Cuando la Xunta de Manuel Fraga comenzó a engrasar con dinero público el proyecto de la Cidade da Cultura, que el patrón de la derecha española definió como su “sueño”, incluyó en él proyectos especialmente llamativos. Entre ellos figuraban una biblioteca con un “millón de libros”, un contradictorio “museo de nuevas tecnologías” y también lo que se dio en llamar “Bosque de Galicia”, con el que se repoblaría el monte que, paradójicamente, había sido parcialmente arrasado para levantar el complejo diseñado por Peter Eisenman. El proyecto de tal bosque resurgió en 2012, cuando el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo presentó el Plan Estratégico del Gaiás, y volvió a dormir en un cajón hasta que, después de enviar a Agustín Hernández a la alcaldía de Santiago, la Xunta se lanzó a anunciar todo tipo de proyectos para la capital de Galicia. El supuesto bosque ya ha comenzado a ser plantado y su factura, que no deja de subir, se disponen a superar el medio millón de euros.
A pesar de a las críticas surgidas desde el mundo de la biología y del ecologismo, donde el 'Bosque de Galicia' fue leído como una “aberración conceptual en materia de biodiversidad”, el presidente de la Xunta proclamó que el proyecto iba a convertirse en un “símbolo de defensa del bosque tradicional gallego” y en un “activo de gran valor ecológico y paisajístico”. Ya en plena precampaña el propio Feijóo ascendió al Gaiás junto a Hernández para participar en la plantación de un abedul -los árboles proceden de un vivero de Lugo- y asegurar que, cuando esté terminada la “creación” de este espacio será “el bosque más importante de la Autopista del Atlántico”.
Aunque parte de la plantación se está realizando con trabajo voluntario la Xunta admitió entonces que el precio de la plantación ascendía a 300.000 euros, un “coste ajustado a las posibilidades y a la realidad del momento económico actual”, afirmó en ese momento Feijóo. No obstante, el jefe del Ejecutivo obvió que todavía faltaba, al menos, otra inyección económica que casi duplica el importe y que la empresa pública Seaga está tramitando desde los primeros días de agosto.
Fue, concretamente, el pasado día 5 cuando la compañía dependiente de la Consellería de Medio Rural inició los trámites para contratar las obras de la “red de iluminación para caminos del Bosque de Galicia”, un contrato para el que reserva algo más de 273.000 euros que, sumados al gasto inicial del bosque, acercan el gasto a los 600.000. Con estos cargos la Xunta instalará en esta zona del monte Gaiás una luminaria cada 10 metros. Serán, concretamente, “balizas formadas por una carcasa de fundición de aluminio con acabado en pintura gris grafito” y una estructura interior de acero inoxidable.
Dado que en algunos puntos la “pendiente del terreno no permite el acceso mediante un camino o una escalirrampa” lo que la Xunta presenta como “bosque” tendrá también “pequeños tramos de escalera”, al menos para “salvar el desnivel existente entre el camino construido inicialmente para servicio de la obra de la Cidade da Cultura y la parte superior del monte”. Los accesos desde la parte baja del monte, las áreas de descanso o incluso algunos de los árboles serán específicamente alumbrados con una instalación que, según el pliego de condiciones al que tienen que ajustarse las empresas interesadas, implicará el trazado de toda una red eléctrica subterránea por la zona, lo que alejará aún más el proyecto de un bosque natural.