cinco personas y se me caía el alma a los pies, pero ahora llenamos la Casa de la Cultura”. “Se piensas sólo en mañana, en el rural no vas a conseguir nada, es una carrera de fondo”, añade.
“Lo seguiremos intentando con independencia de que en el camino encontremos palos; hay que seguir adelante y luchar por las cosas porque, además, creo en ellas”, remata.