La Xunta justifica retomar las batidas de lobos usando datos desactualizados para afirmar que la población crece

La Xunta no dejó de batallar en los últimos cuatro años contra la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre) y la prohibición de cazarlo. Ahora, tras haber aprobado el Congreso que este animal se pueda volver a abatir al norte del Duero -mediante una enmienda en la ley contra el desperdicio alimentario-, el Gobierno gallego anuncia un plan inmediato para permitir de nuevo que se pueda disparar contra ejemplares de la especie. El presidente gallego, Alfonso Rueda, justificó la medida utilizando datos desactualizados para hacer ver que la población del cánido está en aumento en la comunidad, cuanto los propios estudios más recientes de la administración autonómica constatan que está estable. Esta conclusión, la de que no se puede considerar que haya un crecimiento de las manadas de lobos, la ha repetido en sus notas de prensa la propia Consellería de Medio Ambiente.
“Dijimos que era un error [la inclusión del lobo en el Lespre] y las cifras así lo avalan: se produjo durante este tiempo un 77% de incremento de los avisos por daños que causó el lobo en Galicia, aumentaron casi un 60% las reses afectadas hasta llegar a más de 10 reses diarias y, al mismo tiempo, la población de estos animales aumentó más de un 35% en los últimos años”, afirmó Rueda en su comparecencia ante los medios tras la reunión semanal de su Gobierno.
Con esos “últimos años” se refiere en realidad a las dos últimas décadas. Los datos de 2003, que cita el plan de gestión del lobo que se aprobó en Galicia en 2009, eran que por los montes gallegos se desplazaban 60 manadas, a las que había que sumar otras ocho consideradas probables -los censos de esta especie se hacen con estimas-. El estudio encargado en los años 2021-2022 concluye que las manadas en territorio gallego son 93 y que eso debe considerarse una situación de estabilidad con respecto a las 90 calculadas entre 2013 y 2015, el censo anterior. Pese a ello, el presidente gallego eligió la comparación con hace más de 20 años y la incluyó entre otros datos que comparan cifras más recientes: el 77% de incremento en los avisos se obtiene de comparar las notificaciones de 2021 -año de inclusión del lobo en el Lespre- con las de 2024.
Los expertos avisan, además, de que los datos en los que se basa la Xunta no reflejan la realidad de los ataques. Las notificaciones, objetan biólogos especializados en esta especie, muestran solo que hay más llamadas al Gobierno gallego, pero consideran que no confirman que haya más acciones de lobos que matan reses para alimentarse. Indican que es necesario hacer estudios de ADN para verificar que ha sido esta especie y no perros y que, aun cuando se compruebe que la saliva es de lobo, es necesario distinguir caza de carroñeo. El biólogo Xabier V. Pumariño y Jorge Soto, de la Asociación para la Conservación y el Estudio del Lobo Ibérico (Ascel) coinciden en que hay también fraude por parte de algunos ganaderos.
Con la salida del Lespre de los lobos ibéricos al norte del Duero, la Xunta ya ha tomado la decisión de volver a permitir la caza de este animal, pese a que los datos muestran también que las batidas autorizadas apenas dieron con ejemplares de esta especie en Galicia. Entre 2010 y 2020 se autorizaron 60 y se mataron 11 animales, el último, en 2013. Rueda repitió que da la bienvenida a la nueva situación y avanzó que el nuevo plan para permitir acciones disuasorias y caza estará listo antes de que termine el mes de junio. Va a ser una actualización de la normativa que regula la actividad cinegética en Galicia.
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