Si bien un término tan propio de la cultura de internet aún no ha llegado a los dominios del diccionario, Fundeu sí que se atreve a definir lo viral. Según la fundación, se trata del “mensaje, idea o contenido que se transmite de forma exponencial a través de las redes sociales mediante constantes reenvíos entre los usuarios de internet”.
Aunque en esta descripción no se haga referencia alguna a la espontaneidad de lo viral, hasta ahora se presuponía. Es algo que parecía estar implícito y que los usuarios dábamos por hecho. Al fin y al cabo, ¿qué empresa iba a ser capaz de engañar a cientos de miles de personas haciéndoles creer que un vídeo había salido de la nada?
Por improbable que resulte, así sucede con algunos de los vídeos más famosos que ha dado internet en los últimos tiempos. De hecho, aquella rata que dio la vuelta al mundo arrastrando por el metro de Nueva York su trozo de pizza lo hizo con la ayuda de Jukin MediaJukin Media, una 'startup' estadounidense creada para tocar con su varita mágica los vídeos que circulan por la Red y convertirlos en auténticos superventas.
“Tenemos un equipo altamente capacitado de investigadores en Los Ángeles, Nueva York y Londres que rastrea internet 24 horas al día, 7 días a la semana”, explica Mike Skogmo, responsable de comunicación de la firma, a HojaDeRouter.com. Según nos cuenta, el objetivo de los empleados de Jukin Media no es otro que encontrar los mejores vídeos creados por los internautas y sacarles partido.
En 2009, el hermano de Mike, Jonathan Skogmo, creó este particular imperio de los vídeos caseros. A día de hoy, Jukin Media es propietaria de más de 25.000 vídeos que acumulan más de 1.500 millones de reproducciones y que han sido avistados y organizados por más de 130 trabajadores. Todo ello para conformar un negocio de lo más rentable: desde la empresa aseguran haber ingresado entre 15 y 20 millones de dólares (entre 13 y 17 millones de euros) el pasado año.
La fórmula que lleva cada vídeo a la viralidad parece realmente sencilla. Cuando el equipo de la compañía detecta un vídeo con potencial, el objetivo es hallar a su propietario, comprarle los derechos de las imágenes y comenzar a compartirlas en distintos canales de Jukin Media y de otras empresas asociadas en YouTube que, en suma, cuentan con cerca de 12 millones de suscriptores. De ahí, al estrellato. Es lo que le sucedió a aquel temerario joven que, grabando un vídeo junto a unas vías, recibió una patada del pasajero de un tren. Tras el éxito de semejante golpe también se encuentra el sello de la compañía creada por Skogmo:
No todo es tan fácil como parece. Dar con un vídeo prometedor en ese océano que es internet antes de que arrase por su cuenta puede ser tan difícil como hallar una aguja en un pajar. “Es una combinación de tecnología y metodología”, afirma Skogmo. Más allá del olfato de sus empleados, Jukin Media ha desarrollado un ‘software’ propio que analiza las tendencias y ciertas palabras clave de los vídeos para identificar la próxima mina de oro.
No obstante, Skogmo explica que esta no es la parte más compleja del proceso. Cuando un sinfín de cuentas de Vine o YouTube replican una y otra vez las mismas imágenes con caídas y golpes, lo realmente complicado es encontrar al propietario original de cada vídeo. Cuando aparece, el siguiente paso es hacerle una jugosa oferta y que la compañía pase a ser la propietaria de los derechos.
En ese delicado momento, Jukin suele poner sobre la mesa dos posibles acuerdos: o bien se hace con los derechos pagando una sola cuota, cuya cifra prefieren no desvelar, o bien ofrecen al propietario una participación en los ingresos, de forma que se repartan, al 50 %, el dinero generado por el vídeo. “En total, hemos pagado más de cinco millones de dólares [algo más de cuatro millones de euros] a los creadores de los vídeos”, cuenta el portavoz.
Para pagar semejantes sumas, esta empresa que hace las veces de mano de Midas no solo saca el dinero de las numerosas reproducciones en YouTube, sino que lleva el negocio de la viralidad un paso más allá. Así, la mayor parte de los ingresos de Jukin proceden de la venta de licencias para que estos vídeos, ya convertidos en verdaderos éxitos de la Red, sean emitidos en televisión.
De hecho, ese fue el origen de la compañía: Jukin Media nació para facilitar que los creadores de vídeos pudieran cobrar a las televisiones por usar sus imágenes. No en vano, el propio Jonathan Skogmo trabajaba en uno de esos programas que recopilan vídeos de golpes y caídas, y su trabajo no era otro que buscar más material.
Años después, la polémica está servida: ¿es verdaderamente viral el contenido que circula por la Red o solo son buenos vídeos que han contado con toda una campaña de promoción por parte de una empresa? “Lo que hay que recordar es que, para que algo sea viral, tiene que ser un gran vídeo”, opina Skogmo.
Ni siquiera su empresa puede hacer que un 'clip' aburrido se convierta en un fenómeno mundial. La especialidad de la casa, simplemente, es multiplicar la repercusión de un vídeo que ya tiene los mimbres adecuados. Hacer que lo vean millones de personas en lugar de solo unos pocos. Siempre “mientras se asegura que sus propietarios reciben una compensación justa”. Y ellos también, claro.