En este espacio se asoman historias y testimonios sobre cómo se vive la crisis del coronavirus, tanto en casa como en el trabajo. Si tienes algo que compartir, escríbenos a historiasdelcoronavirus@eldiario.es.
Falta de medios, clases online que son un desastre y evaluación draconiana: la situación de los universitarios
Después de tantas semanas inmersos en la crisis del coronavirus me animo a plantear algo que desgraciadamente no está suficientemente en el foco como debería. Hablo de los estudiantes universitarios. No me parece importante dar mi nombre, baste con decir que estudio en una escuela de ingeniería en la Universidad Politécnica de Madrid y sufro, en primera persona y como otros miles de estudiantes, todas las consecuencias de la pésima gestión que se ha dado en el ámbito universitario.
Mucha demora en la reacción, falta de medios y/o recursos, dificultad intrínseca a la conversión de modalidad presencial-online —intentar convertir una clase presencial en una clase online sin los recursos o herramientas necesarios es un desastre—, la propia situación personal de cada uno en una circunstancia excepcional, muchos muy lejos de su lugar habitual de residencia y sin material que necesitan, otros directamente golpeados en su entorno por la pandemia.
Son solo algunos de los factores. ¿El asunto estrella? La evaluación. Al menos en el caso que me toca, se evalúa online con medidas draconianas que dificultan de forma artificial el examen y se reducen los tiempos, haciendo de algunas pruebas una verdadera carrera de obstáculos y una forma de evaluar bastante perjudicial para el alumnado en muchos casos, con la excusa de querer evitar que se copie.
En el caso de una ingeniería, parece mentira que muchos profesores parezcan ignorar a estas alturas que cualquier problema necesita una reflexión, un tiempo de pensar, y que no se puede pretender que los alumnos lo hagamos de forma automática, como si supiéramos de memoria la solución. Ni somos ordenadores, ni llevamos 30 años haciendo los mismos problemas. Visto lo visto, creo que era necesario hacer el apunte.
Todo esto lleva a que en la peor pandemia en un siglo, no solo no se pongan medidas para paliar todas las consecuencias derivadas de la misma, sino al contrario, se vuelva todo aún más difícil, aumentando las posibilidades de segundas y sucesivas matrículas, además de la complicada situación los becados, de los que ya se ha hablado en este espacio. Todo esto cuando las segundas y sucesivas matrículas tienen un precio auténticamente prohibitivo, en un contexto de fragilidad económica general.
Entiendo que la situación no es fácil para nadie, y que la búsqueda de soluciones óptimas sea igualmente compleja. Sin embargo, creo que hay bastante margen para que algunos actores dentro de este ámbito puedan ser conscientes de la situación de los estudiantes universitarios, agravada en muchos casos por nuestra situación familiar y económica. Vivimos con unos niveles de presión y ansiedad insostenibles, con la losa además de tener que fingir que hay cosas que pueden seguir igual que antes porque todavía vivíamos en una situación de normalidad, cuando ya hace semanas que la vimos marchar sin saber, ni siquiera, cuando volverá.
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