El tapeo es una tradición gastronómica compartida por toda la geografía nacional. Salir a tomar algo y acompañar la bebida con una buena ración siempre es buena opción y más si es gratis. En Andalucía fueron pioneros en implementar la “caña con tapa” y con el tiempo esta moda se fue extendiendo por otros rincones de España como es el caso de Madrid.
Los que peinan canas se acordarán de un conocido precursor de esta apetecible combinación, ya desaparecido. Antes de que la costumbre de acompañar las cañas con una tapa se instalara en locales de toda la ciudad, un modesto local de Malasaña, oculto en la calle Cruz Verde, se convirtió en un lugar de referencia para los jóvenes que iban en busca de comida barata. Este tesoro del tapeo durante más de cinco décadas fue El Boñar de León.
Su filosofía era clara: más es más y más vale que sobre que no que falte. Sus tapas eran descomunales y sus precios imbatibles, por 1,50 euros era posible beberse una jarra de cerveza acompañada de un impresionante plato de paella, cocido o bravas. La calidad no era la mejor, pero llenar el estómago por precio tan barato era una oferta irresistible.
El Boñar abrió camino a muchos que llegaron después y se inspiraron en su propuesta. Actualmente es difícil encontrar lo que este bar de Malasaña ofrecía, pero algo de su esencia todavía persiste en otros establecimientos de la capital. En Hoy Se Sale hemos recopilado una lista de bares de tapas baratas y contundentes que han conseguido coronarse como los dignos sucesores del original. Estos son diez locales en los que comer mucho (casi) gratis en Madrid:
El de los bocadillos gigantes: Bar Padrao
Las redes sociales han hecho viral a este bar cercano a la plaza de España, los vídeos en de foodies reaccionando a los bocadillos de este establecimiento han recorrido todo TikTok. Bocatas de pollo empanado, lomo, bacon y muchas otras combinaciones más acompañan a cada consumición en el Bar Padrao.
Además, hay tapas que se asemejan al tamaño de raciones como platos de paella, alitas de pollo o mejillones. El único inconveniente es que no se pueden escoger las tapas, son cortesía del establecimiento, por lo que no se pueden “ni elegir ni exigir”. Esta condición no ha sido un impedimento para que muchos madrileños hayan hecho parada en el bar para tomar unas cañas y comprobar si sus bocadillos son tan grandes como dicen. La mayoría de los que no lo han probado coinciden: es imposible salir de allí con hambre.
- Dónde: Travesía de la Parada, 4 (Metro Santo Domingo, L2)
El clásico: Sidrería El Tigre del Norte
Es difícil no saber de la existencia de El Tigre si vives en Madrid. Es un clásico ir a este bar antes de salir de fiesta por la ciudad, por ello, aunque la clientela es muy variada, abundan los jóvenes y estudiantes que quieren llenar su estómago por pocos euros. En El Tigre la especialidad es amontonar en una fuente varios pinchos de tortilla, lacón, chorizo o queso, además de sus típicas bravas y alitas de pollo.
Por cada consumición hay una tapa. El precio de una caña es de 3,50 euros, puede resultar desorbitado, pero la contundencia de las tapas lo compensa. Las constantes colas en la calle son significativo de que vale la pena visitarlo.
- Dónde: Calle de Hortaleza, 23 (Metro Gran Vía, L1 y L5)
El vegano: La Pajarería
En Vallecas hay un lugar donde los calamares a la andaluza no llevan pescado y los bocadillos de bacon no tienen carne. La Pajarería se ha convertido en un lugar indispensable en cualquier listado de restaurantes veganos de la capital. Su gran variedad de platos y sus precios son su principal atractivo. Para las personas que no comen carne es complicado encontrar un sitio en el que tapear y encontrar algo que no sean ensaladas o patatas fritas.
En La Pajarería hay de todo. Nachos con varias salsas, patatas con alioli, croquetas, pinchos de tortilla y mucho más. Con cada consumición invitan a una tapa y su carta ofrece platos muy variados, desde hamburguesas hasta albóndigas en salsa. Lo mejor para acompañarlo son sus cervezas artesanas y su sidra natural.
- Dónde: Plaza Puerto Rubio, 22 (Metro Nueva Numancia, L1)
El extremeño: Entre Cáceres y Badajoz
En esta lista hay varios bares originados más allá de las fronteras madrileñas, es el caso de Entre Cáceres y Badajoz, un establecimiento que se describe como “un bar de tapas informal con solera”. Si hay algo en lo que tienen experiencia es en ofrecer buenas tapas y buena bebida. Este pedazo de Extremadura en Madrid ofrece a los amantes del buen comer y beber todo lo que su mente pueda imaginar.
La decoración del local hace referencia a la bandera de su Comunidad, los colores verde, blanco y negro decoran las paredes del bar, de las que cuelgan alguna que otra ristra de ajos. No se cierran a ningún público, están abiertos “para jóvenes y no tan jóvenes”. Y lo más importante, sus tapas son espectaculares, desde champiñones a la plancha hasta un pescaito frito o unos huevos con chistorra, sin olvidar el buen jamón y los vinos de la zona.
