Galicia consuma la muerte de su sistema financiero. Novagalicia Banco acaba de ser adjudicada por el FROB al grupo venezolano Banesco, lo que confirma el rumor que desde primeras horas recorre el sector. La oferta del gigante sudamericano alcanza los 1.003 millones de euros y es bastante mejor que la de cualquiera de los otros cinco aspirantes, por lo que “no ha sido necesaria” una segunda vuelta para hacerse con los restos de las antiguas cajas gallegas y con una entidad resultante de la fusión que recibió 9.000 millones de euros en ayudas públicas.
El Estado, por tanto, reduce en poco más de 1.000 millones la factura de la entidad, que quedaría en algo más de 8.000 que pasarán a engordar el déficit público tras un proceso que empezó con una polémica fusión de Caixa Galicia y Caixanova para la posterior caída, rescate y venta de las entidades que atesoraban la inmensa mayoría de los ahorros de los gallegos.
El FROB había anunciado ya que adjudicaría la entidad gallega directamente siempre que la mejor oferta tuviera una diferencia del 50% sobre la siguiente y que esta fuera, por lo menos, de 200 millones de euros. Banesco, confirma el FROB, cumple estas condiciones y desembarca definitivamente en Galicia tras convertirse en propietario del Banco Etcheverría. El presidente de Banesco, Juan Carlos Escotet, ya había advertido hace días que su intención era incrementar el crédito y mantener los puestos de trabajo en NCG.
Banesco habría ganado en la carrera a la principal favorita, CaixaBank, y que parecía ser también la favorita del Gobierno central frente a las preferencias de la Xunta y de la propia Novagalicia, que siempre se había decantado por un fondo de inversión internacional que le permitiera mantener la “galleguidad”. Finalmente, el grupo venezolano apostó fuerte y quedó como la opción menos mala, tanto para Feijóo cómo para las antiguas cajas. Ni la entidad catalana ni el Santander, otro de los favoritos, ni tampoco BBVA, ni los fondos Guggenheim o la alianza entre JCFlowers y Oak Tree. La sorpresa vino de la mano de este poderoso grupo de Venezuela. Todo a pesar de que partía con la desventaja de no poder aprovecharse de los más de 2.600 millones en créditos fiscales, algo que sí podían hacer los tres grandes bancos españoles.
El FROB advirtió de que la Xunta no tendría “influencia”
Aunque, en clave estatal, el hecho de que los restos de las antiguas cajas vayan a parar a Venezuela puede ser leído como una victoria política de las tesis de Feijóo frente a las del ministro de Economía, Luis de Guindos, no es menos cierto que la operación hace caer definitivamente la máxima de la galleguidad del banco. Se confirma, por lo tanto, lo que ya había avanzado el propio FROB a respeto de la irrelevancia de la Xunta en el proceso en el relativo al carácter gallego de la entidad.
El pasado septiembre, cuando el organismo estatal ultimaba la subasta, el gabinete de Alberto Núñez Feijóo aseguraba que estaba presionando para que “los centros de decisión” de Novagalicia se mantuvieran en territorio gallego. Ante estas y otras declaraciones semejantes, el director general del FROB, Antonio Carrascosa, advertía de que la “influencia” de la Xunta en la venta era, simplemente, nula.
“Yo no hablaría de influencia”, aclaraba, a preguntas de la prensa tras una conferencia en Madrid. “La Xunta -evidenciaba- puede tener su opinión” e incluso “manifestarla”, pero “quien tiene que tomar la decisión sobre la venta es la comisión rectora del FROB”, como así aconteció este miércoles. Entre elogios a la posible llegada de “capital extranjero”, Carrascosa explicaba que, una vez tomada la decisión final, “el mantenimiento del centro de decisión en Galicia depende de quién sea el comprador”.
Banesco es el banco privado más grande de Venezuela, fruto de continuas absorciones, y cuenta con un balance que supera los 25.000 millones de euros. Cuenta con unos 16.000 empleados y tiene dos bancos en los EUA, así como filiales en varios países de Suramérica y Centroamérica. La sed del holding está en Madrid y se centra en la banca de cliente tipo medio y de pymes.
Primeras reacciones políticas
La venta de Novagalicia no tardó en correr por los pasillos del Parlamento de Galicia, donde las reacciones de la oposición no tardaron en llegar. Por parte del PSdeG su portavoz, José Luis Méndez Romeu, avanza que su grupo reclamará una comparecencia urgente de Feijóo en el legislativo gallego y de De Guindos en el Congreso para dar cuenta de lo sucedido. “Después de cinco años de gobierno Feijóo ha conseguido liquidar por completo el sistema financiero gallego y arrasar con unas entidades con más de un siglo de existencia”, todo esto en una operación “oscura y precipitada” que está atestada de “incógnitas”. Para Méndez Romeu Galicia precisa “una explicación plausible de lo que está aconteciendo”, empezando por saber por qué Banesco “parece ser la opción preferida del presidente de la Xunta”.
