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“La Xunta olvida que ha concedido 3.600 máquinas de apuestas en bares y allí no va a haber control”

La Xunta de Galicia dio a conocer esta semana el borrador de la futura Ley del Juego, que sustituirá a la norma vigente, que data del año 1985. Sobre el proyecto planea la necesidad de poner freno a la expansión de las tiendas y salones de apuestas y de introducir elementos que limiten el riesgo de adicciones y de captación de usuarios menores de edad, un sector de la población en el que las apuestas están introduciéndose con rapidez, generando importantes problemas.

El texto, como ya había ido adelantando nos últimos meses, introduce elementos de seguridad en el acceso de los menores y varias limitaciones para la apertura de nuevos establecimientos. Por ejemplo, en el anteproyecto se establece que todos los locales de juego deberán tener control de acceso para evitar la entrada de menores y de las personas que figuran voluntariamente en el registro de prohibidos. Asimismo, el número de autorizaciones para la apertura de salones y tiendas de apuestas se limita a las que ya existen en la actualidad y a las que están en tramitación.

Sin embargo, el borrador hecho público fue recibido con críticas por parte de expertos y de las asociaciones de afectados por el juego, que coinciden en considerar el proyecto como “tibio”, “incompleto”, “ambiguo” e incluso “poco valiente”. Así opina también Juan Lamas, director terapéutico de la Asociación Gallega de Jugadores de Azar (AGAJA) y director técnico de FEJAR (Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados). “No han recogido ninguna de las alegaciones que presentamos en su día”, critica, lamentando sobre todo la ausencia de todos los elementos relativos a la prevención. “Un impuesto especial, recaudado por la propia actividad del juego, debería servir para introducir programas de prevención”, dice y propone además que “la ley del juego debería ser auspiciada por el Ministerio de Sanidad y no por el organismo regulatorio del juego, como es Hacienda”.

Lamas concuerda con alguna de las medidas introducidas en el texto, como el incremento de las distancias mínimas entre colegios y casas de apuestas (“es algo que llevamos 20 años reclamando”, señala), pero reclama que estas distancias mínimas se establezcan también en relación con los parques infantiles o con las instalaciones deportivas. “Hace más daño la casa de apuestas del barrio de Navia a 20 metros de un parque infantil que a 100 metros de un parque escolar”, dice en referencia a un barrio de Vigo en el que recientemente ha abierto un nuevo salón de apuestas que ha despertado una gran movilización vecinal en su contra

Además de los salones, la norma se refiere a las 3.600 máquinas de apuestas que están distribuidas por bares y cafeterías de toda Galicia, y que suelen ser el primer espacio de contacto con el juego para los menores. La ley prevé que propietarios de los locales de hostelería pasarán a ser responsables de que ningún menor haga uso de las máquinas, al igual que en la actualidad hacen con las máquinas de venta de tabaco. El incumplimiento de esta norma será considerado una infracción muy grave, sancionada con multas de entre 18.001 y 100.000 euros, una cantidad que se elevaría en caso de reincidencia.

El directos terapéutico de AGAJA ve aquí uno de los puntos más flojos de la norma. “Los controles de acceso en los salones están muy bien, es algo que también llevamos años y años reclamando. Pero la Xunta parece que olvida que ha concedido 3.600 licencias para máquinas de apuestas en bares y ahí no va a haber ningún control de acceso, porque el dueño del bar no se va a hacer responsable”, dice. “Esto no se va a hacer efectivo. Lo que dice la ley es que si lo cogen, recibirá una multa. Pero es como si hubiera unas normas de seguridad vial pero ningún radar o policía para controlar su cumplimiento”, añade. “No hay que proteger a los menores de una manera paternalista, sino que simplemente hay que cumplir la ley. Por ley los menores de 18 no pueden jugar, y punto”, subraya.

“Nosotros habíamos hecho una propuesta para que fuera la propia máquina la que controlara el acceso, haciendo obligatorio el uso del DNI electrónico para apostar en ella. Pero no fue tenida en cuenta”, explica, concluyendo que “al final, esas cosas que ellos anuncian como novedosas y como una ley del siglo XXI se queda en una ley del siglo XVIII”. “Claramente los operadores de juego estaban contentos en la reunión y seguirán contentos, porque mantienen sus 3.600 licencias en bares y sus tiendas y salones de apuestas abiertos”, concluye.

Para Lamas, que anuncia que AGAJA presentará un documento con alegaciones en los próximos días (el 17 de junio es el último día para hacerlo), “la norma se convierte en una sucesión de medidas correctoras de los efectos más graves del juego, simplemente para lavar la cara”.

Destaca para terminar que “quien está reclamando medidas y controles es la sociedad civil -asociaciones de vecinos, entidades juveniles, formaciones políticas...- y las administraciones van simplemente a remolque” y reclama una acción más decidida por parte de la administración, sobre todo en el que se refiere a los jóvenes: “El mayor problema ya no es la ludopatía, sino que es una cuestión de hábitos de vida y de ocio, sobre todo en la juventud”, explica. “Las apuestas se han normalizado como una forma de ocio más de nuestros chavales. Es allí donde quedan a pasar la tarde y allí reciben todo tipo de estímulos para jugar cuanto más mejor”, concluye.