Hasta 2012, la Red del país gozaba de bastante libertad, pero la ola de protestas en Moscú – coordinadas a través de redes sociales por activistas de la oposición que, incluso, consiguieron recaudar fondos para la causa – preocupó seriamente al Gobierno, que se ve cada vez más incapaz de controlar el universo cibernético y sus posibles consecuencias. Lo explica a HojaDeRouter.com Ilya Ponomarev, uno de los líderes de la oposición y miembro del Parlamento Federal.
La respuesta del Kremlin no se ha hecho esperar. Desde leyes cada vez más restrictivas hechas expresamente para limitar internet hasta el control, más o menos indirecto, de los principales gigantes de la Red rusa. Todo queda sometido al poder estatal. Es una situación que preocupa cada vez más a opositores, blogueros, periodistas y defensores de los derechos humanos.
Los medios digitales se habían convertido en el único espacio libre del control gubernamental, sobre todo cuando a partir de 2001 el Kremlin comenzó a tomar el control de la televisión y los medios impresos de forma gradual. El equipo de Amnistía Internacional en Rusia realiza una advertencia: el espacio público para el activismo y el futuro de los medios de comunicación independientes corre un grave peligro.
Comprando el Facebook y el Google rusos
A diferencia de lo que sucede en países como España, los servicios de internet más populares en Rusia son autóctonos y, aunque también se utilizan servicios extranjeros, muchos ciudadanos prefieren utilizar los propios. Yandex es el buscador más popular – con el 60% de las búsquedas -, por delante de Google; Odnoklassniki y Vkontakte son las redes sociales más utilizadas, mientras que Facebook queda relegada a la cuarta posición. Mail.ru es el principal servidor de correo y Gmail ni siquiera ocupa el segundo lugar. Su plataforma de blogs por excelencia es Livejournal y Wordpress apenas es conocido.
El problema es que, de todos estos servicios, solo Yandex goza de “relativa independencia”, explican Ponomarev y Alexander Plushev, bloguero y periodista en la cadena de radio Echo Moskvy. El resto de servicios están en manos de grandes hombres de negocios leales a Vladimir Putin y que, según el opositor, “han iniciado una cooperación silenciosa con el Kremlin y con los organismos de seguridad”.
Según Ponomarev, la ciudadanía aún no se ha percatado de esta situación, que solo será visible cuando el Gobierno establezca un control realmente férreo, algo que “sucederá cuando el malestar social sea visible” en las calles. De momento, y como explica el también bloguero y periodista Elia Kabanov, es una buena forma de regular y censurar las comunidades en línea desde dentro. Algunos de los servicios digitales que han pasado a estar bajo su mando últimamente son Livejournal y Vkontakte. La red social fue comprada por un multimillonario ruso con estrechos vínculos con el Kremlin que actualmente posee el 48% de la compañía.
A golpe de legislación
Leyes contra el terrorismo, el extremismo o la pedofilia se han puesto como excusa para vetar y castigar a opositores y periodistas críticos, explica Plushev. En marzo de 2014, las autoridades bloquearon tres de los principales portales independientes del país (Grani.ru, Kasparov.ru y EJ.ru). Lo hicieron amparándose en una ley que había entrado en vigor un mes antes y que autorizaba al fiscal a bloquear el acceso a sitios web sin orden judicial si pudieran contener contenidos extremistas o llamaran a la participación de reuniones públicas no autorizadas o disturbios masivos.
El marco legal se complicó especialmente tras la anexión de Crimea y la aparición del movimiento armado en Ucrania. Amnistía Internacional explica que fue entonces cuando se aprobaron varias leyes que restringen severamente la libertad en internet e, incluso, imponen sanciones administrativas y penales significativas como una forma de controlar todo lo que se publica con respecto a ambos temas. Mientras tanto, el gobierno difundía de forma sistemática propaganda contra Ucrania a través de la televisión y los periódicos.
También se pretende prohibir almacenar datos personales de ciudadanos rusos en servidores ubicados fuera del país, una ley que se aplicará a los servicios de correo electrónico, redes sociales y motores de búsqueda como Facebook y Google y que entrará en vigor en 2016. Plushev cree que puede ser una forma de intentar expulsar del país a los servicios americanos de internet, “puesto que es algo que ya se hizo en China”.
Se contemplan penas de prisión de hasta cinco años para aquellos que exhiban comportamientos extremistas en internet, así como aquellos que compartan o respondan a los mensajes extremistas de otros. Asimismo, aquellos blogueros con más de 3.000 visitas únicas al día serán obligados a registrarse en el Roskomnadzor, la agencia estatal de supervisión de medios.
Por otro lado, se han lanzado varias propuestas legislativas que incluyen sanciones administrativas y legales para los dirigentes de aquellos medios que permitan la publicación de información antirusa, falsa, proporcionen medios de apoyo a los extremistas enemigos del país o a los separatistas.
Por otro lado, se ha propuesto reducir la participación extranjera en medios de comunicación rusos del 50 al 20% con varios proyectos de enmienda a la Ley de Medios de Comunicación, lo que implicaría que tanto los extranjeros como los apátridas o ciudadanos rusos con otra nacionalidad se vieran sometidos a esta medida en caso de querer participar en la fundación de algún medio. Se trata de una ley que entrará en vigor el 1 de enero de 2016.
Queda mucho por determinar, pero las decisiones parecen sólidas. Ilya Ponomarev cree que estas legislaciones pueden utilizarse en cualquier momento para poner fin a cualquier servicio o portal. Los directores de esos medios y servicios son conscientes, e incluso algunos de ellos están empezando a autocensurarse y a cortar las alas a sus usuarios para salvar el negocio.
Efectos secundarios de navegar por la Red rusa
¿Cuáles podrían ser las consecuencias para aquellos activistas y políticos contrarios a estas medidas? “Es impredecible”, asegura Plushev. “A veces persiguen un post o incluso un retuit y otras pasan por alto cosas que deberían ser muy graves”, añade Plushev. Elia Kabanov tiene claro que, de momento, los medios online son el último lugar que los miembros de la oposición tienen para hablar libremente. Sin ellos, y con medidas restrictivas como las que se están empezando a negociar, la libertad de expresión en Rusia quedará gravemente dañada.
De momento, y para intentar salir del paso, los opositores utilizan tecnologías sencillas que permiten burlar estos controles y que son legado de aquellos que tuvieron que abandonar Rusia por algún motivo político. No obstante, “su uso en el país es mucho más limitado que en Oriente Medio y China, puesto que los ciudadanos rusos aún no han asimilado el grado de control estatal al que se está viendo sometida la Red”, explica Ponomarev.
“Es algo que no tardarán en ver”, asegura. Las leyes y el control que los amigos del Kremlin ejercen sobre internet tienen la clara intención de sofocar la “disidencia en línea”, como asegura Amnistía Internacional, pero aún hay personas, como Plushov, que mantienen la esperanza. El bloguero cree que la Red es demasiado grande como para poder controlarla plenamente. Aunque ejemplos cercanos como el de China y la censura de sus protestas actuales permiten pensar que las cosas no serán tan diferentes para su país vecino.
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