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Todo un verano de huelga sin solución para los 500 bomberos que protegen las casas en los incendios forestales en Galicia

Bomberos comarcales durante la manifestación del 13 de julio en Santiago.

Beatriz Muñoz

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Los bomberos de los parques comarcales de Galicia, unos 500 trabajadores, llevan un mes y medio en huelga y van a seguir así por lo menos todo agosto. Estos servicios, nacidos hace dos décadas para organizar la respuesta a los incendios fuera de las siete principales ciudades gallegas -que ya tenían servicios municipales-, atienden las urgencias habituales pero también son los que se ocupan de proteger las viviendas cuando un fuego forestal las amenaza, una tarea que cobra protagonismo en la época estival, cuando el riesgo sube a los niveles más altos. A pesar de que la protesta se inició a las puertas del verano, las administraciones no van a convocar una negociación con los representantes sindicales hasta septiembre. Este mismo miércoles está prevista la firma de un documento con la Xunta para establecer un calendario que no va a arrancar hasta la vuelta de vacaciones.

Ángel Moldes, de la CIG (Confederación Intersindical Galega), es el portavoz de la mesa intersindical de los bomberos. Avisa de que no va a haber una desconvocatoria de huelga hasta que no aprecien “avances” en las negociaciones, lo que implica que el paro se va a extender todo el mes de agosto, uno de los que históricamente concentra más incendios forestales en Galicia. “Las palabras de los políticos llevamos dos décadas escuchándolas”, dice. Los parques en los que está convocada la protesta dependen de consorcios provinciales, en los que participan a medias la Xunta y las diputaciones.

La huelga de estos trabajadores consiste en que no están haciendo las horas extra que no resultan obligatorias. Esto quiere decir que si, por ejemplo, la jornada laboral de un bombero termina pero todavía se encuentra en medio de una intervención, permanece en su puesto hasta que la acaba, pero no acude a cubrir turnos durante un día libre porque falta personal.

Un bombero del parque de Verín (Ourense), Manuel Fernández, señala que las plantillas son “tan raquíticas” que solo con esta medida al sistema se le han visto las costuras: a diario cierra algún parque porque no tiene personal suficiente para funcionar. Este martes, en Ourense no estaba trabajando el de Xinzo porque solo había dos personas disponibles y hacen falta al menos tres. En la provincia de Pontevedra estaba operativo solo uno de los cuatro parques comarcales que hay, según Moldes, que recalca que “el déficit de personal es increíble”.

El núcleo del conflicto, además de la insuficiencia de medios humanos, está en la conversión de estos trabajadores en personal laboral fijo de la administración, como indica una sentencia del Tribunal Supremo de enero de 2022 sobre este tipo de trabajadores, procedentes de empresas privadas. El compromiso de los consorcios provinciales, cuenta Ángel Moldes, había sido arrancar ese proceso motu proprio, sin denuncias de los afectados, pero un año y medio después no ha ocurrido.

El 15 de junio empezó una huelga en los parques comarcales de toda Galicia y una semana después un encuentro con el director xeral de Emerxencias, Santiago Villanueva, terminó sin avances. El 13 de julio los bomberos se manifestaron en Santiago de Compostela. Aquel día, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, se pronunció sobre el conflicto para atribuir la responsabilidad a las diputaciones provinciales: estos “inconvenientes”, aseguró, se derivan del cambio de modelo acometido hace unos años, con el beneplácito del Gobierno gallego, para que los servicios pasasen a ser gestionados directamente por la administración pública en vez de a través de adjudicaciones a empresas. Las consecuencias, dijo, las deben asumir los entes provinciales: “Tenemos que intentar formar parte de la solución, pero hay que saber de dónde vienen los problemas”.

Xunta y diputaciones

El portavoz de la mesa intersindical de los bomberos critica que Xunta y diputaciones “llevan años pasándose la patata caliente” y acusa al Gobierno gallego de “poner trabas” cuando alguna diputación, como la de Lugo, intentó buscar una solución. Manuel Fernández tiene en la memoria los grandes incendios del verano de 2022, que arrasaron aldeas enteras en O Courel, cuando insiste en los riesgos de la falta de personal. El parque en el que trabaja, en Verín, está en una zona en la que todos los años arde el monte. El año pasado el fuego obligó en esta comarca ourensana a desalojar vecinos de varias casas y se acercó a las instalaciones de una empresa de agua embotellada. Insiste en que, si los bomberos comarcales acuden en estos casos, su tarea es defender las viviendas: “Si estamos allí, una casa no arde. No me ha pasado en 20 años”.

Fernández también pone el foco en las emergencias que suelen atender durante todo el año y las complicaciones si un parque no está funcionando porque no hay suficientes bomberos y deben desplazarse los de otro servicio: “Te pones nervioso si tu casa arde y tardamos cinco minutos, imagínate si tardamos media hora más y estás 35 minutos viéndola arder”.

El día de la manifestación en la capital gallega los bomberos presentaron un borrador para un convenio que los incluya a todos en Galicia. Esa es otra de sus reclamaciones: homogeneizar las condiciones en un colectivo con acuerdos diferentes no solo entre provincias, sino también dentro de ellas, en función de las empresas de las que procediesen los trabajadores. Piden una relación de puestos de trabajo (RPT) que se adapte a la realidad del servicio y que se establezcan pluses por peligrosidad, turnicidad o nocturnidad que ahora mismo no tienen reconocidos, expone Moldes. Otro de los puntos que han puesto sobre la mesa es un incremento del personal y que el mínimo para que un parque pueda abrir pase progresivamente de los tres trabajadores actuales a cinco en 2026.

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