El pasado viernes el camping de Esperante, en el municipio de Folgoso do Courel, en la montaña de Lugo, amaneció sin teléfono fijo y sin conexión a internet. Durante la noche Movistar había procedido al corte de la línea de cobre que permitía el funcionamiento de estos dos servicios sin avisar antes del momento en el que este negocio iba a dejar de tenerlos. Su propietario, Xabier Trepat, protesta porque ninguna de las tecnologías alternativas que la empresa le ha ofrecido hasta el momento funciona en este lugar y este fin de semana, a las puertas de la temporada alta, se comunica a través de un móvil que deja fuera del edificio para que tenga cobertura y prevé trasladarse a un bar con su portátil para poder conectarse y gestionar reservas.
La alcaldesa de Folgoso, Dolores Castro (PP), recrimina a la empresa que no haya dado un aviso antes de proceder al corte y que haya procedido antes de haber encontrado soluciones para todos los vecinos afectados. El conflicto viene de hace unos meses. A finales de octubre, quienes tenían el teléfono por la vía tradicional del cable de cobre -en progresivo desuso-, empezaron a recibir cartas de Movistar anunciando que pocas semanas después se quedarían sin servicio y que debían solicitar un cambio de tecnología para no quedarse sin conexión. El cobre llegaba solo a una parte de las parroquias del municipio, fundamentalmente en el entorno del núcleo de Folgoso y el de Seoane. El problema, decía entonces la regidora, es que las alternativas -fibra, sistema fijo por radio o satélite- no funcionan en todos los puntos que estaban cubiertos hasta aquel momento con la tecnología tradicional.
Entonces, tras las protestas, la empresa anunció que no cortaría el servicio de forma inmediata, que daría de baja administrativamente una central de Folgoso, pero que mantendría la línea hasta mayo. El compromiso era, según Trepat, buscar en ese tiempo soluciones a los afectados, pero a él no le ha llegado ninguna. Relata que el sábado, ya sin el servicio, le llegó a su móvil un SMS indicando que se desplazaría un técnico para instalar la fibra en el camping. En realidad, añade, iba a intentar darle servicio con la tecnología por radio, pero comprobó que allí no funciona. La de la fibra es la solución que el responsable del establecimiento reclama, pero dice que no tiene acceso a ella porque el punto más cercano está a 800 metros de su negocio y la empresa, hasta el momento, ha rechazado llevarla más allá. Trepat señala que se ve “impotente” para lograr conexión y se plantea presentar una denuncia contra la empresa por “acoso”, por incumplir el contrato y por el quebranto económico que le supone.
La alcaldesa se queja de que la compañía no ha atendido a lo que los vecinos y el Ayuntamiento le trasladaban sobre las zonas a las que no llega la señal y que ahora “comprobó el técnico”. Indica que no sabe exactamente cuántos vecinos están afectados ahora mismo porque no ha podido comunicarse con ellos, pero asegura que hay al menos otros dos puntos en el municipio con una situación similar a la del camping. A otros habitantes Movistar sí les ha ido buscando soluciones en los últimos meses, agrega. Castro se puso en contacto con representantes de la empresa, con los que ha pactado retomar las conversaciones este lunes. Va a volver a presentar quejas ante la Xunta y el Gobierno central, dice.
“Aquí todo es complicado”, lamenta. La zona, en la parte oriental de la provincia de Lugo, es montañosa, está poco poblada, tiene problemas de cobertura y, desde hace unos meses, unas dificultades de comunicación añadidas porque un desprendimiento obligó a cortar una de las principales vías de acceso, la que une Folgoso con el municipio vecino de Quiroga. La ruta alternativa supone dar un rodeo que lleva más tiempo y que, según Castro, plantea problemas, por las curvas del trazado, para los camiones de suministro. Están a la espera de que abran una carretera provisional en la misma zona que la vía cortada y que sube por una zona un poco más alta de la montaña.