Cine sobre ruedas y otras locas ideas de los gigantes para el coche sin conductor
Miles de Fiat Chrysler Pacifica podrían circular en los próximos meses sin que nadie mueva el volante. Waymo, la compañía de coches autónomos propiedad de Google, los adquirirá para expandir su flota de vehículos sin conductor. Hasta ahora disponía de 600 monovolúmenes de ese modelo, que ya ha puesto a prueba con el asiento del piloto vacío como parte de su plan para lanzar un servicio de transporte sin chóferes humanos.
Mientras tanto, dos de los principales ingenieros que habían desarrollado los coches sin conductor de Google acaban de presentar un diseño bastante diferente: Nuro, un automóvil de aspecto futurista, sin ventanillas y con una suerte de enorme asa sobre la que se sitúa un lídar que hace las veces de ojo. En lugar de trasladar a personas, transportará comida y otros bienes que se encargará de repartir por su cuenta.
Tirando de ingenio, los impulsores de la conducción autónoma están desarrollando robots de cuatro ruedas aparentemente disparatados, con originales fisonomías y capacidades muchas veces propias de la ciencia ficción. Un ejemplo de ello es el singular vehículo policial autónomo del que Ford acaba de conseguir la patenteacaba de conseguir la patente, capaz de detectar si un coche excede la velocidad permitida, entre otras habilidades, él solito.
Ford: de coches que evitan los robos y esconden salones
Identificar a los infractores de las normas de tráfico, captar una imagen, reconocer quién va al volante “si un humano está conduciendo el vehículo”, “determinar si emitir una advertencia o una multa” y comunicarla e incluso recibir entrenamiento para encontrar buenos escondites desde los que atrapar mejor a los infractores pasando desapercibido son algunos de sus trucos.
Gracias a sus múltiples sensores (radar, ultrasonidos o lídar), sus cámaras de vigilancia, su sistema de comunicación inalámbrica o un potente procesador que ejecuta herramientas de machine learning, Ford ha ideado un vehículo que parece inspirado en el televisivo Kitt de El coche fantástico.El coche fantástico
No es la primera vez que la veterana compañía estadounidense registra un vehículo así de sorprendente. La empresa ya había patentado un sistema para luchar contra los que se saltan las leyes. Haciendo uso de cámaras y radares y con una red neuronal entrenada para identificar comportamientos agresivos, como “alguien llevando una máscara o portando un arma como un cuchillo o una pistola o un perro mostrando sus dientes”, el vehículo sería capaz de detectar el peligro y actuar en consecuencia.
Grabar la amenaza, cerrar sus puertas, emitir una advertencia a los ocupantes del vehículo o tocar el claxon son algunas de las medidas que podría tomar el coche si creyera que lo van a robar. Además, siendo capaz de conducir de forma autónoma, podría “alejarse automáticamente de una amenaza” dejando al ladrón anonado.
Pero Ford no parece desear solo que nuestro coche sepa defenderse, sino también que nos entretengamos a bordo. Hace unos meses, presentaron la patente de un “vehículo autónomo con interior reconfigurable” que incluye la posibilidad de que los asientos delanteros giren 180 grados y miren hacia atrás. Así, sus ocupantes viajarán en una suerte de salón sobre ruedas ideal para reuniones de negocio.
Ford también patentó hace unos años un “sistema de entretenimiento” peculiar por contemplar diferentes modos de conducción. Si el coche circula sin conductor, se proyecta contenido multimedia sobre la parte interior de la luna del vehículo, convirtiéndola en una suerte de cine. Sin embargo, cuando un conductor lleva las riendas, se despliega una segunda pantalla para el resto de ocupantes.
En esa misma línea, a la empresa estadounidense se le otorgó hace unos meses la patente de un volante y unos pedales extraíblesun volante y unos pedales extraíbles. Mientras la máquina estuviera al volante, los accesorios podrían retirarse por comodidad, pero en caso de necesidad ahí estarían para “permitir al ocupante de un vehículo asumir al control”.
Si sus inventos llegaran a hacerse realidad, Ford se las tendría que ver con otras marcas como General Motors, que ya trabaja para fabricar coches sin volantes ni pedales en 2019.
