Hasta ahora todo habían sido largas. La implantación de una tasa turística que defiende el Gobierno municipal de Santiago, conformado por BNG y Compostela Aberta, era, para Alfonso Rueda, algo que excedía el ámbito local y, por ello, dudaba. “Hablar de números excesivos y riesgo de turismofobia es algo que en Galicia no lo podemos permitir”, declaraba el presidente de la Xunta este agosto, cuando la presión de los visitantes desbordaba la capital gallega. El portavoz de su partido en la ciudad, el popular Borja Verea, era aún más taxativo la pasada semana en pleno: “[La tasa] no ha solucionado ningún problema allí donde se ha establecido”. Pero Rueda ha rectificado y este lunes, tras reunirse con la alcaldesa Goretti Sanmartín, ha abierto la puerta a la medida.
El debate sobre el impuesto a los turistas lo abrió, hace dos mandatos, el gabinete de Martiño Noriega, regidor por Compostela Aberta. Entonces no encontró demasiada receptividad en las otras formaciones de la corporación. Cuando el Partido Socialista regresó a la alcaldía en 2019 sí asumió la reclamación, pero no materializó una propuesta. Ahora lo ha hecho el bipartito que encabeza el Bloque. Y parece que las reticencias en el Ejecutivo autonómico del PP comienzan a ceder. Mientras Verea acusa a Sanmartín de “convertir el turista en el nuevo enemigo” y de “turismofobia”, Rueda comunica que está dispuesto a “fijar una tasa turística”. Puso para ello y tras el encuentro con la alcaldesa dos condiciones, “consenso con el sector” y que sea el ayuntamiento quien la recaude.
El Gobierno local ha agradecido la receptividad y se ha comprometido a iniciar “el siguiente paso”, la concreción técnica de la iniciativa. La Xunta quiere basarla en datos objetivos “sobre la tasa media de ocupación durante todo el año, la afluencia turística o las repercusiones en el día a día de los residentes”. Las cifras del Instituto Nacional de Estadística ilustran que Santiago es una de las ciudades del Estado en la que más visitantes pernoctan en relación a su población. La proporción es superior a la de Barcelona, Granada o Palma de Mallorca.
La reunión entre Rueda y Sanmartín también trató sobre el estatuto de capitalidad -la alcaldesa reclama un sensible aumento de los fondos, que el presidente gallego pidió abordar “con rigor” en el Consello da Capitalidade- o el precio de la vivienda, “uno de los temas que despiertan mayor preocupación”, según la regidora. Ambas partes se refirieron a este primer encuentro como “cordial y productivo”.