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Wert, diputado por A Coruña preocupado por los “programas de horror”

David Lombao

Todo el mundo tiene un pasado y los miembros de los gobiernos, también, más aún si desarrollan su actividad política durante un período de tiempo dilatado. Este es el caso, por ejemplo, del actual ministro de Educación, José Ignacio Wert, uno de los miembros más mediáticos, por controvertido, del Gobierno central que no es ni mucho menos un debutante en la cosa pública a pesar de no ser especialmente conocido ni reconocido hasta que llegó al gabinete de Mariano Rajoy. Pero su militancia política comenzó, cuando menos oficialmente, en los años 70. Y lejos de las latitudes ideológicas de las que actualmente es el PP: en una formación denominada Izquierda Democrática. Si bien el madrileño no representó este partido en su estreno en el Congreso de los Diputados como diputado... por A Coruña (La Coruña, según consta en el archivo del Congreso en virtud de la legalidad vigente en la época).

A pesar de sus inicios nominal o formalmente en la izquierda en 1977, Wert pasó a integrarse en la Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez y, en 1983, en el Partido Demócrata Popular (PDP), por el que fue edil en el Ayuntamiento de Madrid y en el que desempeñó labores de portavoz. Ya en 1986 el actual titular de Educación da el salto a la política estatal y ejerciendo de lo que que en el siglo XIX se conocía como “cunero”, esto es, presentándose a las elecciones generales por una provincia que no es la suya. Lo hizo por A Coruña y obtuvo un escaño para la Agrupación de la Democracia Cristiana (ADC), en representación del PDP.

No fue muy prolongada la estancia de Wert en el Congreso. Se dio de alta como diputado el 16 de septiembre de 1986 y de baja el 30 de septiembre de 1987. Durante ese período y desde el Grupo Mixto ejerció labores de oposición al Gobierno del PSOE que presidía Felipe González, especialmente centrado en la comisión de control de Radio Televisión Española. Allí presentó un amplio volumen de iniciativas vinculadas a diferentes aspectos de la gestión y programación de la televisión pública. Así, por ejemplo, cuestionó a los responsables de la RTVE de la época por la “emisión de programas de horror en horario de máxima audiencia”, o por mostrar en pantalla un reportaje titulado Fraga: el león en invierno.

José Ignacio Wert fue especialmente beligerante con la labor de RTVE en la etapa en la que su presencia en el Congreso coincidió con la de la directora de cine Pilar Miró en la dirección general del ente público. Así, por ejemplo, le preguntó por su “opinión” por el mal “tratamiento” que, a su juicio, tenían los “debates de actualidad” en la programación del canal público o la instó a definir su criterio “acerca de si las grandes competiciones deportivas en las que participa el equipo español son de exclusivo interés de las comunidades autónomas que accedieron a la autonomía por la vía de la disposición transitoria segunda de la Constitución” -caso, por ejemplo, de Galicia-.

También cuestionaba Wert el reparto de tiempos en los informativos para dar cuenta de la actividad de los diversos partidos políticos. Así, censuró ante Pilar Miró que durante enero y febrero de 1987 el PSOE “apareció durante cuarenta y un minutos en enero y cuarenta y nueve minutos en febrero”. Alianza Popular -germen del actual PP-, por su parte, criticaba, había tenido “prácticamente cincuenta y ocho minutos” y “el partido que me honro en representar, el PDP, tiene una aparición de cincuenta y cinco segundos” en enero “y seis minutos en febrero”.