Google, entre las empresas que más patentan
Ford no es la única empresa que patenta originales diseños para los automóviles del porvenir. Según un estudio de Oliver Wyman y la Organización Mundial de Propiedad Intelectual, doce de las empresas líderes del sector (entre las que no incluía a Ford) presentaron 1.200 patentes relacionadas con los vehículos autónomos entre 2012 y 2016.
Un tercio no fueron registradas por las tradicionales empresas de automoción, sino por empresas tecnológicas. De entre las analizadas, Audi se llevaba la palma (con 223 patentes), seguida muy de cerca por Google (221), BMV (198), Daimler (159) y General Motors (141).
La importancia de esas patentes para Google ha quedado clara en la guerra que libra contra Uber, a la que demandó acusando a Anthony Levandowski, exingeniero de la compañía, de robar más de 14.000 documentos secretos antes de entrar a trabajar en Otto, una startup de camiones autónomos adquirida por el gigante del transporte colaborativo. En un primer momento, los de Mountain View afirmaron que la empresa había violado varias patentes de Waymo, si bien ahora ha retirado esas acusaciones y se ha centrado en denunciar el robo de sus secretos comerciales en un juicio que comienza hoy en San Francisco.
Más allá de ese conflicto, lo cierto es que Google también ha patentado unos cuantos conceptos curiosos para sus coches sin conductor. Ya en 2012 registró un sistema para que el coche pueda comunicarse con los peatones y, de ese modo, evitar accidentes: una serie de pantallas luminosas dispuestas en la carrocería del vehículo y unos cuantos altavoces servirían para indicar a los viandantes si es seguro o no cruzar, entre otros mensajes. Una propuesta tan útil como poco atractiva estéticamente, ya que, en los diseños de la patente, los coches parecen estar cubiertos de publicidad.
La seguridad de los viandantes es una de las mayores preocupaciones del gigante. Hace unos meses patentó un sistema para reducir los daños a los viandantes tras un atropello: un capó al que se adhieren los peatones cuando el vehículo choca contra ellos. Gracias a un adhesivo sobre su superficie, se evitaría que salieran disparados, ya que al estar literalmente pegados al vehículo cual moscas a la miel, este podría detenerse lentamente sin lastimarlos.
Más delirante aún es su propuesta para desarrollar coches blanditos con el fin de no lastimar a los peatones tras un impacto. Según otra de sus patentes, el vehiculo podría contener “miembros de tensión” como cables, varillas o muelles para que el vehículo sea menos rígido. Así, podría identificar y responder a una potencial colisión alterando la tensión que se aplica a esas piezas. Si un ciclista está a punto de estamparse contra el capó, por ejemplo, los sensores lo detectarían y el flexible vehículo amortiguaría el impacto.
El sistema antimareo de Uber
Uber también ha imaginado curiosos dispositivos pensando en la comodidad del conductor. Hace poco se publicaba la patente de un “sistema de estimulación sensorial” para que viajar en los coches autónomos de la firma no nos produzca náuseas.
En muchas ocasiones, la desconexión entre lo que ven nuestros ojos y lo que percibe nuestro sentido del equilibrio hace que nos mareemos, una molestia que empeora si estamos distraídos con actividades diferentes a mirar por la ventanilla.
Para subsanar el problema, Uber ha concebido mecanismos para que el coche vibre al desacelerar, modifique la dirección o intensidad del flujo de aire en su interior con el fin de que el cerebro de los ocupantes asocie una corriente con los movimientos del vehículo, o les comunique las acciones que va a realizar por medio de pantallas e indicadores luminosos situados en la cabina.
Es difícil predecir qué proyectos saldrán adelante, pues muchas de esas patentes podrían quedarse en solo ideas disparatadas en la peculiar carrera de los gigantes por dominar los coches sin conductor. En cualquier caso, los robots de cuatro ruedas prometen darnos más sorpresas que ver como el volante gira solo. Y esa ya es demasiado futurista para muchos...
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Las imágenes de este artículo son propiedad de Ford, Google y Wikimedia Commons