- Dónde: Calle de Don Ramón de la Cruz, 109 (Manuel Becerra, L2 y L6)
El gallego: Herjomar
El Herjomar es un bar sencillo, de los de toda la vida. Su clientela está compuesta en su mayoría por universitarios, ya que la Universidad Complutense se encuentra a escasos diez minutos andando. La mayoría de reseñas con las que cuentan aseguran que los precios son baratos, que la comida está muy buena y que el trato es espectacular.
Los regentes del local son gallegos, aunque entre sus variadas tapas se pueden encontrar desde un plato de cuchara hasta unos huevos rotos. Además, existe la posibilidad de pedir cubos de cerveza, que van acompañados de una ración, algo que atrae a los jóvenes que quieren beber y comer todo lo posible y siempre al mejor precio.
- Dónde: Avenida de la Reina Victoria, 34 (Metro Guzmán el Bueno, L6 y L7)
El castellano: El Rincón Abulense
Acudir a este bar es teletransportarse a cualquiera de los establecimientos que rodean la muralla de Ávila, siempre abarrotados y con el plato de revolconas encima de la mesa. La ubicación de este local es absolutamente privilegiada, en plena Gran Vía, lo que favorece la llegada de la clientela.
Es un lugar turístico y eso puede conllevar precios desorbitados, mala calidad y poco cantidad, pero si visitas El Rincón Abulense es imposible salir con hambre o con sed. Las tapas que acompañan la bebida son buenas en cantidad y en calidad. Además, sus huevos rotos al gusto por 6,50 euros hacen a más de uno replantearse pedir otra caña y una ración para acompañarla. Por no hablar de su menú diario, diferente cada día y con opciones varias para todos los gustos.
- Dónde: Calle del Caballero de Gracia, 18 (Metro Gran Vía, L1 y L5)
El asturiano: La Pomarada
Si algo define a Asturias es el buen comer. Los cachopos del tamaño de un brazo son uno de sus grandes símbolos y en La Pomarada llevan a mucha honra la esencia asturiana por bandera. A pesar de que su especialidad son los cachopos, las tapas no dejan indiferente a nadie.
Varían cada día y suelen pasar con una bandeja llena de pinchos por las mesas para que cada cliente se sirva el que más le guste. La tortilla de patata es otro de sus fuertes, siempre y cuando te guste cuajada y con cebolla.
- Dónde: Calle del Conde Duque, 3 (Metro Ventura Rodríguez, L3)
El andaluz: La Pequeña Graná
A estas alturas de la lista, parece que más que hacer recomendaciones de bares estamos contando un chiste. El extremeño, el gallego, el abulense, el asturiano… Y por supuesto, no podía faltar, el granaino. Granada es conocida por muchas cosas, su cultura, su historia y como no, sus tapas gratis.
El nivel que hay en esta provincia es difícil de superar, ir a Granada es pagar solo por beber y comer más que pagando, pero la Pequeña Graná ha conseguido traer esta filosofía hasta la capital, concretamente a la calle Embajadores, donde el bar es todo un icono. Tapas 100% andaluzas que van desde pescaito frito hasta chopitos, pasando por unas deliciosas tortillas de camarones y que como aspecto diferencial se pueden elegir.
- Dónde: Calle de Embajadores, 124 (Metro Delicias, L3)
El de los estudiantes: Restaurante El Lagar
Este bar de toda la vida ha conseguido hacerse hueco en los corazones de los estudiantes madrileños. La atención, al igual que la comida son increíbles. Lo mejor es ir acompañado por varios amigos para que las tapas gratuitas sean más grandes, llegando incluso a asemejarse al tamaño de las raciones de su carta.
No tiene nada de especial a primera vista, es un bar más de barrio, pero los universitarios le han dado la fama que hoy en día tiene. Con tan solo 3,50 euros tienes una cerveza doble acompañada de unas tapas con las que fácilmente se puede comer o cenar.
- Dónde: Calle de Ferraz, 39 (Metro Argüelles L3, L4 y L6)
El castizo: La Chata
No hay nada más madrileño que pasear por la Cava Baja y entrar a una de sus centenarias tabernas a tomar una cerveza con una tapa de callos. La Chata es la definición de castizo, su fachada de azulejos con pintados a mano en la que sobresale un cartel que reza “degustación de toda clase de quesos y jamones de jabugo” invita a entrar solo por matar la curiosidad de cómo será por dentro.
En el interior, la estética taurina consigue atraer la esencia más madrileña. Además de sus buenas tapas acompañadas de chatos de vino, es necesario probar sus huevos rotos con jamón, que poco tienen que envidiar a los de su vecino Don Lucio.
- Dónde: Calle de la Cava Baja, 24 (Metro La Latina, L5)