Dormir en la naturaleza sin salir de la capital: así es el (renovado) camping más antiguo de Madrid

Uno de los 'bungalows' instalados en el Camping de Osuna

Sara Núñez

14 de abril de 2022 01:00 h

0

Muchos turistas y viajeros ocasionales buscan una forma más alternativa de hospedarse en la capital. La naturaleza que rodea sus afueras se convierte en una parada favorable para los que quieren alojarse entre los árboles de la Alameda de Osuna. Con la habitual calma del campo, poco más ruido que el sonido de las aves del entorno y dejando a un lado cualquier albergue, hostal u otra opción conveniente y tradicional, el Camping de Osuna recibe a sus visitantes desde la histórica apertura de 1959. Y esta Semana Santa lo hace con todas sus parcelas vendidas desde el pasado jueves 7 de abril.

Situado en una zona tranquila y bien conectada, consta de recepción, un pequeño y rural edificio de restaurante y cafetería, zonas de terraza al aire libre y una gran explanada donde el visitante puede acoplar sus vehículos y alquilar algún bungalow o, como ellos lo denominan, la tubbo experience de la imagen que ilustra estas líneas.

Para ampliar sus posibilidades y adaptarse a los requisitos mínimos de un lugar de hospedaje, cuentan en camping que dan cabida a clientes con perfiles poco habituales, que encuentran allí su refugio: “Hasta hace poco el camping era poco menos que un aparcamiento porque no habían actividades, queremos que la gente que venga encuentre un lugar para trabajar. Tenemos entre nuestros clientes alojados algunos que son nómadas digitales que llegan, se encuentran a gusto viniendo, descansando y trabajando aquí, y vienen varias temporadas”, explica Juan Llorente Ortiz, su actual gerente.

Familias, parejas, los citados nómadas digitales o incluso campistas individuales son los que acostumbran a estar más interesados en este servicio. La figura del visitante de una jornada siempre es bienvenida: “Vienen a pasar la jornada a la piscina, a un campo cercano, hacer una barbacoa en el camping”, apunta el gerente del lugar desde 2019. “Hay quien quiere hacer una celebración familiar y busca pasar el día. Registramos a esos visitantes como viajeros, hay personas que duermen y otras que no”, añade.

Como alojamiento urbano, cuentan con la ventaja de poder alojar vehículos de grandes dimensiones en una metrópoli grande como Madrid, algo no tan habitual porque los situados en núcleos urbanos suelen estar alejados En este caso, cuentan con la parada de metro Canillejas a solo siete minutos de distancia a pie: “Somos un camping de ciudad, en un entorno de ciudad, pero queremos dar una sensación de estar alojados en la naturaleza”, explican.

"Somos un camping de ciudad, en un entorno de ciudad, pero queremos dar una sensación de estar alojados en la naturaleza", Juan Llorente Ortiz

La zona en la que está ubicado le permite la ventaja de una buena comunicación con el aeropuerto y el resto de carreteras principales. “Esto está cerca de todo, tienes la M40 y M30 de acceso. Yo ahora mismo estoy a media hora de la otra punta de Madrid, la Almudena”, destaca uno de los campistas, Diego Saldea, quien ha parado esta temporada por el camping por motivos de trabajo y quien se corresponde a un ejemplo de gran parte del target del negocio.

Dentro de las actividades, también cuentan con un programa de animación: opciones y talleres infantiles, un parque, una pequeña huerta para que jueguen los más pequeños, y conciertos puntuales para los más adultos. Lavandería, baños, parque canino, zona de conciertos (Fun & Music Zone) y un mini-market, además, completan los servicios que por ahora ofrecen.

Para los próximos viajeros interesados en pasar su estancia vacacional o de Semana Santa en próximos años, Juan Llorente Ortiz lo señala con claridad: “Que reserven con tiempo”. Suelen llenarse durante las vacaciones y en los días previos, así como para conciertos de gran cabida nacional y festivales, como el Mad Cool o el estadio de los Rolling.

