Diez piscinas naturales y playas fluviales a un paso de Madrid

Junto a la gran oferta de piscinas en las que refrescarse en Madrid, hay quien prefiere distanciarse del ritmo metropolitano y darse un agua por las afueras. Saliendo de la capital es posible hacerlo en ambientes más naturales, donde darse chapuzones para soportar las altas temperaturas o pasear con pies descalzos por la orilla del agua. A falta de playas junto al mar, bien está quedarse “bajo el pantano”, como diría el cangrejo de La Sirenita (más o menos).

Para llegar a estos lugares es posible ir en coche o en transporte público, aunque en este caso el tiempo de trayecto se puede multiplicar. Este es el listado de sitios en los que disfrutar de la naturaleza y a la vez darse un buen baño fluvial.

Playa de Estremera

Este paraje de las afueras de Estremera cuenta con zona de baño, quiosco, merenderos y área recreativa para los más pequeños, además de rutas con kayak. Más buenas noticias para aquellos que viajen con mascota: pueden entrar perros, siempre que vayan atados.

Piscinas naturales de Escalona 

Una piscina natural regada por el río Alberche de Toledo: a los pies del castillo, la zona queda resguardada por su vegetación y un paisaje de cuento. Con su respectiva zona arenosa, siempre se puede llevar sombrilla propia en caso de que no haya hueco bajo los árboles. No presenta demasiada profundidad y eso beneficia en el baño de los más pequeños, mientras sus responsables aprovechan el tiempo por el chiringuito.

Las Berceas 

Dos piscinas conectadas en pleno Valle de la Fuenfría, junto a Cercedilla, rodeadas de montañas verdes que forman la Sierra de Guadarrama. Con 30 hectáreas de extensión, el lugar también presenta una zona de césped en plena cuesta para tomar el sol y varios merenderos, baños con vestuarios, aseos y duchas, bar y enfermería.

Pantano de San Juan 

Primera “playa” en ser reconocida como bandera azul en Madrid en 2018. Además de sus amplias aguas donde zambullirse, atravesarlas en bote o moto acuática, cuenta con variedad de chiringuitos a lo largo de sus zonas de baño. Un sitio recomendado de la zona es el Mirador del Conde de Miranda, donde se puede subir para contemplar el paisaje.

Pantano de Cazalegas

Vaya, vaya: aquí sí hay playa. Mejor dicho, una playa de interior y a los pies de la Sierra de San Vicente. El pantano da la bienvenida a las aguas del río Alberche y, además de darse un buen baño, se pueden completar rutas de la naturaleza dirigidas con previa cita, organizadas por la Confederación Hidrográfica del Tajo.

También se pueden practicar deportes náuticos: desde windsurf y canoa, pasando por la vela, hasta algunos más clásicos como el piragüismo.

Las Presillas

Con praderas de césped donde dejar la toalla, chiringuito, kiosco, merenderos y aseos, esta parada es punto de partida fundamental de la ruta hacia las Cascadas del Purgatorio. Las frescas aguas del río Lozoya llegan a estas “presillas” dando lugar a tres piscinas naturales consecutivas, la última con una pequeña isla.

Charca de la Nieta

La Garganta del Nuño Cojo se recoge en estas frías aguas, entre rocas que más de un bañista suele aprovechar para saltar al agua desde una elevación considerable. Con zonas preparadas para dejar hueco al sitio del visitante, la Charca de la Nieta también cuenta con un chiringuito para matar el hambre.

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El Chorro de Valdesotos

Cataratas, una variedad en flora y aguas cristalinas con no más de 3 metros de profundidad: esto es lo que se puede encontrar en este bonito rincón a hora y media de Madrid. El río Concha crea un entorno perfecto para excursionistas, y también hay rocas para aquellos aventureros que se atrevan a saltar. Eso sí: mejor hacerlo cuando el caudal sea alto para evitar lesionarse. Lugar apto para desconectar con juegos, libros y buena compañía (absténganse de abrir el Instagram, no hay cobertura en todo el lugar).

Pantano de Buendía

Destacable por su famosa Ruta de las Caras, situada a sus orillas con en torno a 20 rostros gigantescos esculpidos en la roca por dos artistas locales, esta zona se encuentra justo al lado del pueblo de Buendía. Un pantano homónimo donde numerosas furgonetas quedan aparcadas para el disfrute de sus campistas.

Hay merenderos por toda la zona, aunque siempre se puede dar una visita al pueblo y aprovechar la parada en algún bar o casa rural.

 Río Alberche de Navaluenga

En plena Sierra de Gredos, este río baña Ávila y podría considerarse una de las mejores “playas dulces” de la zona. Cuenta con amplias zonas de césped para sentarse, duchas, árboles que facilitan la sombra y, como guinda del pastel, un bonito y majestuoso puente del siglo XVI que cruza la piscina de lado a lado.