Siente la Fuerza: los poderes de los 'jedis' de Star Wars ya están en la naturaleza
‘Star Wars: Los últimos Jedi’ llegó a los cines españoles el pasado viernes. Esta nueva entrega de la saga promete desvelar algunos de los misterios más antiguos de la Fuerza y dar respuestas a los fans sobre el origen de la Orden Jedi o el extraordinario papel de la familia Skywalker.
Como enseñaba el maestro Luke a sus alumnos, “un 'jedi' confía en la Fuerza y, al principio, busca otras maneras de resolver los problemas: la paciencia, la lógica, la tolerancia, la escucha atenta, la negociación, la persuasión, las técnicas de relajación. Pero también hay veces en las que un 'jedi' debe luchar”. Aunque en esta explicación no haya nada de extraordinario, lo cierto es que la Fuerza les puede aportar increíbles poderes físicos y mentales: ser ágiles, mover objetos con la mente, levitar, controlar el dolor y hasta curar sus propias heridas. Por increíble que parezca, algunas de esas habilidades propias de la ciencia ficción también las podemos encontrar en nuestro entorno.
Ágiles como moscas, con la Fuerza de los ornitorrincos
Con solo verlos en acción, destacan los increíbles reflejos de los 'jedis' para esquivar objetos y golpes. Aunque a menor escala, nuestra capacidad también se agudiza cuando estamos ante un peligro. Sin embargo, los que se llevan la palma son algunos insectos. Según los científicos, las moscas pueden ver la luz parpadeante a un ritmo casi siete veces más rápido que nosotros, algo que mejora su percepción y las vuelve mucho más ágiles.
Los perros también son prodigiosos en este sentido, aunque no tanto,: son capaces de ver un 25 % más rápido que los humanos. Por el contrario, las tortugas reciben solo alrededor del 33 % de la información que los cerebros humanos podemos percibir en un segundo.
Aunque, sin duda, lo más cuestionado (y también estudiado) por la ciencia ha sido la Fuerza, elemento clave en todas las obras de Star Wars. Obi-Wan Kenobi la describe como “un campo de energía creado por todas las cosas vivientes. Nos rodea, penetra en nosotros y mantiene unida la galaxia”. Algo que, sin duda, se asemeja a las conexiones eléctricas que ocurren en nuestro mundo e incluso en nuestro cerebro. En él, miles de millones de neuronas se comunican entre sí a través de señales eléctricas.
Sin embargo, el ejemplo más comparable con las habilidades de los 'jedis' es el de la caza de los ornitorrincos. Estos mamíferos atrapan a sus presas sin la necesidad de usar la vista, ni el oído ni el olfato. En su lugar, utilizan sus más de 40.000 electrorreceptores situados en su peculiar hocico.
A través de estos mecanismos, son capaces de percibir los débiles impulsos eléctricos que los animales producen al moverse. Así, con solo mover su cabeza de un lado a otro, detectan a las presas e incluso calculan la distancia a la que se encuentran y el tiempo que tardarán en llegar hasta ellas gracias a la intensidad de las señales que captan.
Otro animal con el que también podemos encontrar similitudes son las anguilas eléctricas. Estos peces, al igual que los lores Sith más avezados del lado oscuro, son capaces de producir descargas de electricidad. Esto se debe a que a lo largo de su evolución de más de 100 millones de años han sido capaces de convertir sus células musculares en emisores de electricidad, lo cual ha sido objeto de estudio durante décadas.
En 2014, científicos de varias universidades estadounidenses identificaron los genes que dieron lugar a esa evolución y descubrieron que los seis grupos a los que también pertenecen el pez gato africano u otros animales ligeramente eléctricos habían desarrollado de manera independiente los mismos órganos capaces de emitir electricidad.
El poder de la mente también es real
Muchos 'jedis' son capaces de practicar telequinesis gracias a la Fuerza y han sido capaces de mover objetos con la mente. Aunque, a día de hoy, la comunidad científica no ha demostrado que algo así pueda ocurrir solo con el poder del pensamiento, sí hay otras fuerzas que son capaces de hacerlo.
Es el caso de las fuerzas magnéticas. Gracias a ellas, en 1997, el físico ruso Andre Geim, ganador de un Premio Nobel, hizo levitar una rana como si tuviera superpoderes. Pero nada más lejos de la realidad: esta hazaña fue fruto del diamagnetismodiamagnetismo. Esta propiedad de los materiales crea repulsión al someterse a un campo magnético, y permitió que la rana, con un alto contenido en agua, reaccionará y se alejara del líquido colocado en el exterior.
Los 'jedis' también tienen el poder de la persuasión. Con un solo movimiento horizontal de su mano frente a la víctima, consiguen hipnotizarlo (o algo parecido) e inducirlo a hacer lo que ellos quieran. Eso sí, no todas las mentes son igual de vulnerables a los trucos mentales; algunos se resisten a ceder.
También hay una técnica real que podría asemejarse a este control mental: investigadores de la Universidad de Harvard desarrollaron una interfaz entre el cerebro de una persona y el de una rata que permitió al humano mover la cola del roedor como se ve en el siguiente vídeo.
De los midiclorianos a CRISPR para convertirnos en 'jedis'
Los midiclorianos son, según George Lucas, las criaturas microscópicas que se encuentran dentro de todos los seres vivos en simbiosis, gracias a las cuales se pueden entender los designios de la Fuerza. Según esta explicación, se podrían asemejar a las mitocondrias, pequeños cuerpos alojados en nuestras células que suministran la mayor parte de la energía necesaria para hacerlas funcionar. Tantas son sus semejanzas con las de ficción que un científico consiguió colar a tres prestigiosas revistas un estudio sobre estas células que aportan a los 'jedis' sus poderes.
En los límites entre la realidad y la ficción, la tecnología avanza a pasos agigantados, cerrando cada vez más la brecha. Gracias a la herramienta molecular CRISPR, una especie de tijeras genéticas capaces de editar o corregir el genoma de cualquier célula, el día de mañana podríamos copiar y pegar cualquier secuencia de ADN para adquirir cualidades de animales como las anguilas eléctricas o los ornitorrincos y convertirnos en auténticos 'jedis'. Ya no parece cosa de una galaxia muy muy lejana, pero lejos, de momento, sí que está. Como dijo el sabio Yoda: “Paciencia has de tener, mi joven 'padawan'”.
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