“La esperanza es lo ultimo que se pierde” dice Rafael García Velilla, en representación de la Asociación en Defensa del Patrimonio Cultural de San Sebastián, y añade, “nos parece tal disparate que no nos acabamos de creer que realmente vaya a pasar” pero deja ver sus temores, “si no se aceptan las alegaciones el próximo 5 de junio, y el Gobierno vasco no interviene tememos que pueda pasar cualquier cosa”. Confían eso sí en que, “La presión ciudadana contribuya a que entren en razón”.
Desde el 5 de abril se han recogido más de 10.000 firmas en contra del derribo del Palacio de Bellas Artes sobre el que pesa un proyecto para la construcción de un hotel de 4 estrellas y 92 habitaciones. La modificación por parte del Ayuntamiento de Plan Especial de Patrimonio Urbanístico Constituido (PEPPUC), ha permitido que se rebaje el nivel de protección arquitectónica del histórico edificio, y esto lo hacen, según dicen desde la plataforma, “poniendo por encima los intereses urbanísticos”. Evidencian que “ni siquiera los propios redactores del proyecto nos han sabido dar una explicación para esta rebaja de categoría”.
Desde la plataforma, consideran el Bellas Artes como “una parte insustituible de la imagen de la ciudad y su entramado urbano”, lo que le llevó a ostentar el máximo grado de protección en 1995. Aseguran no entender como “los mismos grupos que hace unos años defendían su conservación a capa y espada, aprueban ahora su derribo”, y es que dicen, “El PNV y el PP estaban en contra de su derribo, y el PSE se mostraba entonces oscilante, aunque lo reconocía como una pieza insustituible de la imagen de San Sebastián”.
Los promotores de la palataforma aseguran que el alcalde de la ciudad, Juan Karlos Izagirre (Bildu), se niega a recibirnos, y aluden a la necesidad de que “un equipo interdisciplinar de profesionales de gran nivel”, como “historiadores, historiadores del arte, estudiosos de las bellas artes, la ingeniería, las artes aplicadas, etc.” revisen “un documento de tanta importancia” para “responder a las exigencias sociales y legales sobre la necesidad de conservar el patrimonio histórico-artístico de San Sebastián”.
El estado del edificio no es una excusa para su derribo, dicen desde la plataforma, ya que “no es un inmueble que esté en ruinas, es un edificio de hormigón que tranquilamente puede durar en pie otros cien años”, y continúa, “no existen riesgos ni de desprendimientos de elementos de fachada, ni de desmoronamientos o hundimientos de techumbres”.