Hoy hay clase de fotografía con Annie Leibovitz; en concreto, sobre el arte de retratar. Más tarde, Stephen Curry nos dirá cómo mover la pelota como un astro del baloncesto y tirar con precisión. Si lo nuestro es el cine y la televisión, después podríamos ir a una clase de Aaron Sorkin, el guionista de El ala oeste de la Casa Blanca o La red social, y por último aplicar lo aprendido con las lecciones de actuación de Helen Mirren. Pero quien dice hoy dice mañana: todo el material está disponible en internet. Todo, sin salir de casa y con el horario que queramos.
Leibovitz, Curry, Sorkin o Mirren son algunos de los reputados nombres que forman parte de la plataforma MasterClassMasterClass. Con tres años de vida, el concepto de clases magistrales queda claro visitando sus archivos. Los trucos de escritura pueden recibirse de Sorkin, pero también de Shonda Rhimes (Anatomía de Grey) o del dramaturgo David Mamet. Serena Williams da nociones de tenis, mientras que Gary Kasparov lo hace de ajedrez. Pero no solo del ocio, arte y entretenimiento vive MasterClass: Bob Woodard, uno de los reporteros que destapó el caso Watergate, enseña periodismo de investigación, y Frank Gehry, el autor del museo Guggenheim de Bilbao, explica cuáles han sido sus fuentes de inspiración para su trabajo como arquitecto.
Las clases, de varias horas, están divididas en diferentes lecciones, y cuentan con un libro descargable sobre el mismo contenido y con otro adicional. Además, se pueden subir prácticas o preguntas para que la celebridad las responda. Así, le puedes enviar tus fotos a Leibovitz o enseñar tus diseños de moda a Marc Jacobs.
David Rogier es el CEO y cofundador de MasterClass. Junto a Aaron Rasmussen lanzó en 2015 este servicio “para democratizar la genialidad y proporcionar una plataforma que haga posible a los estudiantes aprender de los mejores”, explica Rogier a HojaDeRouter.com.
Un día, cuando era pequeño, Rogier entró en su casa quejándose de la cantidad de deberes que traía del colegio. Allí estaba su abuela, que lo sentó para contarle una historia: cuando ella era pequeña, en Polonia, tuvo que huir del país tras la invasión nazi, en la que perdió a su padre y su casa. Llegó a Estados Unidos y empezó a trabajar en una fábrica de Nueva York, pero ella quería ser doctora. Se presentó a 20 facultades de Medicina y fue rechazada en todas. Lo mismo le pasó al año siguiente, y preguntó por qué le denegaban el acceso. Solo en una fueron sinceros: era mujer, extranjera y judía. Finalmente lo consiguió y se pudo convertir en pediatra. “Me dijo que la lección de la que quería asegurarse que entendiera es que la educación es lo único en la vida que nadie puede arrebatarte”, recuerda ahora Rogier.
Estudiando un MBA en Stanford, conoció a Michael Dearing, un inversor con experiencia en el mundo de la tecnología. No había olvidado la lección de su abuela: “Quería construir algo que enriqueciera la vida de las personas y nadie pudiera arrebatar”. Durante los primeros meses, allá por 2013, se centraron en probar la tecnología, hacer test de mercado, publicidad… En la actualidad, más de 100 personas trabajan en MasterClass, que tiene su sede en San Francisco, y cuentan con 31 instructores diferentes que dan clases a un “gran y creciente” número de estudiantes de todo el mundo, aunque no da la cifra exacta; lo único que se sabe es que en septiembre de 2015 ya había 30.000 y que esta cifra era “mayor” en febrero de 2016.
Rogier tampoco aporta datos sobre ingresos o beneficios, ni quiere decir cuánto paga a sus aventajados profesores. Su modelo de negocio es por suscripción: se pueden abonar 90 dólares (unos 72,50 euros) por el acceso a una clase el tiempo que se quiera o 180 dólares (145 euros) para el acceso anual a todos los instructores. También han participado en rondas de financiación que les han aportado más de una decena de millones de dólares.
Según asegura Rogier, acceder a figuras como aquellas, pero también a la primatóloga Jane Goodall o al compositor Hans Zimmer, es sencillo porque, después de consagrar sus vidas a aprender y desarrollar alguna habilidad extraordinaria, “ahora quieren compartir lo que han aprendido con otros. Tan solo no han tenido una plataforma para hacer eso. Eso hizo el proceso de contratación más fácil”.
Un ejemplo de ello es el cocinero Gordon Ramsay, que ha conseguido más de una decena de estrellas Michelín en su carrera y que en su curso enseña desde a afilar cuchillos hasta el mejor método para preparar huevos escalfados. De origen británico, se curtió en las cocinas de su país y de Francia gracias a lo que aprendió de chefs como Joël Robuchon, con más de una treintena de estrellas Michelín. Esta ayuda se ha reflejado en un deseo de ayudar a nuevos estudiantes. “Parece a veces que el impulso de enseñar es parte integral de ser un maestro, les encanta ver el trabajo de la siguiente generación”, explica Rogier.
Entre esos maestros también ha estado Dustin Hoffman, a quien consiguieron gracias a la hija del actor, amiga de Rogier. Hoffman fue uno de los primeros en estar presente en la plataforma, aunque ya no están disponibles sus clases, como tampoco están las de Kevin Spacey, que fueron retiradas tras el escándalo que protagonizó en 2017 por acoso sexual. Lo que movió al protagonista de El graduado a participar en el proyecto fue una velada en su casa a finales de los 70, cuando el legendario actor Laurence Olivier (Rebeca, El príncipe y la corista) le contó historias de su juventud en los escenarios de Londres. Esas historias se han perdido para siempre, y el intérprete de Kramer contra Kramer quiso dejar registrado todo lo que había aprendido en su carrera.
Mientras tanto, quedan las de esos otros maestros en sus campos. A ellos se unen las del escritor de novelas de suspense James Patterson, que ha terminado tan maravillado con el nivel de los alumnos de sus clases de escritura que llamó a Rogier porque quería escoger a uno de ellos para una novela a cuatro manos. El equipo hizo un concurso y la escogida fue Kecia Ball, con la que escribió The Dolls.
De momento, los planes de futuro pasan por ampliar la variedad de temas y el número de instructores: pronto se sumarán Martin Scorsese, Ron Howard y Judd Apatow. Otros nunca serán posibles: Rogier, a quien le gustaría tener a Elon Musk, Michelle Obama o Warren Buffett en su particular claustro, piensa todos los días en lo “increíble” que sería tener lecciones virtuales con Albert Einstein o Martin Luther King. Pero hay razones para no lamentarse: “Dentro de cincuenta años, los estudiantes podrán aprender jazz con Herbie Hancock, cine con Martin Scorsese, actuación con Helen Mirren y muchos otros que están considerados como los mejores en el mundo. Estamos registrando su legado y eso es muy emocionante para mí”.
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Las imágenes han sido cedidas por MasterClass