La petición de explicaciones llega también desde AGE. Para Xosé Manuel Beiras esta operación llega con “premeditación” y “alevosía” y supone una “traición” que sería “motivo de dimisión de un gobierno entero en cualquier país normal”. Novagalicia, subraya, estaba siendo “saneada, mejorando, ofreciendo beneficios” y cuanto más se esperara para venderla mayor precio podría conseguir. “Pero esto no les interesa a los amigos de la Xunta y de Rajoy”, asegura, antes de censurar que Banesco se pueda llevar prácticamente “gratis una entidad que representa casi la mitad del ahorro gallego”. “Confío en que el castigo venga por parte de los ahorradores y retiren el dinero cuando se consume el expolio”, afirma.
Desde el BNG Francisco Jorquera da por consumado el “desmantelamiento del sector financiero de nuestro país” tras una “auténtica malversación de fondos públicos”, ya que la venta sólo permitirá recuperar “una pequeña parte del dinero público invertido” a lo que “hay que sumar créditos fiscales y descuentos en los impuestos de los que se beneficiará el comprador”. En este contexto, el portavoz del Bloque recuerda la reclamación del portavoz nacional de la organización, Xavier Vence, para que “actúe la Fiscalía Anticorrupción” y censura, al tiempo, que Bankia “permanezca en el sector público y Novagalicia sea vendida a un banco venezolano”.
Una fusión avalada por Feijóo hace tres años
Feijóo celebra la fusión con los directivos de las antiguas cajas en mayo de 2010
“Este no es el final de un proceso, sino el inicio de un proyecto”. El 29 de noviembre de 2010 el presidente de la Xunta subió al escenario del Centro Galego de Arte Contemporánea para acompañar los máximos responsables de Caixa Galicia y Caixanova en el que definió como “un momento histórico”. Alberto Núñez Feijóo daba por logradas las prometidísimas “solvencia y galleguidad” tras la firma de la escritura de la Caixa de Aforros de Galicia, Vigo, Ourense e Pontevedra, que poco después sería nombrada comercialmente como Novacaixagalicia. El documento había sido firmado con una estilográfica Mont Blanc grabada con la frase Fusión das caixas galegas. Santiago, 29/11/2010, que el presidente ordenó guardar en un lugar preferente.
Apenas un año después aquella fusión, que la Xunta avaló con una auditoría que no era tal y fue escenificada también en la residencia oficial de Monte Pío por el propio presidente y la entonces consejera de Hacienda, Marta Fernández Currás, Novacaixagalicia sufrió su bancarización. Nacía Novagalicia Banco y lo hacía con un futuro incierto, pendiente de las reformas que preparaba el gabinete de Mariano Rajoy y cambiando poco después de marca para operar fuera de Galicia como EVO, cuya red ya fue vendida el pasado septiembre. Los meses siguiente las proclamas de “solvencia” ya iban siendo olvidadas: la entidad entraba en pérdidas y en verano de 2012 pedía 6.000 millones de euros del rescate bancario. Poco después, en diciembre, le transfería más de 5.000 millones de euros de ladrillo tóxico al banco malo.
Frente al entusiasmo y papel protagonista nos primeros compases de la fusión, la Xunta y su presidente fueron, paulatinamente, desapareciendo de la escena del final de las cajas. En esta línea, en su comparecencia en la comisión parlamentaria que investigó todo el proceso Feijóo responsabilizó en exclusiva de lo sucedido a los antiguos directivos, al Banco de España y al Gobierno del PSOE. Ante la comisión Feijóo admitió que una unión comandada por los antiguos dirigentes “no era la mejor opción” y aseguró que la “viabilidad del proyecto” quedó “truncada” por el “bandazo normativo sin precedentes en Europa que da el Gobierno central” presidido por Zapatero. “La fusión de las cajas no fue la causa del problema”, sino “por consecuencia de la mala gestión de las cajas y de la pésima supervisión del Banco de España”, afirmó.
En la misma línea, este mismo miércoles, pocas horas antes de que se conociera la adquisición por parte de Banesco, el jefe del Ejecutivo aseguraba, en respuesta al PSdeG durante la sesión de control, que “la única quiebra de la que podemos hablar es la que dejaron ustedes en las dos cajas”, en referencia al período del bipartito. En esa respuesta Feijóo se mostraba “bastante tranquilo de que consigamos definitivamente” el mantenimiento de Novagalicia Banco como “entidad gallega”. “Espero que se lo conseguimos, inicie el próximo período de sesiones felicitando al Gobierno”, retó al socialista Méndez Romeu.