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Sobre este blog

En este espacio se asoman historias y testimonios sobre cómo se vive la crisis del coronavirus, tanto en casa como en el trabajo. Si tienes algo que compartir, escríbenos a historiasdelcoronavirus@eldiario.es.

Trabajamos en el SEPE y queremos contarte en qué condiciones intentamos aprobar todos los expedientes

Las demandas por despido suben el 7 % hasta marzo y marcan máximo en 5 años

Yaiza Santana Deniz

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Algunos compañeros y compañeras que pertenecemos al Servicio Público de Empleo Estatal, que hoy en día se ha hecho tan famoso sin quererlo -aunque solo algunos nos reconocen por nuestras siglas SEPE porque en la memoria colectiva sigue siendo el INEM- queremos hacer una reflexión.

Desde el 2008 los trabajadores y trabajadoras del SEPE han estado trabajando incansablemente para paliar los estragos de esa dura crisis, que afectó tanto a nuestro país. Cuando parecía que íbamos a recuperarnos ha llegado esta devastadora pandemia. En estos años, a medida que subían las cargas de trabajo, al aprobarse subsidios, prestaciones y ayudas nuevas, disminuía en la misma proporción su plantilla, estando siempre bajo mínimos en muchas provincias.

Con esta situación llegamos a la actualidad tan dura que vive este país. De repente hemos visto que miles de españoles y españolas nos necesitan, que somos indispensables para que sigan subsistiendo, nos hemos convertido en unos pequeños héroes y heroínas pero sin apenas reconocimiento social. El SEPE va a superar el récord de reconocimientos de prestaciones con la plantilla mermada. Estamos trabajando más allá de nuestras posibilidades pero lo hacemos por responsabilidad, siempre lo hemos hecho así.

Muchos estamos trabajando con nuestros portátiles y teléfonos privados desde casa, otros van a la oficina sin ningún tipo de protección, trabajando sábados y domingos para poder llegar a todos, con la presión de que todo el mundo cobre, es nuestro deber. Pero lo que no se entiende es que haya muchos comentarios en contra del SEPE, tildándonos de funcionarios vagos o diciendo que somos el embudo de botella de los ERTE.

Es el momento de que los empleados y empleadas del SEPE expongamos nuestras necesidades y seamos escuchados. Porque es evidente que la calidad y las condiciones de nuestro trabajo se verán afectadas en un futuro próximo por esta avalancha de trabajo y eso nos preocupa profundamente.

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