De Madrid al cielo: nueve lugares para ver los mejores atardeceres

Cuando cae el sol, el cielo de Madrid comienza a mostrar una paleta de colores anaranjados, rojizos, con pocos azules, que anuncia un silencioso final de la tarde a ojos de cualquier privilegiado que asista al espectáculo. Merece la pena ver las puestas más allá de los abundantes edificios de la capital, así que estas opciones (casi todas gratuitas) son ideales para los más románticos y los enamorados de semejantes vistas:

Templo de Debod

El parque alzado en torno a este templo egipcio (siglo II a. C.) es el esencial para contemplar los mejores atardeceres de la ciudad, sobre todo desde su mirador. Originalmente, el gobierno egipcio donó este templo a España para evitar que se inundara a causa de la construcción de la gran presa de Asuán. Fue ordenado edificar por el rey de Meroe Adijalamani para dedicar una capilla a los dioses Isis y Amón. Sus jardines, el grandioso parque que lo rodea, fueron diseñados en 1968 por Manuel Herrero Palacios. Desde el mirador, situado en el límite del parque, se puede contemplar un impresionante atardecer mientras que el sol va escondiéndose entre la cornisa del Manzanares, con el Palacio Real y la Casa de Campo.

Parque de las Siete Tetas (Cerro del Tío Pío)

Un parque de colinas redondeadas que podrían recordar a senos (de ahí su nombre) es, junto al Parque de Debod, el lugar clásico de Madrid para contemplar el fin de la tarde. Puede costar subir, pero cuenta con una panorámica de la ciudad, con edificios modernos, otros de ladrillos naranjas y algunos más antiguos, que deja sin aire. Sus vistas dan al skyline de Madrid, con el rascacielos de Telefónica en Gran Vía, el Pirulí o las torres de Chamartín, y con la sierra al fondo.

Parque de San Francisco

Hay quien lo sigue llamando Dalieda, nombre que solía recibir por las dalias que se plantaban en lugar de las rosas que lo completan actualmente. La puesta de sol se puede contemplar junto a la valla, a modo de mirador. Al fondo, en dirección al oeste madrileño, se puede encontrar representada la escultura de San Isidro durmiendo (El Sueño de San Isidro), realizada por Santiago Costa. Cuenta la leyenda que San Francisco de Asís peregrinaba hacia el sur sobre el año 1215, en su misión de cristianizar la parte musulmana de España, y durante su estancia en este rincón de Madrid organizó la construcción de una ermita.

Lago de la Casa de Campo

Una de las principales características de Casa de Campo es su amplio lago, de naturaleza artificial, en torno al cual pasean numerosas personas al caer la tarde para disfrutar del horizonte atardecido en un entorno rodeado por madroños, arces, serbales, plátanos y olmos. Las vistas de la ciudad en un lugar más campestre, con tonos rojizos reflejados en las aguas del lago, dan una apariencia de lo más pinteresca. Con patos incluidos.

Sus orígenes datan en el siglo XVI, cuando el rey Felipe II solicitó un proyecto al arquitecto Juan Bautista de Toledo para el acondicionamiento del Real Sitio de la Casa de Campo. Pasó por una restauración en 2018 y, a día de hoy, se puede disfrutar del entorno, ya sea paseando, tomando algo en los bares y restaurantes a su alrededor, practicando deportes náuticos o en barcas alquiladas.

Terraza del centro comercial Plaza Río 2

Todo el parque de Madrid Río cuenta con amplias explanadas de hierba donde acomodarse a observar el increíble atardecer, así como las vistas a la emblemática Catedral de la Almudena. No obstante, queda recomendada la vista desde lo alto del centro comercial situado junto al río Manzanares, el Plaza Río 2: una terraza donde se puede tomar algo en sus bares o en el restaurante, mientras se disfruta de la panorámica que completa el río y el paisaje urbano.

Vistillas

Este parque va elevado en pendiente desde la Calle Segovia, donde uno poder despedirse del sol mirando hacia el Oeste. Justo al pasar junto al Palacio de Oriente y el Viaducto, caminando por la calle Bailén, se llega al mirador de Las Vistillas: parada donde se pueden contemplar las mejores vistas de la Catedral de la Almudena, la Casa de Campo y, si el cielo lo permite, la sierra de Guadarrama. Caminando la línea del jardín de las Vistillas hacia abajo, se extiende una loma que constituye una cornisa, desde donde se puede contemplar el horizonte madrileño.

El Corte Inglés de Callao

La terraza de la novena y última planta de El Corte Inglés de Callao cuenta con la sección de restaurantes Gourmet Experience y, por supuesto, con la terraza favorita de muchos madrileños. A pesar de encontrarse en una zona interior, su acceso es libre y tiene además el atractivo de contar con la mejor paronámica de la Gran Vía, que bordea el skyline de la ciudad: se pueden contemplar la plaza de Callao y el tramo de la Gran Vía que va hasta Plaza España; tejados alrededor de la Puerta del Sol con el Tío Pepe de espaldas, así como varios de los monumentos característicos de esta parte del centro.

Terraza de la Casa Encendida

La Casa Encendida es un espacio abierto a todos los públicos, centro social y cultural de la Fundación Montemadrid, donde conviven algunas expresiones artísticas vanguardistas con actividades educativas y de debate. El centro es de acceso libre y cuenta con biblioteca, biblioteca joven, mediateca, sala de ofimática, además de un broche de oro: la cafetería y su magnífica terraza. La Terraza de La Casa Encendida, a la que se puede subir gratuitamente, alberga gran variedad de especies vegetales y permite contemplar los mejores atardeceres de la ciudad.

Faro de Moncloa

Desde la Torre de Iluminación y Comunicaciones del Ayuntamiento de Madrid se puede contemplar una amplia mirada al noroeste de la ciudad. El mirador, que abrió su puertas en 1992, se sitúa cerca de Ciudad Universitaria y ofrece una gran panorámica desde 110 metros de altura. Aunque en este caso no es gratuito, su acceso solo sale a 3€.

Azotea del Círculo de Bellas Artes

Otra parada tradicional en las vistas desde el centro de Madrid es la azotea del edificio del Círculo de Bellas Artes. Tampoco es gratuita, aunque sus vistas son merecedoras por el paisaje urbano que ofrecen. Se trata de un mirador muy frecuentado por periodistas cuando se convocan manifestaciones y concentraciones céntricas, por la amplia visibilidad que ofrece de la calle Alcalá y la entrada a Gran Vía, y por aquellas influencers que quieran contar con buenas vistas atardecidas en su feed.