“La gente viene y hay mucho público. Es un tipo de turismo que está muy de moda con el tema de las autocaravanas, vamos intentando adaptar un camping muy antiguo a las necesidades de los usuarios: los suministros de agua y electricidad hay que modernizarlos”, añade el gerente. Y no solo el público más festivalero suele acampar por aquí: el citado Saldea acude alguna que otra vez para alojarse en temporadas de trabajo: “Ejerzo de técnico de sonido y me muevo muchísimo por Madrid. Poder aparcar la caravana y echarme a dormir está muy bien. Vine la primera vez para trabajar, y ahora, cuando me tengo que quedar un par de días para dejar equipo, paso por aquí”.

Aunque se trate de un lugar de hospedaje con décadas de existencia en Madrid, este camping cercano al Parque de El Capricho cambió su empresa administrativa tras la reciente pandemia y en 2019 hacía borrón y cuenta nueva. Estuvo mucho tiempo cerrado, al igual que otras zonas con oferta turística: “Somos una nueva empresa que lo gestiona desde después de la pandemia y la Filomena, nos lo encontramos con unos daños muy graves en las tuberías, en lo eléctrico. Todo estaba prácticamente salvaje”. El 1 de julio de 2019, la empresa Madrid City se hizo con el contrato para gestionar el camping y hacerse cargo de las obras de remodelación.

“Básicamente estaba como si el tiempo se hubiera paralizado desde hace años. Antes lo llevaba una familia, lo fue dejando poco a poco y no lo había actualizado al concepto que tenemos de camping en cualquier punto”, comenta Llorente, ante cuyo estado decidieron intervenir para comparar la oferta con cualquier concepto de “camping de ciudad a nivel europeo”. Para ello, vieron necesario aumentar las opciones para que contasen con autocaravana, bungalow, una administración y, sobre todo, resultara apetecible.

Las ocupaciones varían mucho según la época, aunque para ellos se encuentran en temporada alta desde el mes de marzo hasta octubre y noviembre. “Para Semana Santa ya estamos a tope, no admitimos reservas. Madrid en verano no es un destino turístico favorable, por el calor la gente prefiere ir a zonas costeras. No es la época más alta, pero el público europeo sí que pasa a la vuelta de otros sitios o en pleno trayecto”, y siempre contarán con los trabajadores nómadas más puntuales.

Otro de los campistas coincide con la comodidad que señalan clientes como Diego Saldea: “Llevo acampando desde pequeño, toda la vida desde mis seis años. Mis padres compraron una autocaravana y les gustaba mucho el campo para viajar por ahí. Nos íbamos todos los veranos en carretera y me da mucha más independencia que un hotel, es una sensación de estar con más gente, con mucha más cercanía que en un hotel o un hostal, existe mucha convivencia”.

Y es que esa convivencia es clave para lugares de alojamiento como el Camping de Osuna: “Cada cual puede traer sus cosas, su comida, y puede compartir”. Un campista llega para sentarse a charlar con el vecino de la parcela de al lado, conoce a gente de diferentes nacionalidades, según lo explican, algo que se corresponde con una rápida visita al lugar: diversas personas comparten su jornada de mañana, y algunas de ellas vienen directas de Francia.

También cuentan con la posibilidad de hospedar a un “visitante de día” que no llegue a pasar la noche, pero sí que contacte con la administración para disfrutar de algún evento o cumpleaños. Al igual que al resto, los tienen que registrar y saber quiénes son: “Nuestro perfil de usuario no viene a pasar quince días, el alojamiento turístico y sus servicios pueden ser usados por gente que está de paso, así que intentamos que esté a gusto”.

En cualquier caso, no pierden de vista su identidad como hotel. “Estamos regidos por normativas, regulación, tipos de servicios mínimos que estás obligado a cumplir, servicio de personal”. En un hotel te ponen camas, aquí te ponen parcelas. Puedes hacer lo mismo, pero en un entorno natural y, al gusto del visitante, señalan: “Nuestro objetivo es que aquí esté a gusto y le apetezca prolongar su estancia”.

Etiquetas
stats