Ya es Navidad en los centros comerciales y ya es fin de año en la Xunta, cuando menos a efectos contables. La Consellería de Hacienda acaba de ordenar el cierre del ejercicio económico de 2013 con fecha del 4 de noviembre, lo que implica que no asumirá hasta el año próximo ningún pago que no estuviera previsto. Esta operación se produce tres días antes que el pasado año y algo más de un mes después de lo determinado en 2011, cuando el año económico de la Administración autonómica concluyó el 30 de septiembre. No obstante, la anticipación sigue siendo relevante.
Según reconoció en el Parlamento la interventora general de la comunidad autónoma, Almudena Chacón, el cierre del ejercicio no es una decisión arbitraria y está directamente relacionada con una de las banderas de la gestión de Feijóo: el plazo de pago de las facturas y el cumplimiento de los límites de déficit público impuestos por la UE y distribuidos por el Gobierno central. El hecho de “no iniciar nuevos expedientes de gasto” en los últimos meses del año es una decisión encaminada “al cumplimiento del objetivo de estabilidad” presupuestaria, esto es, de no incurrir en déficit, explicó Chacón en mayo de 2012 a preguntas del PSdeG.
Con estos antecedentes, la orden dictada por el departamento autonómico de Hacienda el pasado 31 de octubre y con vigencia desde este lunes determina que los “documentos contables”, las facturas, que se financian con los capítulos II y IV de los Presupuestos –gastos corrientes y transferencias– no podrán tramitarse hasta la apertura del presupuesto de 2014 si están “en fase RC para A” y si son “documentos A, documentos D y documentos AD de ejercicios corrientes y futuros”. En el caso de las facturas con cargo a los capítulos VI y VII –inversiones reales y transferencias de capital– las restricciones se extienden a los documentos “DOK y ADOK”. Estas siglas presupuestarias quieren decir que en noviembre y diciembre no se retendrá crédito para nuevos gastos (RC) ni estos serán aprobados (A), no se reservarán fondos para nuevos compromisos de gasto (D), no se reconocerán nuevas deudas (O) ni se emitirán nuevas órdenes de pago (K).
En este contexto, mientras estas facturas esperan por el año nuevo, solo escapan del cierre ciertos pagos concretos, como “los gastos que correspondan a expedientes que tengan su origen en sentencias judiciales” o los pertenecientes al plan de financiación de las universidades y a prestaciones sociales como la dependencia, los comedores escolares, la farmacia hospitalaria o las recetas médicas, entre otras. Para todo lo demás, el resultado práctico será el traslado a 2014 de facturas correspondientes al año 2013, una práctica que el propio presidente de la Xunta justifica argumentando que “siempre hay” este tipo de desplazamientos. Según el Consello de Contas, este tipo de operaciones se elevó hasta los 400 millones de euros entre 2010 y 2011.
Lo que algunos economistas califican de “ficción contable” es un procedimiento común en el actual Gobierno que, además, insiste Feijóo, no afecta en absoluto al déficit público. “La contabilidad la hacemos con los criterios de contabilidad nacional, que es la que mide con carácter armonizador las cuentas de las comunidades autónomas” con “datos auditados por la Intervención General del Estado”. Según el presidente, queda claro año a año que “Galicia paga” y cumple con el déficit sin facturas en los cajones. Sea como fuere, en San Caetano ya ha llegado a su fin el 2013.