Reflexiones sobre emprendimiento. Una charla al mes con un emprendedor, profundizando en su historia desde el punto de vista más humano para entender su trayectoria profesional. Nexo es un proyecto audiovisual sin ánimo de lucro y de libre difusión.
“Hay que entender que la cultura de los créditos no está solo en los bancos”
“Creo que estamos haciendo una revolución auténtica”, asegura Jean Claude Rodríguez. Este barcelonés instalado desde hace dos años en San Francisco es considerado como uno de los emprendedores sociales con más impacto y su último proyecto, Puddle, puede romper los esquemas de la sociedad.
Todo gracias a los microcréditos, un modelo por el que Rodríguez se interesó hace casi dos décadas por tener una serie de características que le cautivaron: permite apoyar a los emprendedores en función de su idea y no de las garantías tradicionales, sirve para ayudar a los que más lo necesitan y, como él mismo destaca, tiene un componente social al hacer factible que, dentro de una comunidad, unos colaboren con otros.
Antes de llegar al mundo de los microcréditos y mucho antes de aterrizar en Silicon Valley, Jean Claude Rodríguez aprendió durante su etapa universitaria a pasar hambre. Lo hizo viajando por Europa con lo justo, trabajando para vivir. En ese período, Rodríguez hizo fotocopias en un banco, vendió periódicos en un semáforo y descubrió “que no se necesita tanto”.
Fue aquella etapa y su empatía con la gente que lo rodea la que le llevó a hacer de los microcréditos no ya parte de su trabajo, sino su filosofía de vida. Al fin y al cabo, ve en este modelo que él mismo estudió en varias comunidades indígenas de Guatemala una forma de cambiar el mundo.
“Para la revolución, hace falta que endentamos que la cultura de los créditos no está solo en los bancos”, explica.
De ahí que Rodríguez creara Puddle, una plataforma ‘online’ que permite a cualquier persona acceder a un crédito basándose en su círculo de confianza: cuanto mayor sea su red, a más dinero podrá tener acceso.
Después de recibir dos millones de dólares de inversión (algo más de un millón y medio de euros), Puddle se ha convertido en un prometedor proyecto. No obstante, encontrar inversión no ha sido sencillo. “A veces, la tenacidad es más importante que el talento”, explica Rodríguez.
De lo analógico a lo digital
Ya antes de crear la plataforma web, este economista creó varios grupos ‘offline’ que funcionaban con este modelo en el que “el juicio del banco se sustituye por la confianza de la comunidad”, en lo que él mismo denomina como “la nueva banca”.
Así, tras volver de Guatemala, Rodríguez adaptó el funcionamiento de aquellos grupos indígenas a la realidad barcelonesa del año 2002. Su grupo de amigos creó, de pronto, un fondo común para que cada uno utilizase el dinero cuando lo necesitase, con la condición de devolverlo mes a mes y con un 6% de intereses, sin tener que dar explicación alguna y, por supuesto, sin bancos de por medio.
Años más tarde, llegó la hora de añadir tecnología a los grupos que ya había creado, haciendo así escalable este nuevo sistema crediticio.
Fue así como nació Puddle, una plataforma que, tal y como explica su creador, puede necesitar cualquier persona. Él mismo se sirvió de estos microcréditos para poder llegar a San Francisco e instalarse allí con su familia hace un par de años.
Su secreto no ha sido otro que no tener miedo a hacer cosas y lanzarse mientras disfruta con ilusión los cambios que se viven en el mundo y el poder que se le está dando a la ciudadanía. ¿Su consejo para el resto? “Haz cosas, no lo pienses y no planifiques tanto”.
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