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La Xunta de Galicia se enroca en su decisión de suprimir un bono social para hogares vulnerables

La denominada Tarxeta básica que la Xunta de Galicia activó a inicios de la epidemia de coronavirus y que ayudó a 57.000 personas a comprar productos de primera necesidad no volverá. La decisión de suprimirla es firme, a decir de las réplicas de Alfonso Rueda en la sesión de control del Parlamento gallego de este miércoles. Aquella medida se adoptó en “un momento excepcional” pero “el escenario ha cambiado”, dijo. A peor, según la oposición y no pocos índices objetivos. El día anterior, Pedro Sánchez había anunciado durante el Debate sobre el Estado de la Nación impuestos a las eléctricas y la banca, y gratuidades en el transporte público.

“Ninguna estadística dice que la situación sea mejor que en 2020”, sintetizó el portavoz del PSdeG en la Cámara, Luis Álvarez, “y ante ella se pueden reaccionar de tres formas: tomando medidas, anunciándolas o suprimiéndolas”. La eliminación del bono para hogares vulnerables entra, para el socialista, dentro de la tercera categoría. Y eso que, añadió, apenas suponía un 0.02% de los presupuestos, 31 millones de euros. Todo en un contexto en el que la tasa de riesgo de pobreza pasó del 19.4% en 2015 al 22,1 en 2020, expuso Álvarez. Su pregunta concreta, las políticas del Gobierno gallego al respecto.

La réplica de Rueda tardó en arrancar. Se perdió en circunloquios sobre la inflación -la más elevada desde 1985, pero casi un punto más en Galicia que en la media estatal- y en sus estacazos diaalécticos habituales contra Álvarez: “Tergiversa los datos para decir algo que no es real”. El socialista se había limitado a explicar que los precios suben en Galicia por encima de casi todas las demás comunidades, lo cual es estrictamente cierto. No faltó tampoco la alusión al bipartito, que abandonó el gobierno tras su derrota electoral hace más de 13 años, por su menor inversión en combatir la pobreza -70,6 millones en 2009 frente a 145 ahora, en un paisaje totalmente distinto- ni al Gobierno central. No se pronunció sobre el giro de timón de este martes, sí sobre un genérico “sus medidas no funcionan”.

“Siga tomando el año 2009 como si fuese el año 0 y el bipartito, culpable de la caída del Imperio Austrohúngaro. Pero a la gente que era beneficiaria de la Tarxeta básica la demagogia no le va a pagar las medicinas ni la compra en el supermercado”, ironizó Álvarez. En lo más concreto que ofreció como respuesta, el presidente gallego se remitió a lo pregonado por Feijóo el 22 de marzo, cuando comenzaban a percibirse las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania y la guerra. Y aseguró que el Consello de la Xunta de este jueves aprobará una línea de ayudas de 7,2 millones de euros para las entidades que luchan contra la pobreza.

Pontón: “Esta no es la sesión de control al BNG”

La líder del BNG, Ana Pontón, ahondó en la cuestión. Al dato sobre la inflación sumó otros dos que la resignifican: Galicia está además a la cola en salarios y pensiones. “¿Por qué este Gobierno se pone de perfil ante la crisis de precios?”, se preguntó. También se respondió: “Porque vive instalado en el cuanto peor, mejor para los intereses electorales del PP en Madrid. Piensa que pueden ganar elecciones cabalgando sobre el sufrimiento de la gente”. Pontón recordó que las dos principales decisiones de la Xunta ante este panorama fueron en contra de la mayoría social, la aprobación de la ley que sube los impuestos al agua y la supresión de la Tarxeta básica.

Esta vez Rueda se revolvió con el argumentario del PP estatal en la mano. Por lo menos, con el de los últimos días. Trajo a Bildu a la Cámara gallega y afirmó, basado, dijo, en la presentación de un ensayo, que “lo que quiere” la izquierda soberanista vasca “se parece mucho al BNG”. La referencia era a Eixamplar les bases. El sobiranisme d'esquerres a Catalunya, País Basc i Galícia, de Andreu Pujol y Silvio Falcón, reciente premio Irla. No lo mencionó. Y durante los dos primeros minutos de réplica repitió un solo calficativo dirigido a los nacionalistas: catastrofistas. “Hay muchos problemas que arreglar”, admitió, no obstante, “y no toda la culpa es de la oposición”. A tenor del desarrollo que siguió, nadie lo diría.

“Ustedes llevan 14 años en la oposición y nosostros cuatro elecciones ganadas”, usó como argumento principal. Pontón se exhasperó. “Es su cuarta sesión de control como presidente y es la cuarta vez que no responde a absolutamente nada”, dijo, “no sé si es que ya se ve en la oposición, pero esto no es el control a Pontón ni al BNG”. La nacionalista, en todo caso, criticó el ejercicio de escapismo de Rueda, recordó que la atención primaria está al borde del colapso e incidió en las propuestas que defiende su grupo: aumentar el complemento autonómico de las pensiones, un plan de 200 millones para medicina familiar, más ayudas a viviendas, convertir la Risga autonómica en compatible con el Ingreso Mínimo Vital del Estado, o recuperar la Tarxeta básica.

Para el cierre, Rueda -ostentosamente beneficiado por el reparto de tiempos del debate efectuado por el presidente del Parlamento- recurrió de nuevo a Bildu. E insistió en que la responsabilidad principal en la situación de la atención primaria es de Madrid por no convocar más plazas MIR y mantener la tasa de reposición impuesta por Rajoy. Su gabinete, adujo, ya ha subido el sueldo a los médicos que doblen turno y ha convocado 106 plazas de especialista. En todo caso, acciones insuficientes, según asociaciones profesionales, pacientes y sindicatos.